jueves, 27 de junio de 2013

“AMOR MÁS ALLÁ DE MADRID”

Lectura al libro de Ubaldo Gil por Carmen Váscones
                                                                   “Hoy he aprendido de esta mujer más de lo que he aprendido en las clases, pensé.”
Ubaldo gil
“Todo amor tiene ese trasfondo culposo que bordea la transgresión y la quiere y la requiere”
El goce según Néstor Braunstein (relectura de Gonzalo Portocarrero)

El libro de la colección almuerzo desnudo  #32,  está compuesto por 5 partes: la primera, por la novela corta con la que inicia  la provocación de la lectura,  titulado, Amor más allá de Madrid, del 2003, la segunda, cuentos breves, La noche en que fui Cristóbal Colón, del 2005  La tercera, Trama sin Utopía, 1993, la  cuarta,  juicios críticos, y la quinta, entrevista al autor. 

Antes de tener el libro en mis manos, fui al terminal entre el caos de la ciudad y sus calles congestionadas y los pitos que atosigan como maullidos, pido encomienda, me identifico, saco paquete, llego a casa prestada de paso por la ciudad, siempre un familiar lo saca del apuro, qué bueno. 
Garay, Jorge Velasco Mackenzie, Carmen Váscones y Víctor Arias.
Rompo la funda, se desparraman los libros, cojo uno,  me encuentro con la colección de almuerzo desnudo, me llama la atención la portada, la pintura es colores tierra carne sombría, es insinuante, a la derecha una mujer  vestida con un bebe en brazos, con mirada a la izquierda, como que ve algo que está, pero a la vez parece en espera, a su lado un hombre en calzoncillos, la mitad de su cuerpo tocado por una mujer desnuda con la mirada gacha, y su brazo reposando en el hombro de aquel que escurre sus ojos como evitando ver, o diría perdidos en algo vago, eso sí, con su dedo índice señala hacia a la criatura dormida.  Al fondo hay dos cuerpos sentados como recogidos desvestidos, el hombre mira al frente, la mujer  de reojo da un vistazo con la cabeza agachada, y debajo de todos, yace en posición fetal la réplica del que mira, es mirado o está por perderse del ojo propio o ajeno.  Acaso un encuadre de lo que será la novela.

La pasión entumecida como boceto delineado a medias se  despliega en un recuadre de diferentes perspectivas que empiezo a deletrear, a desentrañar. No sólo leo lo que cuenta este novelar, indago en el cuerpo literario y de vida de estas historias.
El tiempo presente, pasado y futuro, dobleces de puntos, multiplicación de rieles donde la memoria huye y se esconde de ella misma.  La fantasía primitiva, originaria escena parental, tótem enterrado en el orificio de la tierra,   pisadas borrando otras,  abrazan y destrozan el lecho del olvido, del recuerdo. La cinta mental se congela, se derrite, se renueva, se reinventa en la piel que sostiene el contacto con la huella que nos humaniza.

Voy a entrar en la lectura de la novela, dejo en suspenso los cuentos, en este escrito. No dejando sin resaltar la velocidad narrativa, la brevedad del dominio del relato, la historia de los puntos posibles que destella, despunta, hasta parece una escritura de sacapuntas buscando que se escriba otra vez lo redactado con la punta del lápiz del lector, incita a la agudeza mental de no quedarse  inmovilizado en las escenas eróticas”, estas tienen una visualización casi chocante, por la crudeza como cuenta, describe, detalla la experiencia de sus sentidos en el acto o como lo dice Fabián,  “el amor erótico estaba presente y aplastaba cualquier indicio de política”, el cuerpo hecho de conocimientos se escabulle en el desconocimiento, la anarquía se impone. El animal político, no piensa, complace, se place en la ofuscación de las “masa amorfa” en movimiento, el poder direccional no funciona. La experiencia sexual entre expertos e “inexpertos” de la ignorancia de la anatomía psíquica y sus rebotes en el cuerpo.
Jorge Velasco Mackenzie, Carmen Váscones, Víctor Arias, Ubaldo Gil y Juan de Althaus.
El autor de este texto, va como filólogo auscultando con “amor o interés por las palabras”, se ocupa de los textos vivenciales, intenta reconstruir, lo más fielmente posible, el sentido original  de los hechos, atrapa el elemento inesperado o lo deja aparecer sin controlarlo, deja sin tiempo tanto al personaje como al lector frente a la salida de un final, si esto se espera en toda historia que se cuenta.  Ubaldo Gil, presenta reconstruye, fija e interpreta aunque no es su deseo consciente los episodios, los actos, las escenas no disponibles en la realidad que vigila.  Acaso, el narrador quiere que el lector sea testigo de la  no correspondencia entre la vigilia que abre y cierra el manifiesto que da o no chance a una tregua.  “El amorío en Madrid” y la soledad de dios dentro del sin respuesta, del creyente o ateo, en eso de que “la vida sigue”.

Creo que todo texto siempre nos deja en suspenso por más preguntas y elaboraciones del hubiese sido así o no; el dueño del rodaje es  uno que juega un  juego de quemadas, al narrador le compete la intricada forma de usar el estilete creador de una manera precisa para  que se imponga la obra.  El creador muere en cada obra en mano de sus personajes.
El escritor pone el ojo en la cerradura del papel, su mirada dentro de un espacio que rompe los límites de la ficción. Aparece desnuda y sin pudor la escena de la complacencia sin enmienda; experiencias de sexo, el pasivo y el activo de la atracción fetal o fatal, lo digo irónicamente, eses fatales dice Sonia manzano a su novela, cada cual a su gusto inventor, ser uno o querer fundirse o difundirse, ser sin y con existencia. El ser exige una identificación, luego qué.
 La monotonía escaba la nómada mirada.  Hasta elige a pretexto de oficializar una reciprocidad de cómo se ponen intensas las pupilas.  Se dilata el control, se desorganiza la perspectiva, sólo fue a estudiar, pero los imprevistos, vistos, provocados con o sin disimulo.  Ningún mirar es inocente.  Te observa la vista.
Público asistente al Café Galería Barricaña.
De informal pasa al formalismo. Oficialismo en la convivencia articulada en las cuentas del hambre, necesidad, compañía y  “colchones” para, descansar, soñar, dilucidar y  algo más.  Descubrirse en el encubrirse hasta que se rompa la secreta, esto es, quién es cada uno, y que hay dentro del sobretodo del revés de los actos.

 Lenka sin rodeo le pregunta la típica sospecha “si eres casado, dímelo, sabré a qué atenerme”,  la novela funciona, entona el dial, los capítulos se dibujan y desdibujan, calcomanía se pega y despega en la punta de la lengua del estudiante en Madrid, La maqueta un paso doble o corrida de toro, vino mejor. Lo riega en su cuerpo y lo lame. Pautas querido público, es tan visual la obra, que usted podrá imaginar, mejor adquirir el texto.

