jueves, 27 de diciembre de 2012

ASOMARSE AL PASADO Y CAMINAR EL FUTURO

Cyberalfaro: el comienzo
En “Mar Abierto” hay horizontes y recorridos de trabajo dedicado al proceso editorial, que lo identifican con la razón de ser de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí: el conocimiento, logrado mediante la investigación para aplicarlo, para vincularlo con la colectividad, expresándonos en términos de nuestra cultura, la cultura manabita repensada en función del país, de Latinoamérica, integrándose con otras casas editoriales universitarias e integrando investigadores, académicos, autores y escritores de nuestras y otras latitudes. Trece años no son simples números si hablamos desde la edición y las publicaciones, la revista-libro Cyberalfaro nació con la editorial Mar Abierto, pasó de producto cimiento a símbolo de una marca ya reconocida en un mercado exigente y competitivo. Al asomarnos a sus inicios reconocemos en nuestra conciencia el salto de un pensamiento lúdico a otro analítico, y vaya que lo logramos. Al llegar al número 24, los temas académicos y de investigación nos asocian no solo con nuestro entorno, buscan la identificación con otras voces, que nos proyecten e integren la cultura, la ciencia, el arte y la profesión en una sólida formación.

Los logos de nuestro departamento y nuestro sello editorial.
 
De la marca a la imagen empresarial
Por su crecimiento y desarrollo el sello “Mar Abierto” busca nuevos cauces para acoger más autores con sus textos. Las estrategias no se hacen esperar, creamos el sello “Tintácida” para abrir espacios a la Literatura alternativa juvenil, mientras que el sello “Alma Máter” hará publicaciones de los textos académicos de Educación Superior. También para la literatura infantil dispondremos del sello “Juan Marinero”.
Con el fin de cumplir con planes de trabajo, procedimientos que regulan la calidad, pertinencia de temas, originalidad y ética en los textos y dado el volumen de publicaciones programadas se han creado desde un Consejo Editorial General, integrado por miembros internos y externos, entre los que constan destacados escritores y académicos, hasta los Consejos Editoriales Especializados, distribuidos así:
-          El Lcdo. Alexis Cuzme será el editor para los textos de poesía y narrativa.
-          El Lcdo. Guido Vásconez editor de los textos de Educación Superior
 -          En calidad de editor invitado participará en dos ediciones especiales de Cyberalfaro y REUPDE, el Lcdo. Patricio Lovato.
Joselo Márquez, Alexis Cuzme, Carla Mendoza,Manuel Gil, Ubaldo Gil, Anyela Rivas, Patricio Lovato y Gino Zambrano. 

Lo que viene en el 2013
Entre las nuevas publicaciones programadas para Enero y Febrero del 2013 constan:
“Fundamentos de Derecho Penal” compendio jurídico, de Lenin Arroyo Baltán
“Los herederos del lenguaje” entrevistas a escritores, de
Clara Medina
“Alfaro y Plaza. Pasión y traición” novela histórica, de Gino Martini
“Códice del General” novela histórica,  de Gino Martini
“Salud, arte de pensar” ensayo reflexivo, de Fernando Donoso.
“Culo Flaco” novela juvenil de Marco Martínez;
Otros que los haremos conocer.
Esperamos el 2013 con grupos solventes entre investigadores, académicos, autoridades, escritores y encargados del proceso editorial, unidos por el pensamiento y la razón en cada tarea de creación. Fijaremos espacios de acercamiento y estímulo para con los lectores y nos uniremos a los objetivos y metas de nuestra universidad que nos cobija.

