miércoles, 10 de enero de 2007

MANABÍ HISTÓRICO, DEL CONOCIMIENTO A LA COMPRENSIÓN DE TATIANA HIDROVO



(Comentario)

Willington Paredes Ramírez

Leo, hablo, pienso, interpreto y analizo como historiador. Ese es mi oficio, actividad y el horizonte de mi ejercicio intelectual y profesional. Esta aclaración es también una toma de posición y un modo de comprender. Precisamente por esto la historia se me presenta como un proceso y una construcción social. La historiografía es un discurso y un recurso reconstructor, cognoscitivo y un logos que usamos para reconstruir las diversidades que configuran la trama social.
Nuestra disciplina y el ejercicio de esta busca hacer inteligible lo que la sociedad crea, procesa, cambia, revisa y transforma en su incesante movimiento temporal. Perseguimos reconstruir lo social en su ciclo de larga duración. Por eso siempre se ha dicho que la historia, como discurso y recurso social de reconstrucción racional de una realidad pasada es y supone una forma determinada de posición, frente a lo social. También de percepción y representación de la variedad y diversidad de relaciones sociales que tejen su trama, escenario, actores y proyectos.
Por lo tanto, desde esta perspectiva siempre supondrá una determinada lectura, reproducción e interpretación de lo social. Procede como otras ciencias y disciplinas que tienen otras lecturas de lo social, aunque no de histórico, que es nuestro ámbito. La diferencia está en que la historia, y los historiadores, siempre buscamos acercarnos para reconstruir la pluralidad de lo social. Solo así pueden estudiar la superficie y analizar el fondo de los procesos, proyectos y actores.
Un libro de historia o un ensayo de historiografía deben buscar esas pluralidades (internas y externas), las multiplicidades diversas de lo social. Tiene que abrirse paso (a veces contra mitos, creencias y tradiciones) para percibir, captar, conocer y reconocer esa variedad de expresiones y laberintos por donde suele ir y ocultarse lo social. También debe buscar lo que la gente imagina que es lo social cuanto y los imaginarios sociales de los pueblos y los hombres en la historia.
El libro de Tatiana Hidrovo es un libro de Historia porque se refiere a la realidad social manabita y de historiografía porque quiere reconstruir esa temporalidad en su “Manabí Histórico”.
Su estudio y colección de ensayos no son una crónica lineal. En esto somos socios. Los cronistas están cerca del periodismo, y aunque Tatiana proviene de esa línea no hace reseña cronológica ni presenta noticias y comentarios periodísticos. Ella hace historiografía porque pregunta, interpela, interpreta, analiza y busca comprender. Ella pone la pregunta, busca las respuestas y reconstruye parte de la socializada manabita.
Es la nueva historiadora que hurga en el Manabí histórico, el de “larga duración”, como dice Braudel. Lo hace para construir su “Manabí Histórico”. Es la investigadora que pregunta al pasado y al presente de Manabí. Y lo hace porque Manabí sufre un largo proceso de ausencia interrogadora y hermenéutica. Tatiana no dice que Manabí tiene y es historia, por eso debemos historiar sobre sus procesos sociales. Preguntar hoy sobre Manabí es atreverse a conocer a los otros costeños, a los del pasado y a los que en esa época estuvieron en relación con otros.
El libro de la Dra. Hidrovo desecha la crónica, el relato lineal, el comentario fácil y la banal chismografía historiográfica. Estudia, investiga, habla y analiza en el tiempo pero no hace cronología: busca comprender y hacer comprender.
Ella opera con la seriedad de la investigadora que quiere descubrir la trama social de su Manabí. El subtítulo del libro “Manabí Histórico” ya lo dice: “Del conocimiento a la comprensión”. Aquí está definido su camino, tarea y objetivo: reconstruir lo social manabita para conocer y que todos comprendamos ese pasado social de Manabí.
En este subtitulo ya hay una ubicación historiográfica y una definición epistemológica y paradigmática. Dice lo que es, lo que hace y, además lo que se propone conocer y comprender. En ese acto de doble acción cognoscitiva busca trasmitir aquello que conoce y comprende a sus coterráneos manabitas. Los invita a mirarse en el ejercicio oculto de su ejercicio historiográfico, renovado, crítico y original. Ella lo dice acertadamente: “este es un ejercicio hermenéutico” (p.13). Claro, su trabajo y reconstrucción historiográficas se nos presentan como hechos y procesos descubridores y develadores de ese pasado manabita.
Ella condensa su proyecto de búsqueda y reconstrucción historiográfica. Todo está en función de ir hacia “la comprensión”. El libro y su argumentación, sus temas e interpretación, dicen mucho de un trabajo serio, explicativo, analítico que sirve para comprender y “dar a comprender” su lectura del proceso sociohistórico manabita. Es la manabita que hurga, interroga, busca, encuentra e interpreta los signos, caminos y lenguajes del pasado social del Manabí histórico, el que se vive y poco se comprende.
En este libro los manabas han presentado un producto de gran calidad en el diseño y en la diagramación. En los contenidos e interpretaciones, puede haber algunas cosas con las cuales se puede discrepar. Pero, esto no forma parte de un ejercicio público sino de un trabajo de interlocución interno por lo que, lo que hoy valoramos.


*Fragmentos extraídos de la revista libro Cyberalfaro # 8.

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