Fabián, tiene más de una realidad en la línea imaginaria de su psique, y en la palma de su mano lo leyó y calló hasta el fondo de la viña hedonista del firmamento corporal donde uno se pierde para que aparezca otro. O la otra existencia de la sensualidad sin y con dolor, este último reposa en el mutis. La ficción no es una opción, “vivir para contarlo” o descontarlo, ya es asunto de ubicar las piezas del rompecabezas. Alfil al cuerpo, dama mueve, el rey no puede más, la comarca desamparada entre el blanco y el negro de la pasión sin sangre, eso sí, color y sabor a lujuria, ebriedad, también café, no sé si el de la Flor de Manabí.
Una muestra de los libros de Mar Abierto, entre los que destaca "Amor más allá de Madrid".
El que recuerda y escribe se mete a la realidad de la mirada sin pasar desapercibido casi nada, desarticula la crónica roja de los cuerpos desnudos a la deriva del que observa y se sabe mirado, mirándose en ella, ella lo devuelve a su ver; deja entrever; desafía los cánones de lo que se dice, se calla.  Provoca la muerte de eros, es tan cruel el placer que suscita flexión, cese, repeticiones del hastío. Reflexión tardía o cada uno por su lado va cosiendo la media chulla.
Se experimenta  en la vida de estos personajes la búsqueda de un ahondar al ser desagarrado en un desencuentro con el quién dentro de un yo dirigiéndose a un , que puede ser el personaje, la voz narrativa y errante en el tiempo que no se ata al espacio de los cuerpos ni de la realidad.

Las mujeres que intervienen son detonantes del movimiento.  Parecen claras en su “rol” cada una sabe lo que quiere, o por lo menos se las nota empoderadas en su enlace y desenlace… Será así afuera de la página.  Eso no es lo que compete aquí, Fabián es nuestro objetivo.
¿Cuál? El suspenso de la intriga, a dónde quiere ir este arquitecto. Un hombre y  una mujer son más allá de lo que el cuerpo evidencia, de lo que los hace inquietar con los fuegos y humores humanantes, con la mirada desnuda de vergüenza, donde el paraíso es génesis carnal implacable de silencios, ruidos de pieles y búsquedas que no acaban ni con el juicio final, ni empiezan con la mirada fisgona de una moral que se camufla en ritos de pleamares de células ardientes.
Asistentes atentos al evento de Mar Abierto.
La palabra amor va dirigida a la ciudad de Madrid por parte del arquitecto, porque su meditar sin duda, sin piedad, sin gota de angustia es “han pasado algunos meses y tú me has permitido, defecar, agarrarme a los días como una garrapata. Te amo…tú me escuchas, es que sé que hay un pacto entre tu alma y la mía”. Amén. La bendición del todo poderoso y vaya en paz, ni tanto, todavía está por exprimir la mitad de esta naranja que no se deja probar la sensibilidad, aunque Lenka, que parece insípida según él, al decirle “que parece insensible porque vienes de una ciudad grande como ésta.  Por eso no puedes ver y sentir lo que yo experimento”. Ínfulas de controlar la situación el monarca del placer.

El nudo no cabe en el vacío de la existencia de los actuantes de papel ni en  los ojos del lector que toca el mundo que calla, que no cuenta, que no escribe, que tropieza en fantasías, censuras y ordenamientos de una sexualidad  insepulta, allá, acá, aquí, o allí. Cada cual con su diario vivir.  
Vivir y leer nos reemprende.

Esta novela ensaya un abordar el trabajo con el desecho, ese real que atosiga, real inubicable  del que no se quiere saber y se complace en la turbación del hacer o deshacerse en el otro como  un juguete  que se desecha o se echa a lo que sea y venga. ¿Acaso guiñapos del placer en la nada erótica? A follar sea dicho,  joder maja, y cómo es que dicen en España, me cago en dios.  Y Fabián ama a España y si hay un culpable es Dios.
¿Maldita o bendita sea esa culpa cabizbaja en el que se atreve a hablar o silenciar qué?  ¿Existe una erótica sublime y pasional que no rompa el encanto? Adiós es nunca más, como el cuervo de ese poeta y narrador famoso. Nadie quiere morir en este ajuste y desajuste de banquetes sensuales.
Ubaldo Gil mientras se dirigía al público presente.
Los protagonistas, dos parias de sus propios cuerpos agotados de sus fronteras. Uno no puede ser parcela del otro.  Tiene que andar cada uno su propia certeza. Pero cuando el amor llega así de esa manera uno no se da ni cuenta…pero siempre el As bajo la manga te recuerda que si juegas, tienes que elegir.  Sartre dijo, la suerte está echada. La decisión ya existía en los protagonistas, una cosa es acompañarse otra es comprometerse, detenerse, atenerse a las consecuencias… Y ni aún así, ¿qué significa ser consecuente en el desquicio de los amantes?
El narrador es uno que recuerda. En el contar repara los fragmentos.  El órgano central de la novela se organiza, cuál es ese órgano, lo masculino a la deriva de lo femenino.  El descubrimiento de una sexualidad donde el personaje activa un poder que lo hace creer dominar la situación de la geografía corporal de la hembra pensante. 

La literatura: el plano de  un cúmulo de papeles que se van llenando poco a poco en la mano visible. El escritor excava una memoria en la perforación del texto, la elaboración conlleva distancia de eso que parece sin fin.  La palabra recicla la escritura y su interpretación.  El placer y el dolor van de la mano. Y los límites  son una libertad que no se puede ocultar la vida entera.  Te desgarra todo exceso. Eso no es todo, ni toda una vida. La vida no es una, ni uno es ella.
Cuando alguien se atreve a contar nace una historia más allá de la nada.  Cobra vida lo inentendible.  Actos que parecen de dos en el lecho de la trama.  El telar de la lengua madre está fragmentado como el cuerpo, como los orificios que se van descubriendo. Se va acercando el sentido o sin sentido de que no sólo se  fornica, hay algo más que te hace estar contigo o abandonarte.  Ese no eres tú.  ¿Quién decide lo que se te  permite aunque creas que llevas las riendas?

El narrador es preciso, sin rodeo, destapa el caldero de la direccionalidad de la trama. El trópico del placer una insolación de fijaciones, de siluetas, de obsesiones ante las dentelladas de una mirada tocando otra.  Cortocircuito, irradiación. 
Tocarse o provocar un ver, o un viste o un mírame, o aquí estoy, o existo, aquí… La pupila toca, da una mordida visual a  la imagen no opaca que se refleja en el otro, ambos creen que está nítida, que es transparente, sin interferencia, nadie más existe, solo lo que se quiere ver. ¿Y qué más?
En primera fila Sicivel Villafuerte, propietaria de Café Galería Barricaña.
Los protagonistas, el arquitecto Fabián, Emily, la gringa de paso, que le da la lección de su vida, “lo nuestro” no existe, “si no ha pasado nada. Nosotros nunca hemos tenido nada”. Según él, “hoy he aprendido de esta mujer más de lo que he aprendido en las clases…”, No pierde el hilo, sigue a la rubia,  la rusa, Lenka, la chica del ascensor, “nos mirábamos sin palabra alguna”…”porque en Madrid la mirada es esquiva y cada cual anda en lo suyo”. El aparenta un perfil bajo ante las féminas, como que si no la cosa se da por si, dado que en la acción erótica rompe todo pretexto, domina el terreno, parece un diseñador de los espacios sensuales, como que conoce cada recoveco del “eterno femenino”, eso sí, parece dominado por la apetencia de un goce que no quiere saber de regresos.  La partida es todo inicio.
Lo vago se acerca a vagar. La tensión que tronará se hará “harapos”.  Pistas solamente.  ¿Quedarse petrificado, esconderse en un “vacío mortal” o “te propongo” algo que no tiene pista de aterrizaje, o enfilar la ruta de “vagamundos” “inmigrantes”. O lo peor de aún… o mejor quién sabe “llegar al seno de origen”.

El narrador, a la historia la hace material orgánico, humus del sentido, mezclas de direccionales, parquea la hoja a la desidia del beneplácito de la indomable comezón, tener sexo es una insuficiencia lícita o ilícita en la identidad  del documentado e indocumentado. Escondida doble, de la realidad y de ella, que no se sepa la plena.