Una mirada a Miguel Donoso

Por: Freddy Solórzano
Hace un par de meses leía una entrevista a Miguel Donoso que se publicó en El Comercio y donde se señalaba la dificultad que tiene el escritor para movilizarse debido al mal de Parkinson del que sufre. Por eso vive casi siempre sentado.
Y me imaginó a Donoso rodeado de libros en su casa en Guayaquil conversando con David Sosa quien escribió “El encanto del Adiós”.
Me imagino a ese Miguel Donoso de 81 años que se ha pasado su vida escribiendo ensayos, novelas, cuentos, críticas literarias, artículos periodísticos, obras para títeres y dirigiendo talleres de literatura entre México y Ecuador, sus dos patrias. Y veo a un Miguel Donoso que todavía jode a la vida como cuando dice que la mejor entrevista que ha dado se lo hizo Roberto Bonafont: “él habló todo el tiempo, yo no dije ni pío. ¡Una maravilla!”.

Freddy Solórzano mientras analizaba el libro "En encanto del adiós".
Y también me imagino a David Sosa con 40 años menos que el maestro, escuchándolo, preguntando y repreguntando, indagando y despejando las dudas para que pueda parir luego “El encanto del Adiós” que es un libro entretenido y que se lee con entusiasmo.
Ernesto Sabato decía que la muerte de un viejo sabio se puede comparar a la desaparición de toda una biblioteca consumida por el fuego. Es el fin de un conocimiento.
Y Henry Miller en “Los libros de Mi Vida” repasa a los escritores y libros que lo marcaron. Y esa obra tiene un capítulo dedicado a los libros vivientes: que son hombres de carne y hueso que tienen lecciones que dar para el arte.
El legado de Miguel Donoso no solo es visible por lo que escribió sino también por lo que enseña y sus talleres de literatura son un ejemplo de aquello.

Público asistente al acto.
El libro “El encanto del Adiós” sigue la huella de Donoso, el literato. Empieza con el pequeño Miguel que vivió hasta los 11 años junto al mar y que quería ser marinero como su padre. Pero el padre le dijo que no había nada cierto en esa visión romántica del marino. “Mi padre me decía, recuerda Donoso, que eso de que en cada puerto había un amor era mentira, lo que había en cada puerto eran putas”.
“El encanto del Adiós atrapa no solo por su buen manejo narrativo, sino también porque el personaje de Miguel Donoso es interesante y siempre es bueno saber qué tiene que decir como cuando estudió derecho y se dio cuenta que no podía sacar ni a un preso de la cárcel aunque tuviera la llave de la celda en sus manos, porque lo de abogado de la República en libre ejercicio no iba con él. O el año que estuvo en prisión por ser comunista o el viaje a Cuba de Fidel. Y los 18 años en México que fueron muy fecundos y su regreso a Ecuador. Esta biografía mezcla literatura con periodismo un campo en el que David Sosa se mueve como pez en el agua.
En un buen libro de biografía que se precie, las consideraciones y licencias personales han de dejarse un tanto de lado y dejarse más aconsejar por la pluma que por la emoción, la admiración y el entusiasmo.

Freddy Solórzano.
Miguel Donoso no es una figura lejana para Manta aquí también formó un taller de literatura. Y trajo a la ciudad la misma pedagogía. Exigió a los talleristas que echen al tacho de la basura la crítica del gusto. En los talleres de Donoso estaba prohibido decir “Me gusta o no me gusta”; se decía: “Está bien o mal escrito”. No interesaba ni la ideología del autor, ni sus preferencias sexuales o políticas. El 21 de diciembre se acaba el mundo, es decir el viernes de la próxima semana, según una predicción maya que se cacarea en las calles y en los medios de comunicación. Pero hay otra predicción de la que se habla hace mucho: la muerte del libro y sobre aquello Donoso tiene una opinión: “La muerte del libro se ha venido anunciando desde hace tanto tiempo que yo he llegado a la conclusión de que el libro es inmortal. Pienso que no va a poder ser sustituido por nada, es como querer sustituir a la mujer por la masturbación. Al libro se lo toca, se lo goza, se lo palpa; el libro es un objeto de cultura, es imposible que desaparezca. Uno lo subraya, hace anotaciones, lo convierte en otro texto, en uno leído por uno. Yo creo que los libros son infinitos, no van a terminar nunca”. Una parte de Donoso se lo presenta en “El encanto del Adiós” y allí se puede ver sus medidas intelectuales. Porque siempre es placentero conocer a un libro viviente.
Texto leído el jueves 13 de diciembre en el auditorio del Vicerrectorado Académico en el marco de la presentación de los últimos libros publicados por Mar Abierto.

