miércoles, 10 de enero de 2007

EL PREÁMBULO DE LO FEMENINO DENTRO DE LO MASCULINO



(Literatura)

Carmen Vásconez

La razón sueña, y el sueño no tiene razones, sino un portador y espectador, que requiere a la espectadora y envolvente pasión cual instinto enlaza a lo humano, ahí donde se es culpable y libre, esto es, en el placer encarnado en la psique, amante del caos y de la memoria.
Quitarse la condena mortal es un invento del amagamiento del lenguaje, que cubre, devela y se revela en ese no hay clímax, ni ser para el uno en la creación de una sexualidad creadora, aboriginante, sin mediación de una relación sexual. La cópula del arte está hollada en la piedra, en la piel tatuada, en la letra, en los desechos, en los restos de los amantes y amadores de la expresión única y posible, la del lactante y actante a la vez que lindera entre la bestialidad y lo perverso, entre lo humano e inhumano; entre la marca de los deseos y mordeduras. Testimonio o vestigio de la batalla a engendrar. El frenesí del goce, el puro y simple choque con la oscuridad, el instante del reflejo del Eros en el amor que ciega por la imantación de la atracción sensual hacia lo hermoso y sublime.
La obra creada es el semblante del ritual profano y sagrado. La ofrenda humana despojada del poder aberrante y aniquilador. El ser para la muerte retorna con una presencia eterna a la vez grata e ingrata dentro y fuera de sí. La transgresión de lo masculino y femenino, revés de lo que no se es y es, de lo que se da y no se tiene, de lo que se tiene y no se da.
Lo insoportable se soporta, se lo porta como un estigma de las razas: en el nacimiento del ser, su erótica amatoria primigenia. Símbolo de vida y muerte en el aquí, allí y más allá de la palabra y de la materia. Lo indescifrable del enamorarse y desenamorarse, los acontecimientos del encanto y desencanto. La inevitable encrucijada del cuerpo y la imagen, la mirada y la voz en esa forma y texto del habla y la escritura.
La expresión máxima de la angustia confrontada al vacío, a la ausencia y la nada del no ser en su inalcanzable e inagotable existencia mortal y no idéntica ni al sí mismo ni al otro fuera y dentro de su psique y de lo corpóreo. Lo suficiente e insuficiente de su trascendencia y soledad junto a su yo aprobado y desaprobado.
Todo es una tentativa de consumar el amor que no se plantea la bestia. El desencuentro humano es un encuentro riesgoso y posible al fin de todo.

La poesía femenina en el Ecuador
Es un trabajo estético insertado en el diálogo interior con la vida que se presenta como asombro y horror, como historia y fantasía, como silencio y grito, como testigo y testimonio. También considero que el arte poético femenino tiene una posición política, erótica y ética. También de resistencia y reto. Se podría afirmar hasta de un poder convocador diferente, esto es que incluye y no excluye al hombre y su discurso, más bien lo desafía y lo provoca a concebir un lugar diferente con respecto al encuentro y consenso de los espacios habitados por los géneros y sus implicaciones en las determinantes de la vida cultural y social. Precisando.
Hay un replantear de la palabra más allá de las vivencias, del discurso e incluso del hacer creador, igual, el hombre piensa y habla porque es un ser humano. El hombre no tiene la exclusividad como creador del lenguaje, la mujer crea también, hasta se podría decir doblemente, pero no se trata de competencias.
Ahora sí podríamos decir que la mujer hace y huella una memoria del deseo. Tiene una escritura propia, que evidencia, traduce, traslada, y denuncia lo corroído, lo perdido y vendido. También podríamos decir, que ella, nosotras, tenemos una posición comprometida y asumida de la palabra creadora, esto es, dar la posibilidad de volver a creer, crear y crecer en el conjunto con los otros.
Que bueno, que nosotras las que escribimos poesía profanemos los secretos del placer y del pensamiento, que el tabú de lo prohibido no sea un goce que se reduce al lecho y al acto de engendrar hijos, sino, a descubrir y palpar en la huella femenina esos otros goces que hacen que digan que hablamos sin tabús, sin mordazas, sin pedir permiso a nadie. Por ahí leí que cada mujer es una moral, ¡acaso el hombre también no lo es!. El erotismo es la existencia de la vida y la muerte juntas.


*Fragmentos extraídos de la revista libro Cyberalfaro # 8.

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