Dejemos a Sonia  con la espera en su residencia. Ella permanece en la boca sellada del actuante manaba, planificador de estructuras y diseños dentro y fuera del plano. Su mujer, su esposa, madre de sus hijos está desde siempre como la soberana; allá la “turbulencia”  de ese amor más allá de Madrid. ¿Cuál será el  asunto en el apartado? serán los indicios del destete pasionario. Paciencia.
Él con apenas mes y medio en Madrid, con la beca ganada, salido de provincia de zona costera, desubicado en la ciudad, que tiene que andar con rollos de papel, subir a metros, y tantear las casualidades, si salen como que nada. Aparecerán en el suceder la historia otros actores, invitados al tocador de la fantasía o al comensal de las pruebas “sin tapus”; dejarse llevar, a pretexto del rock, la música desamarra el caos, la ebriedad, toques “peligrosos”, cruce, cambio, “juego de intercambios”.  Las culturas, la confrontación de lo permitido, lo ilegal se escabulle en el sin compromiso; vale. Todo pasa, nada queda, algo se va, quién viene, vaya qué, algo “eventual”.  Experimentar. Hay cuatro, Fabián, Lenka, el español y la alemana, sexo en grupo, orgasmo del universo, la tesis de Wilhelm Reich versus el arte de amar, de Erich Fromm, dos polos opuestos.

Y el acuerdo de este par, Lenka y Fabián que casi  al inicio apenas un pestañazo de cruces de ojos, de mirarse con ánimo quizás de no sentirse aislados entre solos esquivándose la intensa señal del aquí estoy por sí, la busca, salen, luego  pasan a convivir,  dado que es “cuestión de vivir, de vivir y amar”.  Toman distancia de la experiencia del libre albedrío.  Firmes en los estudios,  lo tácito de la convivencia, van llegando a términos de sus estadías en la ciudad testigo y muda, sus  pasaportes caducan, “tocan vivir ilegalmente” se estrecha el tiempo.  Conviven con la economía ajustada. Ella trabaja por los dos. Más claro,  se acerca el final del por qué están allí, fueron a estudiar y están a punto de “terminar los exámenes”. F y L, cuerpo, posesión, dominio y el andar de una sexualidad que experimenta trastocar al eros, al génesis mortal, sus ansias son gulas corporales que no dejan domesticar ni enjaular las sensaciones.  El paraíso huele a “pozo femenino”.  La avaricia de un descubrimiento en las quebradas de los cuerpos en ese encontrarse en el perderse y hundirse en la soledad sin palabras antes que estalle o se vaya al precipicio la razón.

Esta novela me reenvía al último tango en parís, al Kamasutra, al Márquez de Sade, al mismo Henry  Miller, Anaïs Nin, que escarban la experiencia, los abismos del cuerpo hasta agotar al vacío. El cuerpo se desprende del placer provocando una repetición que no sacia ni a la misma muerte.  El miedo de vivir exige un golpe de gracia o de remezón.  El placer es verdugo, te somete hasta dejarte sin ti. La sexualidad es inexplicable, no es exacta, es ilógica, hay teorías, y cada una construye tesis de ausencia y presencia, de Edipo mirándose en el espejo del crimen, de zonas erógenas “sin límites”, de bordear el cuerpo como un experimento de emociones, de servidumbre sobre los goces que aparentemente se domina, y que en el fondo doblegan como una jauría de sensaciones que devora a uno de los amantes y antes de ser festín es mejor cortar por lo sano. ¿Es insana la gula o la turbación del sexo que te lleva a un más que te reduce o te inmoviliza el deseo de ver a otro lado, digamos hacia ti mismo?

El lector está como un mirón en el orificio del deseo que no cabe en el paréntesis de la composición que se hace un nudo, en este par de amantes que se atan y desatan en la apariencia terrenal de sus topologías y jugadas corporales.  Cuando uno de los dos esconde algo es que  no hay inicio, solo un experimento de cuerpos a punto de explotar más allá de los humores.  El papel se va humedeciendo, necesita secante, o una salida sin explicación, sin lucidez. O como lo dice él becado “poco a poco, sin darnos cuenta, la pasión se estaba convirtiendo en un formalismo y proyecto de vida”…”pero la realidad siempre me hacía volver a la realidad”. A pesar de que dice él, “yo no tenía remordimiento, ni pena, ni temor, sólo tenía preguntas”… ¡Ole!

Este libro nos invita a leer con cautela el “imperio de los sentidos”. Nos lleva a quitarle la prótesis a la soledad.  Nos desarma con la  llama de la angustia congelada en el calor que se fricciona.  Suscita repensar que todo miedo oculta a uno dentro de otro.  Te hace rebuscar en el apartado la carencia de ti mismo que quieres hallar o marcar en el otro como una huella ¿identificable o no? ¿Dependen, según sea el reconocimiento o la caída de la evidencia?
En escena aparece Miguel pana del becado, que le dice “ vive pero no muy de prisa. Aprende lo que más te conviene y lo demás lo botas como la mierda”. El relato sigue su curso. Este amigo, su superyó, o su doble que le hace efecto o lo afecta en la trama como sin querer queriendo. Los amigos son para sacudirte, remecerte.  Hasta jugárselas de salvoconducto.  Para ayudar a extinguir la pena de la muerte, ojalá no pene el muerto se dice, para salvarte de la inercia afectiva, sino puede, te engancha o busca.  Fabián estuviste en el vagabundeo de tus restos mortales.  Hay que salir para entrar en el que empiezas a conocer.

Una escritura destapa los sesos. Te  despabila o hace el llamado a perturbar, turbarte, sacarte de quicios, te mortifica el estado del momento actual, te confronta quieras o no con tus visiones, delirios y fantasías de un goce que aniquila si no tiene un tope.  El placer irrefrenable atrae al espanto.  El otro te ve como maligno.  ¿Y tu mirada hacia ti mismo te manda a dónde?
Monstruoso placer sin escrúpulos dentro de ti la tribulación se esconde, te despoja, te polimorfa,  usufructúas,  lo usas, te uso, lo usamos; voracidad sin ley. Avaricia del reflejo en el agua virtual  del narcisismo, antojo seductor de ahogarse en el vacío materno, o la manipulación de la nada en ese “placer mortífero”, tentación sin barreras, casi fulminante. La ley doblega hacia una vía. Renunciar o la muerte psíquica.  Elegir.

La razón es insuficiente, el qué me importa es a medias, lo inerte del cuerpo es parálisis emocional en la cueva del silencio, lo doméstico otra forma de rito.  La jaula del pánico corporal quiere encontrar la salida del laberinto del miedo agazapado en la ruta que calzas y descalzas.
Uno más uno no es dos, dos menos uno es uno, uno menos uno es cero, cero menos cero es cero; al cero le quito la c y nace ero y a este le aumento la s y tengo eros. Dios cruel que arrebatas y das.
Os: es el orificio externo del útero, abertura en la punta del cérvix que separa el útero de la vagina. Di(me) Cogito (pienso) Ergo (por lo tanto) Sum (soy) La función o disfunción del ser que no es lo mismo sea que o sea… (Sé algo de ti de mí no sé)  El conjunto vacío de la existencia cuestiona el límite de otro.
El vacío del otro nunca calma ni colma la perfecta ignorancia.

En algún momento otra parte de ti y de mí no es de ninguno, ni de eros; el tánatos es una criatura “suave” entre los que engendran una lucha pasional que conlleva a la aquiescencia, la muerte no sueña la vida, pero esta sí y hasta la porta, hasta la nombra, hasta la convierte en ausencia y presencia, Acaso eso es el sexo, el colmo de la incógnita que ama y odia el espejo sin imagen. Sólo queda tocar los extremos sin perderse en la sombra que desaparece en toda partida.  O como dice el autor “a mí me toca el papel de la vida”.