Miguel Donoso, una pasión marinera

Por David Sosa
Toda biografía aspira siempre a la condición de historia. Fue Plutarco, uno de los historiadores más agudos de la Antigüedad, quien descubrió que la historia concebida con amenidad de una pieza de ficción no solo se dejaba leer mejor, sino que la hacía un documento lleno de gracia y encanto.
No por gusto algunas de las piezas históricas de Plutarco sirvieron como modelo a Shakespeare, sobre todo en Julio César y Marco Antonio y Cleopatra, un dramaturgo que se tomaba sus licencias, pero que escribía como todo un historiador.
David Sosa, periodista y escritor cubano, escribió durante un año el libro “El encanto del adiós”, libro que fue presentado la semana pasada en Manta y Guayaquil.
 
La biografía, como género literario “puro”, murió con Stefan Zweig, Edmil Ludwig y Andre Maurois, pero solo para renacer en otro tipo de biografías: híbridas y heterodoxas, inclasificables, saltando de un género a otro felizmente, como la liebre en un bosque de lechugas.
Cuando le puse punto final a este libro, empecé a romperme la cabeza pensando en qué etiqueta iba a llevar en la solapa. ¿Biografía? ¿Ensayo? ¿Tal vez “biografía literaria”? El dilema fue resuelto por mi editor, Ubaldo Gil, quien clasificó el libro para la colección Almuerzo Desnudo, como narrativa. Voila ¡
Y así como narrativa es que prefiero sea leído mi libro marinero y gitano. Porque “El encanto del adiós” no es una biografía, ni un ensayo literario, ni una crónica de viajes, ni una hagiografía, ni una ficción pura… pero es todo eso a la vez. O al menos, yo quiero creerlo así. Un libro donde todo es rigurosamente cierto (gracias Truman Capote), pero que puede leerse como una novela (gracias Daniel Pennauc). Una de aquellas de Conrad  (o de Jack London) donde los héroes eran marinos curtidos, aventureros que juegan al póker con el destino, sacándole un as a la muerte.
Ya lo dijo García Márquez hace unos años cuando publicó sus memorias, Vivir para contarla. “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla”. Cuando Miguel Donoso Pareja comenzó a escribir las suyas, descubrió que ya no sabía cuánto de verdad había en los episodios que contaba y cuánto de mentira. A Donoso le gusta citar una carta de Flaubert a Louis Colette, donde la cuestión quedó zanjada así: “Todo lo que inventamos es cierto: puedes estar segura. La poesía es tan precisa como la geometría. Mi pobre Bovary está sin duda sufriendo y llorando ahora mismo en veinte pueblos de Francia”.
David Sosa, Miguel Donoso Pareja, Medardo Mora, Blanca Anita Franco de Vernaza y Pedro Vincent muy atentos a las palabras de Ubaldo Gil, director de Mar Abierto.
 