Vuelvo a la realidad del libro de editorial mar abierto, orillo la lectura, escucho la voz del arquitecto,  que dice “también podía ser que la vida estuviera en borrador y uno no hace más que distorsionar o mejorar ese borrador”.  El cuerpo aguanta tantas escrituras, tachones, el borrador borra lo imborrable.  Borramos con la ilusión de la corrección.  El borrador se gasta.  Pasar a limpio el duelo de la separación, y no de la pérdida del uno del otro.  Uno que fue en el dos sea escondido o encubierto o descubierto.  Dios es invisible, el hombre es divisible, la mujer es visible. 
Lectores y seguidores de Editorial Mar Abierto. 
El humano es falta acometida, la palabra lo salva o lo redime si la repara.  La culpa incita a espiar, conmigo no es, o es que. Nace la duda.  El animal ni se inmuta en su naturaleza.  El culto a la pasión es irreverente. La ley te pone en principio, te ubica la jurisdicción de no todo está permitido. El “pánico” es un miedo inaguantable, la impotencia de no ser todo lo que creo ni toco o haces. Lo curas, o locuras. O divagar en la nada de la evasión. Paso, pase.  Y, firme la entrada o salida de…
Sólo queda desaprender del sabor  de saber que no sabe, pero se sabe en un cuerpo que tiene que reinventarse, reparar la vida, que vi, que da, sin exterminar lo único que sostiene, la masa corporal con forma humana y una psique que cae en cuenta de un deseo que no se atrapa nunca, que no es. 
Y, claro, se conversa con la vida aunque te apure o no, todo toma su tiempo.

Sólo el ser habla y escribe. Se propone. Reescribe la falla, la falta, la soledad con y sin correspondencia en la fallida existencia del amor y la sexualidad en el arte de vivir a media con uno y con una.  Lo demás ficción, literatura y continuar.
Sé tú a pesar de ti.

Texto leído durante la presentación del libro "Amor más allá de Madrid", de Ubaldo Gil. Evento desarrollado en el Café Galería Barricaña de Guayaquil el miércoles 26 de junio del 2013.





















viernes, 14 de junio de 2013

Más sobre "El Príncipe de los canallas"

Dentro de poco un nuevo libro verá la luz; se trata de El Príncipe de los canallas del poeta Pedro Gil, libro que está en proceso de producción y que ya está siendo muy comentado por los lectores de Mar Abierto.
En las siguientes líneas transcribimos un extracto de lo próximo que presentará el equipo editorial de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí.

Cali, luz de un nuevo cielo
     
El negrito se elevó y se mantuvo unos segundos en el aire. El puñal le entra a la yugular. Yo, testigo sin quererlo. Era un aprendiz de misionero, predicaba y estaba arrecho. En la cabina de internet chateaba con la que entonces era mi ayuda idónea, mi mujer, mi compañera Catherine Z.

      Un caballero de traje blanco frente al ciber, unos 30 años, el traje  lo había comprado la noche anterior  porque iba a salir a rumbear con su novia, Lily, la veinteañera. Además esa noche tenía planeado arrodillarse ante la princesa, estilo película, para pedirla en matrimonio. Por eso la había invitado a una cena fastuosa  porque ese era su sueño de toda una vida. Y claro, hay que considerar el sueldo que ganaba como preparador de arqueros en las inferiores del América de Cali. Su mamá se había ido para el cielo, pero años antes se había ido con otro dejándolo solito con su pobre y borrachín papá. Un borrachín a quien él llamaba papá, ese es el asunto.

     Estuvo algunos años encerrado en el Penitenciario por violación –supuesta obvio-, obvio que lo violaron- si lo acusaba la familia de una virgen-. Salió alegando estupro. La realidad es que Lily, la quinceañera de entonces, no era virgen y era arrechísima, si le decían siéntese, se acostaba, si se lo sacabas te daba de cachetadas. Esa es la realidad: ella lo invitó porque él no era feo, músculos bien repartidos en el cuerpo, obvio porque en el cerebro existen dudas de sus músculos. Siguieron el idilio a pesar  el desconsuelo de los padres de la niña.

     ¿Y cómo está mi mami rica? Esperando esa cosita mi misionero. Escribe mi esposa la muy culta. ¿Qué color tiene su calzoncito? Es un floreado papito, ahhhh, ya se me están poniendo tiesos los pezones. La muy… Zas, me derramo.  A la carrera, al baño a limpiarme.

Le digo  a la mulata del ciber, cara de sabida, es el capuchino, se me derramo. Si, es el capuchino.
     En el  Redil. Hacía de nuestro líder un marica que apenas llegué me la montó. O porque era ecuatoriano o porque se enamoró de mi. De dos en dos es la prédica, así lo dispuso el Señor. Mi compañero era un negro fortachón que alardeaba de habérsela hecho mamar a los sicarios más despiadados del país en sus años de policía. Y eso era creíble, como este cuento, porque al diablo lo que es del diablo. Y  zas, según le habían revelado los ángeles en sueños, el gran marica declara a mi compañero un casi santo, un hombre puro, un profeta que gobernaría de generación en generación. ! Ja!, de-generación en de-generación. Si todas las mañanas nos reuníamos a mirar quien tenía el mejor culo entre las aspirantes a misioneras. Esteban, el líder, decía que a sus cuarenta años seguía siendo virgen y que las hembras del Redil lo perseguían y  las más osadas habían ingresado a su cuarto virgen y se le habían desnudado.
      Solo eso me falta, que me vengan que nuestro señor Jesucristo era promotor de la cultura gay. Ahí si me pongo al servicio del Príncipe de las Tinieblas. Vieron que nombres más bonitos  tiene Satanás: Lucero de la Mañana, Príncipe de este Siglo, Ángel de Luz. Señor de las Profundidades.
      
El Redil: nosotros las ovejas llevadas al matadero de la enajenación espiritual. No todos, por supuesto. Por la noche prendíamos las emisoras celestiales alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor y por las mañanas nuestros canarios se imaginaban  entrar en las jaulas de las hermanitas. De lunes a jueves nos despertábamos a las 4 de la madrugada a orar y el día se nos iba en estudiar teología y estrategias para conquistar el mundo para Cristo. Y también cómo sacar el diezmo o plata para que nuestros superiores vivan en santa comodidad. Todo obrero es digno de su salario. !Ja!   Y nosotros los discípulos no recibimos un miserable centavo. Los viernes bajábamos a la ciudad a rescatar las almas. Golpeábamos las puertas y muchas fueron las puteadas. Los que nos recibían y aceptaban al Señor eran seres tristísimos. Así y todo ya estábamos a punto de recibirnos como misioneros. Una guajira me hacía ojito y por diosito que con ella me casaba y me iba a predicar el evangelio del  sexo por todas las naciones.

     El negrito se eleva unos segundos en el aire y le clava el puñal en el centro de la yugular. Esa elevación, ese salto me hizo recordar el gol que le hizo Pelé a los suecos. El niche con puñal en mano enfrenta sus ojos con los míos, pasa el índice por el cuello, la señal de a ti también te toca. Pasaron las películas de mi vida: toro salvaje, taxi driver, Lucky el Indomable, nido de ratas, chicote. Al instante las llantas de una bléiser estacionan cerca de la cabeza del cadáver de traje blanco. Flotaba en una laguna de lluvia y sangre.  Son unos humanitarios, pensé. Se  bajan tres hombres elegantes, todos de chaqueta de cuero negro.

    Nada de humanitarios, le entran a divino puntapié. Parecía una  escena de Buenos Muchachos esto es real no necesito jurarlo yo era cristiano,  estaba allí.  Y la novia, a tirar con otro. Si  tenía engrupido a   un capo. Chao cena fastuosa. Chao propuesta de matrimonio. Chao rumba. O no. Cali sigue siendo pachanguera.

De pronto como una nube de moscas, unos negritos, 10, 20, desvalijaron al cadáver zapatos, reloj, todo se esfumo, lo dejaron en calzoncillo, facilitando la tarea del tipo encargado de la morgue.

     Ese domingo habíamos evangelizado a 33. La edad de Cristo le digo a una líder. Mi compañero estaba enfermo, luego de la cena nos arrodillamos a darles gracias al todopoderoso por las almasrescatadas.                                                                                          
En Saloe, la montaña de ángeles caídos: Pankuko, el negrito, esta pegándose un bazuco.


jueves, 13 de junio de 2013

Sesión de REUPDE en Editorial Mar Abierto

ACTA DE LA ASAMBLEA ORDINARIA DE LOS MIEMBROS DE REUPDE REUNIDA EN LAS OFICINAS DE EDITORIAL MAR ABIERTO EL DÍA MIÉRCOLES 12 DE JUNIO DEL 2013

Se instala la sesión a las 11:00 horas con la presencia del Lcdo. Ubaldo Gil Flores, Presidente. Dr. Luis Álvarez, Vicepresidente. Dr. Luis Aguinaga, Secretario. Dr. Manuel Albán, Tesorero.
Se procede a dar lectura al orden del día, así:
1.       Lectura del acta de la sesión anterior
2.       Incorporación de un adendum al Estatuto de REUPDE
3.       Información de asistentes a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
4.       Actividades a realizar en las universidades de los miembros
5.       Varios.

Se procede a dar lectura del acta de la sesión anterior, la que es aprobada por unanimidad. El Lcdo. Ubaldo Gil mociona un adendum que debe realizarse al Estatuto de REUPDE, en vista de que el asesor jurídico Klevis Gracia en sus trámites para legalizar la organización encontró que se debía incorporar un texto relacionado con la “Solución de controversias”, y que dice así:

Artículo 25.- Solución de controversias
Los conflictos internos de la organización serán resueltos internamente conforme a estos estatutos; y, en caso de persistir, se someterán a la Ley de Mediación y Arbitraje, o a la justicia ordinaria.

Escuchada la lectura los asistentes están de acuerdo por unanimidad y piden se la incorpore para proceder a firmarla conjuntamente. Situación que se la hace generando un nuevo Estatuto con ese adendum.

Para el tercer punto del orden del día, cada miembro acuerda una fecha tentativa para el viaje a la Feria de Guadalajara, la misma que se concilia entre el 29 de Noviembre y 4 de Diciembre del 2013. Se repasa una mirada a los países asistentes a la Feria del año anterior, esto es 44, y se determina un tentativo del número de personas que podrán viajar por cada universidad, así:
PUCE: 2 personas
Bolívar: 2 personas
Salesiana: 2 personas
ULEAM con autores: 4 personas
Desde la izquierda Alexis Cuzme, Patricio Lovato, Manuel Albán (de espaldas), Alfonso Sánchez y Luis Álvarez.
TOTAL diez personas para el viaje que se aprueba, aunque se considera que primero es importante recabar información relacionada con los requisitos que deben reunir los asistentes y los libros que ha de llevar cada universidad. Esta información se la pide al representante de la PUCE.
En el cuarto punto del orden del día el representante de la Universidad de Bolívar, invita a la celebración de su vigésimo cuarto aniversario que se realizará entre el 24 y 27 de Julio, para el que dentro de las actividades programadas consta:
-       Un seminario de redacción, estilo y corrección idiomática a cargo de Alfonso Sánchez de la PUCE.
-        Proceso de indexación a cargo del representante de la universidad Salesiana.
-     Lanzamiento de la revista Cyberalfaro 25, (memoria del Seminario Internacional de Editoriales Universitarias).
-      Disertación del Lic. Ubaldo Gil sobre la editorial Mar Abierto y la proyección de las editoriales universitarias de Ecuador.

A través del delegado de la PUCE se informa de la Feria del Libro de la UTM para Octubre del 2013, donde se pide la participación.

Luis Álvarez de la Universidad Salesiana indica que en Cuenca del 10 al 12 de Abril del 2014 se realizará un Congreso Internacional de Editores Universitarios de América Latina y El Caribe. Donde propone realizar las elecciones de REUPDE mediante nueva asamblea. Esto queda pendiente para aprobación en posteriores reuniones.

En punto varios el Lcdo. Ubaldo Gil mociona la posibilidad de que Luis Álvarez acepte la vicepresidencia de EULAC, una vez que él deje esa dignidad. Luis Álvarez queda en consultar con el rector de su universidad la decisión.

El representante de PUCE manifiesta la participación del Sr. Alfonso Sánchez en un Taller de Redacción, estilo y corrección idiomática para la ULEAM. Se acuerda primero recibir una planificación para el taller y su cotización que la enviarán.
 Termina la reunión a las 13:30 con los todos los miembros presentes.

Alfonso Sánchez, Manuel Albán, Patricio Lovato.


 


lunes, 10 de junio de 2013

5 de Junio de 1895: Símbolo de Unidad Nacional

Por Patricio Lovato

Así rezaba la invitación que hacía el Gobierno Descentralizado de Manta y la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, a través de la editorial Mar Abierto, el motivo, esta fecha que más que una conmemoración se volvió un símbolo con un hombre: Eloy Alfaro, y un hecho determinante en la transformación del Estado ecuatoriano: La Revolución Liberal.

Asistentes al acto del 5 de Junio en el paraninfo universitario.
Se aprovechó para difundir al medio y al país la publicación de dos libros emblemáticos, que a decir del director de la editorial, Ubaldo Gil, representan una actualización de la presencia de Alfaro en la historia, siendo que la más representativa y vigente “La Hoguera Bárbara” de Alfredo Pareja Diezcanseco, donde el personaje tiene un halo de héroe con tendencia hacia el mito, en “El Códice del General” y “Alfaro y Plaza, pasión y traición” del autor Gino Martini Robles, se lo puede visualizar en su dimensión humana, lo que permite una mejor evaluación de los hechos y su vida.

Así en el paraninfo de la ULEAM se dieron cita autoridades civiles y militares de la ciudad y la provincia, docentes, invitados especiales y un marco significativo de adolescentes colegiales y jóvenes universitarios. En la apertura del acto el vicealcalde de Manta, Oliver Guillén, se refirió a la fecha y al legado del ideario liberal que permitió una transformación social que dura hasta nuestros días, así como el encuentro con la soberanía y la búsqueda de integración de nuestros países como accionar de su líder.

Leonardo Moreira, vicerrector académico de la ULEAM, centró su discurso en la importancia de Alfaro y su incidencia en la educación como medio transformador. Las ideas de Montalvo asimiladas y puestas en la gestión pública, la expedición de leyes como la Constitución de 1906 que sentaron las bases y el despegue de la educación laica, así como toda la infraestructura construida en planteles educacionales en todo el país dentro de la separación con la Iglesia. Asumió el papel que tiene la universidad en el medio como un monumento a su memoria. En su discurso criticó la manipulación del nombre de Alfaro y el alfarismo por tendencias políticas que contrastan en los hechos lo que dicen de palabra. Concluyó haciendo un inventario de las obras transformadoras del liberalismo e incitando a tomar partido por una mente abierta al conocimiento.