Por eso es que este libro lleva como intertítulo La vida literaria de Miguel Donoso Pareja. Es decir, los principales episodios de su vida, inclusive los más dolorosos, están entrelazados con la forja creativa de cada libro suyo. Las obsesiones temáticas, fluctuaciones de estilo, paso de un género a otro, juegos experimentales están registrados a la par que su trepidante vida. Marinero, titiritero, profesor, abogado sin título, jurado de premios literarios, exiliado, comedor de tacos, bebedor de tequilla, Don Juan, fundador de talleres , polemista, Quijote, jodedor irredento. Pero sobre todo, escritor: de poesía, novela, cuentos, ensayo, artículos periodísticos, de todo como botica, producidos en más de cuarenta años de trabajo.
La portada del libro "El encanto del adiós".
¡Cuántas veces le he escuchado decir a Miguel en la sala de su casa que él es un escritor muy conocido, pero poco leído! No sé hasta qué punto sea eso verdad, o simplemente una de sus exageraciones rabelesianas. De lo que sí tengo absoluta certeza es de que un personaje como él, con todos sus contrastes, es el premio gordo de cualquier narrador (o biógrafo), que ha podido abastecerse de una materia prima bien dispuesta y contarla con las mismas técnicas de las mejores piezas de ficción.
Me doy por bien servido si este libro les sirve a ustedes para descubrir algunas de las muchas claves de su carpintería secreta de escritor. Si en alguno de mis capítulos aparece un destello que ayude a localizar la cueva secreta de Krelko, la marca del whisky que bebía La tía María, el punto G de Gudrun, las ilusiones perdidas del ´Chico Silencio´, el enigma de Henry Black, la pena recóndita por la muerte de Leonor y el recuerdo de Helena, aquella muchacha en Alcalá de Henares.
Hace poco una periodista de Manta me preguntó por qué me siento identificado con un hombre de 80 años. No tuve que pensar mucho para responderle que considero a Miguel Donoso Pareja como mi contemporáneo, mi ekobio de la secundaria, mi bróder de la universidad, mi pana de barrio, mi cuate de cantina, mi acere de solar, mi edu del estero. Me identifico con sus sólidos e insobornables principios literarios, con su experiencia verbal, su vida gitana, su curiosidad, su genio marinero, sus ganas de joder y su pasión por la vida.
A la misma periodista de Manta (que publicó toda una página en Cultura para celebrar este libro y no un cintillo perdonavidas, al lado de las bellezas siliconadas y los señorones bebiendo vasos de whisky en los cocteles de saciedad) le confesé que, mientras lo escribía, pensaba en varios modelos. Las crónicas híbridas de Plinio Apuleyo Mendoza sobre García Márquez; El Adiós, poema de Jorge Edwards sobre Neruda; la semblanza de Paul Theroux sobre el premio Nobel Naipaul; y por último, pero no de último, El viaje a la ficción que emprende otro premio Nobel –Vargas Llosa- hacia el mundo más personal de Onetti.
Espero que se diviertan tanto leyendo este libro como yo escribiéndolo. Fue un año largo de investigación y otro medio año (no menos largo) en que pude llevarlo a buen puerto en medio de duras tormentas. Si después de terminada su lectura este trabajo los catapulta a descubrir (o a redescubrir) alguno de los muchos libros de Miguel Donoso Pareja, habrá cumplido su objetivo. Lo mismo me da que sean los vanguardistas y breves relatos de La cabeza del náufrago que los de Lo que mismo que el olvido. O ese punzante ensayo de Ecuador: ¿Identidad o esquizofrenia?
Si no es así pues ya lo saben: léanlo como una pieza de ficción, que comienza al pie del mar y termina con un bellísimo epitafio: Aquí murió El Muerto.
Desde hace algunos años a Miguel Donoso Pareja le ha dado por llamarse a sí mismo, en sus escritos El Muerto, El Moribundo, El Murichento, etc., y como tal ha construido un narrador paralelo (quizá en otro plano astral) que cuenta sus vicisitudes con humor melancólico. Pero resulta que no conozco yo un solo muerto (con la excepción del Vadinho de Doña Flor y sus dos maridos, que era un muerto muy gozón) que se levante a las cinco de la mañana a “reclamar” su desayuno, que se coma un suculento pescado a la hora del almuerzo, que escriba todas las mañanas desafiando al Parkinson que lo aqueja, que esté tan al tanto del mundillo literario de esta ciudad y sus alrededores, que se burle de las vacas sagradas y que viaje de Guayaquil a Manta y viceversa para estar presente en la presentación de este libro.
Aunque esta obra se llame El encanto del adiós sepan ustedes que este Muerto todavía no se despide de la fiesta. Aún no dice: good bye, Lenin!, Aur revoir les enfants, Adiós a las armas, Arrivederci béla amia, Dadswidañe, Ta luego, tú. Porque este Muerto, señoras y señores todavía está muy vivo.
Texto leído el jueves 13 de diciembre, cuando se desarrolló la presentación del libro El encanto del adiós en el auditorio del Vicerrectorado Académico de la Uleam.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Ecos de presentación

Belén, hija de Cecilia Luzardo.