En la presentación de los libros que motivaron esta reunión, Ubaldo Gil rompió el protocolo para dirigirse exclusivamente a la mayoría del público, adolescentes y jóvenes, contando anécdotas acerca de la vida del niño y adolescente Alfaro, los recuerdos de su crianza y formación con tutores que incidían en su temperamento y carácter durante sus juegos y expediciones. El joven Alfaro y sus lecturas y educación mercantil para formarse como comerciante y dar solvencia a su vida. Facetas estas, poco conocidas y que entretuvieron a todos. Finalizó argumentando un análisis acerca de la tendencia a mitificar la imagen de Alfaro, la que no permite ver su verdadera dimensión humana y valorarlo equilibradamente.

Con el apoyo del Departamento de Cultura del Municipio de Manta se logró la masiva asistencia de delegaciones de estudiantes de planteles de la ciudad.
El autor de los libros Gino Martini Robles, con su característica sencillez, agradeció el impulso de la ULEAM y Mar Abierto a la publicación, pasó de inmediato a dejarnos ver cómo se construía su personaje, Alfaro, en sus novelas. Así mismo arrancó desde la infancia con toda clase de anecdotarios, para llegar a la historia del hombre en su retrato más grande. 

Reconstruir la época para colocar sus contradictores y colaboradores, la revolución y quienes la promovieron desde las propuestas de Urbina en 1864, pasando por el cumpleaños 22, donde el personaje abre los fuegos contra García Moreno y su tiranía. Sus destierros y prosperidad para la práctica del mecenazgo a los alzamientos armados, su internacionalismo y principalmente su afirmación de que fue en Manabí, en Chone, el 5 de Mayo de 1895, donde desde la periferia se inicia efectivamente la Revolución Liberal con la proclamación de Alfaro como Jefe Supremo.

El cierre del evento estuvo a cargo de Medardo Mora Solórzano, rector de la ULEAM. Conocedor profundo del alfarismo y sus significados dejó sembrada una frase corta pero inmensa del pensamiento de Alfaro: Todo para ustedes, nada para mí. Síntesis que dice todo acerca de su convicción de ver libres a los ecuatorianos. Así mismo resaltó la feliz coincidencia del 25 de Junio entre el nacimiento de Alfaro y el de nuestra provincia: Manabí.

Así concluyó un nuevo evento, que deja dos libros y muchas inquietudes entre los asistentes para pensar en Alfaro y nuestro futuro.

ESTUDIANTES. Con el apoyo del departamento de Cultura del Municipio de Manta se logró la masiva asistencia de delegaciones de estudiantes de planteles de la ciudad.
 
La mesa directiva encabezada por el rector Medardo Mora, el vicealcalde de Manta, Oliver Guillén, el autor de los libros, entre otros.

Construcción de un retrato de Alfaro

Por Gino Martini Robles
Autor del Códice del General

Desearía iniciar estas breves palabras con mi reconocimiento a los comentadores de esta obra, al Dr. Medardo Mora Solórzano, Rector de la Universidad Laica Eloy Alfaro; y al Lic. Ubaldo Gil Flores, Director de la editorial Mar Abierto, a ellos mi sentimiento de gratitud por todo el apoyo que me dieron para su publicación.

Los comentarios que acabamos de escuchar me han hecho repasar sobre argumentos en los que no había reparado. Es inexcusable y hasta anhelado que cada libro se desenganche de su autor, de su enfoque del mundo, de su punto de vista, forzosamente incompleto, para así incitar nuevos puntos de vista en otros. Nada entusiasma más que juzgar que un libro cobre vida propia. Les insisto queridos amigos mi reconocimiento por sus mensajes. Pienso que la idea de mi libro ya ha sido expresada aquí con claridad. Solo deseo destacar unos pocos asuntos que me parecen cruciales.

En realidad la historia que se narra en esta novela parte de la invitación que me pareció encontrar entre una confesión y  tres palabras. En algún momento me había propuesto embarcarme en la escritura de un libro, pero lo único que alcancé fue el título, que me pareció de lo más inspirador: Códice del General. Ciertamente con ese perfil había de ser una narración. Así que articulé la historia y su trama, al héroe liberal del 5 de junio de 1895: El General Eloy Alfaro: quien resultó ser el personaje perfecto, junto a los otros actores que son personajes al límite.
Gino Martini Robles, autor de Códice del General
El protagonista, cuando escribe, cuando habla, está al límite. Pero, como ya dije en la pieza temática se partieron de tres palabras, solo tres palabras: liberté, egalité y fraternité. Mensajes que los estudiaba, en los más emblemáticos lugares de París y que me hicieron reflexionar, al igual que lo han hecho con el protagonista principal.

Al escribir Códice del General encontré un modo más personal de reflejar las experiencias del protagonista, que concibiendo una historia. (¡Los escritores somos así!). Algunas rutinas de la “Alfarada” resultan tan increíbles y transformadoras, que solo se les puede hacer justicia desde la ficción. Por lo que mi ilusión es que no se haya perdido nada del poder histórico original, pero al contrario de lo que pueda ocurrir al escribir unos artículos de prensa, no sería fácil concebir el argumento de una novela con facilidad, por lo que hay que salir a buscar su génesis y a veces no se encuentra más que un finísimo hilo del que tirar.

Cuando Eloy Alfaro y sus lugartenientes fueron tomados prisioneros él fue confinado a un vagón del ferrocarril, pero sus captores desconocían que ocultaba un arma y que la llevaba cargada. Su arma, una prodigiosa memoria. 

En el Códice del General, “El Viejo Luchador” y su revolución están presentes, por lo que he pretendido que el Códice los enganche en la profunda penetración psicológica sobre la vida del protagonista, en los entresijos del entramado vital de un personaje con una existencia fascinante y lúcida, quien se atreve a embarcarnos en su larga lucha revolucionaria, donde se incorporan las disputas internas, sus contradicciones, sus juramentos, sus vacilaciones, la urgente búsqueda de la verdad y no menos las tribulaciones de su ser ontológico, reveladas para que el lector se convierta también en uno de sus protagonistas.

La vida de Alfaro y la vejez del protagonista como argumento en la ficción es un arma de doble filo, ya que nos podría brindar argumentos en estado de gracia u obras descompuestas por un pesimismo morboso. No es este último el juicio del Códice del General, novela en la que hemos pretendido trazar un vigoroso retrato de Eloy Alfaro durante sus últimos días de vida. 
Público presente en la presentación de los libros de Gino Martini.
Alfaro -hombre de apasionamientos- es el protagonista que por medio de su propia narración abre su alma al lector a través de lo que escribe, en páginas y páginas en las que desgrana sus ideales, sus querencias, sus reflexiones, sus peripecias vitalistas. Su necesidad de testimoniar va tomando un sentido más y más revelador a medida en que el propio protagonista nos revela sus memorias, que se van sucediendo, hasta descubrirnos la clave de su vida.

Escribir el Códice se convierte para su protagonista, Eloy Alfaro, en un verdadero acto de supervivencia, a través del cual él seguirá viviendo día a día hasta llegar a nuestros tiempos.
A caballo entre novela histórica y relato intimista, distinguiremos que Eloy Alfaro personifica uno de aquellos procesos esenciales, llenos de luz y de sombras, tan propios de las épocas de crisis. La tradición ha perpetuado la vida del general cual una novela, que ha terminado por imponerse en forma más espontánea e inteligente al texto histórico. Así, nos vemos envueltos en una trama que  enfoca sus últimos días, conmovedora en ocasiones y con sorpresa final para el lector, que siente la necesidad de leer con avidez la siguiente página y la siguiente y la siguiente. Como resultado, los lectores se encuentran con una persona viva y muy real, en absoluto libresca.

Códice del General, como referente, es una  novela del género histórico, en la cual Eloy Alfaro nos ofrece sobre todo una reflexión, entre dolida y nostálgica, sobre el fluir del tiempo de la revolución, sobre el sentimiento de pérdida e incomprensión que le provoca un pasado lejano y sobre lo poco que queda de nosotros mismos, cuando presagiamos que partimos. Tal vez lo más destacable a primera vista sea la naturalidad, la fluidez y claridad del escrito. Un manuscrito que se centra, sin artificios ni recovecos, en la creación directa y desnuda del pensamiento del protagonista, el General Eloy Alfaro, quien a través de la narración de su propia historia nos va introduciendo y el lector (ustedes) penetra poco a poco, pero sin ninguna dificultad ni estridencia, en el conocimiento del personaje protagonista, cuya imagen llega a hacerse muy cercana, casi familiar, perfectamente definida y contrastado por sus vacilaciones, contradicciones, vivencias y limitaciones.

En una labor de esta naturaleza, yo corrijo mucho, mi concepción de la literatura es leer considerablemente, escribir relativamente poco y una vez que te pones a escribir, atarearse con la esencia. En este libro la pureza y la sencillez del relato del protagonista logran tal nivel legendario que la realidad misma resulta artificial y circunscrita. Todas y cada una de las etapas de su revolucionaria existencia, constituyen por si solas una auténtica leyenda, evidenciadas en la novela que sigue siendo un género tan vivo como imprescindible.

El Códice fue escrito mientras vivía en Israel, era el año 2006 en un momento en que el Ecuador se aproximaba a una nueva cornisa, como si la tremenda experiencia vivida con la partidocracia no hubiese servido para nada. No podíamos menos que preguntarnos si, como todo el mundo parecía insinuar, que el repetir errores era ineluctable, un destino, el karma de una especie política, buena para nada, que no sea la destrucción. Escribir me ayudó a sobrellevar aquellos tiempos de incertidumbre, a no bajar los brazos, a no darles la razón a los agoreros. Poco después el país escapó de la amenaza del abismo y se vislumbran los signos de su buena salud. Pero seguimos viendo historias terribles por todas partes del orbe, que a diario apuntan a lo inexorable del eterno retorno. Por eso, imagino que Códice del General puede servirle a alguna gente, como modesto antídoto, contra los males de este mundo, como lo fue para mí mientras lo escribía.

Memoria del Códice del General
Una pregunta insistente se me ha formulado en los tiempos posteriores a la primera edición del Códice del General: ¿Por qué, pese a disponer de todos los datos necesarios para componer una biografía, convertí la vida de Eloy Alfaro en una novela? En el que las aguas de la Historia se mezclan con las aguas de la ficción. Razón por la cual debía aclarar ante mí mismo y ahora ante ustedes, un proyecto que había ido desplazándose de su lugar original, casi por su propia fuerza de gravedad. Aquel desconcierto inicial ocasionó también dificultades para situar el texto dentro de algún género literario legitimado por ejemplos anteriores. Si incluyo ahora aquí estas reflexiones es porque sirven mejor a las verdades históricas de este texto.

Ninguna vida puede ser escrita, ni siquiera la propia vida. A tal punto, una vida es inabarcable y la escritura de una vida es inexpresable, que hasta la más minuciosa búsqueda documental, tropezará siempre con venas cerradas en la Historia del personaje. Escribir una biografía es una ceremonia teñida de prudencia. En homenaje a lo visible se suele omitir lo evidente. Muchas verdades que no pueden ser probadas se soslayan precisamente por eso, porque no hay acceso a las pruebas. Aún, la mejor de las biografías exhala cierto aroma de represión. El historiador y el biógrafo están forjados a exponer hechos, datos y fechas. A desentrañar el ser real de un hombre, a través de las huellas sociales que ese hombre ha dejado. Se justifican porque deben reducir la infinitud de una vida a un texto que es limitado y finito. Y se los disculpa, sobre todo, porque sabemos que ningún hecho revela la plenitud de la verdad cuando se convierte en lenguaje. Cuando más investigaba sobre la vida del protagonista, más se me confundían las verdades.

Este libro es un poco la expresión o ambición que fuera el sentimiento que tengo hacia el oficio periodístico o hacia la literatura y hacia algo que creo que es muy importante, y es la responsabilidad ciudadana que todos debemos tener, pero asimismo tiene un antecedente que es una selección de las crónicas que fui publicando en la prensa manabita desde 1998. He tenido la gran fortuna de que fueron publicadas estando fuera del país en los 10 años los cuales viví en Israel, aquello me valió de escenario de aprendizaje, para poder embarcarme en la aventura de escribir esta primera novela y tener en proceso editorial justamente un segundo título sobre el mismo personaje, que a la postre fue este segundo escrito, el que me abrió las puertas de esta Alma Mater y de la Editorial Mar Abierto, para que sean ellos quienes me publiquen esta segunda edición del Códice del General, la primera vez fue el año 2009. En varios de aquellos artículos periodísticos publicados en aquella época, intenté conjugar en una sola efusión de voz el periodismo y la literatura, en un conjunto de relatos, a los que yo cito como “Memorias de la Patria”. Algunos de aquellos relatos publicados no habían suscitado la menor desconfianza: el lector los asumía como verdades. Sin embargo, había en ellos elementos fantásticos tan explícitos, tan visibles, que nadie podía llamarse a confusión.

¿Cómo pensar que esas imágenes correspondían a la realidad?
Ahí yo forzaba la realidad, pero no desmentía la verdad, puesto que lo que yo relataba en aquellas crónicas era la verdad sobre los momentos políticos que se estaban viviendo y que se van encadenando a la historia de los pueblos. Es por todo aquello que nadie dudó: Los medios donde estos textos fueron publicados avalaban su verosimilitud. El medio sustituía a la realidad; el medio era la realidad, logrando que el perfil de credibilidad no se pierda, dándose el caso, que no se cuestionaban los hechos, que fueron en buena parte imaginados y es lo que ha irritado -creo- a unos pocos académicos. No debemos dudar lo válido que es en el periodismo, en el que se puede llegar a tomar esas licencias tradicionalmente aceptadas. Por eso digo, que en una realidad tan diversa como la nuestra se exige del periodismo esa obligación moralista que penosamente muchas veces vemos, no precisamente diciendo falsedades, pero si escondiendo verdades. Pero sin dejar de tomar en cuenta en que existe ese compromiso ético, el cual creo que hoy y en estos tiempos, mucho más que en otras épocas el periodismo está abocado a cumplir.

Definitivamente, lo que estaba ocurriendo en aquellos artículos de opinión se ha dado por llamar efecto de contigüidad: en una desembocadura en donde todo es verdad, como debería suceder con la prensa seria, pasan inadvertidas las pequeñas corrientes de ficción. La verdad circula por ósmosis impregnándolo todo. De allí, que todo aquello me movió a recorrer los caminos de la novela. Que me impedía ahora, como novelista, construir yo también unas memorias que obedecieran a las leyes de la verosimilitud novelesca; es decir: a las leyes de lo que yo entendía como la verdad de un personaje llamado Eloy Alfaro.