Docentes de la Escuela de Psicología de la Facultad de Trabajo Social.

Cecilia Luzardo, Patricio Lovato, Ubaldo Gil y Carlos Delgado, previo a la presentación del libro Tú también puedes.

Estudiantes de la Uleam exhibiendo el libro Tú también puedes.

Aartistas locales invitadas a la presentación del libro de Cecilia Luzardo.

Mesa directiva.

Cecilia Luzardo recibe ramo de flores de parte de Mónica Palau.

“Tú también puedes” es el reto de ser, haciendo

Patricio Lovato leyendo su análisis en torno al libro Tú también puedes.



Por Patricio Lovato

Estamos ante un libro que es, antes que nada, y ante todo, un testimonio de amor, un ejercicio descriptivo, del amor y sus esmeros. Sería conveniente abrirle un camino, un camino para acceder a sus contenidos: los que se ven y los que no se ven, los que se dicen o no. Los que se hacen, aunque se haya hecho más. La utilidad que presta para sacar de la desolación a los excluidos con toda la carga de pesares para quienes los rodean. El mensaje que se deja a los que manejan el poder y no pueden mirar, mucho menos sentir. Las razones íntimas que les dejan a médicos y demás profesionales involucrados con la salud y los procesos de rehabilitación de pacientes, dedicación y esmero. Pero, palabras más, palabras menos, nada es mejor que la poesía para sintetizar y describir al mismo tiempo. Comencemos. Silvio Rodríguez tiene una canción y en dos versos, de esa canción, dice: solo el amor alumbra lo que perdura, solo el amor convierte en milagro el barro.

Este libro, no dice que tiene dos héroes como protagonistas, dos heroínas para ser precisos. En tiempos de globalización, de vértigos comunicacionales que impiden comunicarse, salvo para vendernos héroes de fantasía.  Tenemos en nuestra ciudad dos heroínas, más fuertes, más invencibles hasta que el pobre de Supermán, que le tiene pavor a la kriptonita.

A la madre, el primero de nuestros personajes reales, no la detuvo ni en el pasado hace más de 27 años, saber que la asistencia médica para una hipoacusia diagnosticada a su hija de un año, le dejaría sin soluciones, con pésimas recomendaciones. Sola, apoyada en su entorno familiar, se fue para  los Estados Unidos sin ir, encontró por allá en la Clínica John Tracy, a través de un curso por correspondencia, el camino que las desgracias requieren para revertirlas. ¿Sin recursos?  No. Ella tiene una voluntad inclaudicable dotada de gran imaginación. Instrumentos más que suficientes para superar cualquier desafío. Primera lección para todos: contrata soluciones, no problemas.

Decía Albert Einstein en una de tantas entrevistas y a propósito de la insensatez humana, que más fácil es desintegrar un átomo que un prejuicio. Y aquí aparece nuestra segunda heroína, su madre la recuerda entre gorjeos cuando tenía meses de vida, apenas niña de un año y ya recorría consultorios, clínicas y hospitales. Era sometida a permanentes revisiones y traslados, María Belén hacía lo que mejor sabía, jugar, se sometía con el entusiasmo de la infancia al ingenio que su madre preparaba en distintos escenarios, mujer práctica, le puso el qué, cómo, cuándo y dónde enseñar, sin perder un minuto y en todo momento, para incluirla entre nosotros, los normales, normalmente prejuiciados. Los medios, hablarle de frente, pero teniendo en mente estas palabras escritas y practicadas por Cecilia:
 “La estimulación no solo consiste en dotarles de conocimientos científicos o técnicos y formar niños con habilidades intelectuales que lo saben todo, pero carecen de pasión o motivación, o incapaces de crear, gestionar u organizar”.
“Hay que priorizar la formación de valores en el ser humano”.
 

Cecilia Luzardo, Patricio Lovato (sentados) atentos a las palabras de Ubaldo Gil (Director de Mar Abierto).


No es una declaración lírica más, es una práctica de vida. Es ir leyendo este libro y otra vez encontrarse con el verso, solo el amor convierte en milagro el barro, la madre moldea a la hija, no solo con sus manos, con los ojos, con el corazón involucrado en la tarea, con la devoción del esfuerzo incesante. Su recomendación: “el trabajo se realizará desde que se despierta…continúa en el transcurso del día y termina cuando van a dormir. Recuerden no hay una escuela perfecta, siempre falta algo”.

Así la madre le fue abriendo puertas a nuestra segunda heroína, poniéndole colores, a sentir la presencia de los sonidos, a potencializar sus otros sentidos, el tacto por ejemplo. A pasar del habla a la entonación, luego al baile, principalmente a integrarla a las obligaciones de la vida diaria, al contacto con los demás. Y el resultado, atravesar el jardín de infantes, la escuela, el colegio, la universidad, está por graduarse, trabajar.

Lo primero, María Belén desactivó los prejuicios,  a una pregunta que le hice para que desde su vivencia nos contara si el mundo que ella comparte y su gente son normales, me respondió:
“Para mí sí es normal la gente con sus diferencias, unos buenos otros malos, con distintos sentimientos y actitudes, así como los días, unos buenos, otros menos buenos, no siento la diferencia entre las otras personas y yo”.

A otra pregunta de cómo inició  el aprendizaje y contacto con los demás y su entorno, respondió
“Desde bebé me enseñaron que debía aprender todo, desde el saludo, comportarme, a reír,  mi mamá me exigía igual que a todos, me llamaba la atención y me decía: piensa… piensa bien.  En la escuela tenía muchos vacíos que mi mamá llenaba diariamente, cada día me enseñaba conceptos y practicábamos por horas, hasta la noche”.

Y si le digo. Cómo mira el futuro?, me responde:
“Creo que como lo miran muchos, quiero tener mi propio negocio, pero debo terminar la universidad primero, me gusta también la cosmetología, esa es mi pasión y  pues, lógicamente me casaré,  que ya está en proyecto.”

Cecilia Luzardo autora de Tú también puedes, obra que inaugura la serie de Pedagogía de la colección educativa Tiempos de aprender.



Finalmente insisto, Qué le dicen sus sueños?
“Antes, cuando era niña, quería ayudar a todos los niños sordos. Me fui dando  cuenta que no es fácil, eran mis sueños de niña, que no se hicieron realidad.  Ahora, mi sueño es que la prefundación que hemos formado se haga fundación y pueda ayudar a muchos niños con deficiencia auditiva”.

Su fluidez y seguridad me dieron una prueba más de las conquistas logradas por estas dos mujeres, me describen y descubren con la sencillez de lo profundo cuánto he dejado de hacer por mí y por los demás, porque este libro implícitamente nos recomienda practicar la solidaridad, la inclusión, la responsabilidad, el esfuerzo, el uso de la imaginación, una simple práctica de humanidad para desechar complejos, desintegrar prejuicios.

Fue una feliz decisión escribir este testimonio de vida, mejor, acogerlo en el proceso editorial con gran sensibilidad por parte de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí  y su Departamento de Publicaciones con Mar Abierto.

Leerlo ya es mejorar, mejorarse. Es un tierno desafío, un encantador reto para el ejercicio siempre distante de conocernos a nosotros mismos.
Hagámoslo, nosotros también podemos.
(Texto leído el viernes 14 de diciembre a propósito de la presentación del libro Crónico, en el auditorio del Vicerrectorado Académico de la Uleam, Manta)