La mejor ilustración que podemos recibir parte del hecho que, a diferencia del periodismo o de la historia, una novela es una afirmación de libertad plena y, por lo tanto un novelista puede intentar cualquier malabarismo, cualquier irreverencia con la realidad y también, por supuesto con la historia. Porque creo en eso, quise que el Códice del General incurriera en la pequeña audacia de permitir que los personajes históricos puedan establecer allí una relación dialéctica con la imaginación e inclusive, en determinado momento, puedan corregir la imaginación.

Y aconteció que a partir del primer año de incesantes lecturas sobre la vida del protagonista se me planteó lo que se puede denominar un duelo de versiones narrativas:
¿Cómo definir aquello?
Las luchas entre la escritura y el poder se han librado siempre en el campo de la historia. Es el poder el que escribe la historia. Lo afirma una vieja tradición. Pero el poder solo puede escribir la historia cuando ejerce pleno control sobre quien ejecuta la escritura, cuando tiene completa majestad sobre su conciencia. Mis opiniones periodísticas se identifican con el anti-poder. De allí, que cuando dicha posibilidad queda al descubierto, la novela sugiere que ella también dispone de un poder incontestable e irrebatible. Lo escrito, fábula o historia, siempre será la versión más fuerte, más persistente de la realidad.

Muchos sostienen que la narrativa podría ser considerada como una solución, tal vez la mejor, al viejo problema de convertir el conocimiento en lenguaje.

Por vasta y comprensiva, la historia no puede permitirse las dudas y las ambigüedades que se permite la ficción. La ficción se mueve en cambio dentro de un territorio donde la realidad nunca es previsible. Para un escritor de ficciones, el lugar de la verdad está en el lugar de la imaginación. Desplazando la verdad hacia donde soplan los vientos de su inteligencia y de sus sentimientos.

Imagínense lo que hubiese sucedido si el Códice del General fuera una biografía sobre Eloy Alfaro y no lo que es  ¡una novela! No se me eximiría de la omisión de ciertos acontecimientos en la vida del Viejo Luchador. El lector sabe que si he creado ciertos espacios en blanco o algún conducto ciego, no es porque no sepa cómo llenarlos, sino porque la estructura de mi ficción así lo requiere. El lector de novelas es comprensivo con esas zanjas ciegas. No les presta atención. Se supone que el novelista todo lo sabe y que no le parecen convenientes; cuenta para ello, con la complicidad implícita del lector… de ustedes.

Lo más interesante es que será el mismo lector quien acepta el pacto, no interesa ver al personaje en la plenitud de su poder, sino ascendiendo hacia él y cayendo luego. Cuando se lo mira, no está protegido por las corazas de la historia oficial o ideológica. Si al lector no le interesa el pacto, cierra el libro y lo olvida; con una decepción muy diferente de la defraudación que siente, cuando el biógrafo o el historiador excluyen una parte de la historia, en los que una lisa y llana transcripción de determinados acontecimientos será una amenaza que podría invalidar el rigor histórico de cualquier trabajo, entreverando verdades novelescas, dentro de las verdades históricas, que se infiltran y las trasfiguran en un folletín indigesto para paladares serios.

Continuando con las Memorias del Códice del General, debo confesarles de otra gran interrogante que se me presentó a reglón seguido. ¿Qué voz o que tono, debería yo asumir entonces para contar los sorprendentes acontecimientos que se sucedieron con la “Alfarada”?
Fue entonces, cuando la novela impuso a los documentos y a los testimonios recogidos por la historia su propia lógica: la iluminación de los pensamientos más secretos del protagonista, en este caso los del General Eloy Alfaro. Porque para mí, la ficción no se basa en contar mi historia, sino en ponerme en la cabeza de otras personas, imaginar sus historias.

Estas historias pueden parecer muy locales, pero no tienen límites. Están por encima de todas las nacionalidades, de todas las lenguas, de las fronteras mentales que se les quiera imponer. Al igual que aconteció con el General Alfaro.

Será por obra y gracia de aquellos nefastos personajes del manuscrito de Alfaro, que existieron, que me imagino sobreviven todavía, que son la exhalación de la decadencia nacional, en que se nos revele la imagen de un país dominado y pauperizado, que continúa a merced de las contingencias militaristas o cuarteleras: Un país, como el nuestro, que ha dejado a la zaga, sin saberlo todavía, las ilusiones de grandeza, forjadas algo más de doscientos años atrás, con el primer grito de nuestra independencia; reafirmadas con la Revolución Liberal del 5 de junio de 1895, bajo conceptos del laicismo, dejando atrás un pasado de oscurantismo, avanzando hacia la modernidad, enfrentándose a un desafío colosal, el cual todavía continúa como el más grande de los retos.

Sin embargo, aquellos personajes de pesadilla son el referente histórico más eficaz del Códice del General, cuyo protagonista central, así nos lo enseña al revelar a aquellos actores o yendo más lejos, desvelándose el mismo y al país que le tocó vivir en sus treinta y un años de luchas. Es por todo eso, que no podía resignarme a escribir una verdad entre comillas: Una de aquellas verdades tan latinoamericanas, donde lo que está oculto, o lo que ha sido destruido, o lo que está prohibido decir, suele ser mucho más importante que lo que se distingue.

Desde sus inicios, el manuscrito del General se enriqueció al darles vida a muchos de aquellos personajes de pesadillas y las verdades se iban entrecruzando en el texto, descubriendo así una forma nueva de la verdad. El Códice se pobló precisamente de verdades en movimiento, verdades que respiran. Y esa es una experiencia que no ha cesado todavía. Códice del General es un texto que sigue escribiéndose en la realidad, es una ficción no clausurada. En la que algunos de sus personajes encarnan un conflicto, una perversidad, una delación, un frágil acto heroico o una variedad de los infinitos fanatismos de la historia ecuatoriana.

En 5 de junio de 1895 Eloy Alfaro fue el hombre del destino. La Revolución Liberal que conmemoramos hoy es el capítulo más importante y glorioso de su vida. Aquella imagen de Viejo Luchador indómito es, sobre todo, la que el Ecuador conserva de él. En “Códice del General”, un Alfaro libertador de sus propios fantasmas, le otorga coherencia a su profunda naturaleza de: inmigrante acaudalado, hombre de negocios, padre y esposo, periodista y escritor, soldado y General, Jefe de Guerra, Jefe Supremo y Presidente Constitucional…y lo revela como una presencia que ha sido a la vez respeta y odiada, admirada y temida. Un hecho, sin embargo queda claro: en nuestros anales figurará siempre como el más trascendente en la historia del Ecuador.

No me resta más que recomendarles muy afectivamente esta novela con la que yo me he regocijado de verdad, escribiéndola. Esta es una novela de personalidad, de exquisitez, de sencillez -poco más o menos franciscana-, por su despojamiento, por su falta de artificios. Esta novela que estoy seguro que les va a emocionar y les va a forzar a reflexionar, como me ha emocionado y me ha obligado a reflexionar a mí, sobre los tiempos de la revolución del 5 de junio y de su incuestionable protagonista: nuestro prócer Eloy Alfaro.

Que este acto que hoy nos reúne nos permita conocer más sobre el General Eloy Alfaro y su revolución, para que en el futuro, si es que se nos viene el caos, si no es que ya está entre nosotros, este juicio nos sirva para ordenar nuestra supervivencia. Levantarnos y trabajar, dormitar y sosegarnos para cumplir nuevos ciclos de vida, por los siglos de los siglos. 
Muchas gracias.

Texto leído el pasado 5 de junio, durante la presentación de los libros de Gino Martini. Acto desarrollado en el paraninfo universitario.