jueves, 22 de septiembre de 2011

Manabitas aplaudidos en la Puce

Jesús Aguinaga, director de publicaciones de la PUCE

“ Pido aplausos para Ubaldo Gil por mentalizar y cristalizar este sueño de unir a las editoriales universitarias del país. Gracias a la familia manabita que nos acompañó durante estos días de la 44ª Feria Nacional del Libro de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE)”, palabras de Jesús Aguinaga, director de publicaciones de esta universidad quiteña, la noche del 16 de septiembre.

Esa noche concluyó el ciclo de lanzamientos del sello editorial Mar Abierto y la asamblea de la Red de Editoriales Universitarias y Politécnicas de Ecuador (Reupde), presidida por Gil. Mar Abierto presentó en esta universidad los libros: 25 años (texto memoria de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí); Cuarto Creciente, novela juvenil de Sina Mondavi; Carne Tierna y otros platos, relatos de Diana Zavala; Entre dos aguas, ensayo de Ángel Emilio Hidalgo; Un abrazo al pasado, memoria –testimonio de Blanca Gilabert y las obras poéticas No debería haber mujeres buenas, de Yuliana Marcillo; Dedicadencia, de Ernesto Intriago; Antología personal, de Paúl Puma.

Montedearte conquistó a los quiteños

Yuliana Murillo y Leonardo Delgado

El renovado grupo Montedearte presentó el espectáculo Ecuador Costeño, en la clausura de la Asamblea de la Reupde.
Montedearte, dirigido por Carlos Delgado Mendoza, conquistó al público quiteño con sus músicos, cantantes y bailarines, quienes interpretaron el repertorio: Alma Montubia, Pasillo Manabí, Romance a una tejedora, Gallinazo, Puerto de Manta, El Truco y la Maña.
Cantantes; Pablo Macías (primera voz), Leonardo Macías (segunda voz), Emelina Vélez, Nicole Bermúdez, Malú Chica y María de los Ángeles Cruz (coro).
Músicos; Edison Moreira (requinto), Leonardo Macías (guitarra), Luis Ronquillo (bajo y percusión).
Bailarines; Ana Pía Palma, Shaila Loor, Anita Paredes, Pamela Mendoza, Naika Mero, Juliana Murillo, Gabriela Jiménez, Emelina Vélez, Edison Moreira, Byron Villao, Johao Cedeño, Leonardo Delgado, Carlos Delgado.

La risa helada de Dedicadencia




He leído las reseñas de la poesía –todavía naciente– de Ernesto. Ahí se destaca lo que podría haber de desgarrado y doliente en su poética. Y es cierto, desde Gimen de Amor los muertos –su título publicado en el 2008 y que no sé si es el primero– hasta este nuevo título, Dedicadencia- hay una preeminencia de lo que duele y se pierde de la vida; pero a mí me va corresponder destacar su humor –el humor como contraparte y consecuencia del padecimiento, diría. En Dedicadencia hay muy buenos ejemplos de esta capacidad textual de Ernesto, ya menos larvaria que en Gimen de Amor los Muertos: Dislocamientos léxicos, intervenciones sonoras, etc., todo para dotar de nuevos protagonismos sonoros a las palabras, a las líneas versales – a “la verba”, en fin, dicho en lengua popular Manaba–, para permitirse burlar el vacío, el sinsentido de la norma, de todas las normas de las que está hecha la “inamovible” realidad. Ironía, sardonismo, burla hay en este libro de Ernesto, cualidades que celebro y agradezco porque parece que hoy el paisaje lírico de mi país lagrimea –pobrecito de sí– y no sabe ni quiere hacer otra cosa, parece.

Roy Sigüenza.
Portovelo, 16 de Septiembre de 2011

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Viernes de poesía en la Puce

Paúl Puma

Mar Abierto cerró con poesía el ciclo de lanzamientos en la 44ª Feria Nacional del Libro de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (Puce). El 16 de septiembre presentó Antología de Paúl Puma, No debería haber mujeres buenas, de Yuliana Marcillo y Dedicadencia, de Ernesto Intriago.

Juan Carlos Moya, periodista de cultura, destacó de Puma su ánimo experimental en la palabra, su compromiso ético y social. “No comprendo bien a los poetas, son como mariposas en la noche”, señaló con humildad, para luego cederle la palabra a ese joven “que ha mutado” , ese poeta de versos contundentes, de expresión sincera y novedosa.

De izq. Paúl Puma y Juan Carlos Moya.

Paúl Puma agradeció a Jesús Aguinaga, director del Centro de Publicaciones de la Puce, por el espacio, pidió aplausos para Ubaldo Gil, director de la editorial Mar Abierto y presidente de la Red de Editoriales Universitarias y Politécnicas de Ecuador (Reupde), por hacer posible en Manabí, en la Costa un sólido proyecto editorial, “ es digno de admiración en este país”. Finalmente deseó éxitos a los poetas manabitas que esa noche compartían el evento de lanzamiento.

El poeta Freddy Ayala presentó el libro No debería hacer mujeres buenas. Comentó que conoció la poesía de Marcillo a través de Soledumbre, texto colectivo que publicó Mar Abierto en el 2009 con cuentos y poemas de los talleristas de Pedro Gil, luego en Guayaquil en un encuentro de poetas jóvenes. “Es muy importante conocer algo nuevo”.
En su análisis destacó que el poemario plantea un malestar individual, “una queja arraigada en el descomunal grito de la soledad de sus personajes, digamos que la soledad enciende la conciencia y lo evidencia desde perspectivas como: la ciudad, la moral, la religión, el sexo, y esto en el espectro dualista eros y tánatos”.
Yuliana Marcillo y Freddy Ayala

El mantense Pedro Gil presentó a Ernesto Intriago, en ausencia de Roy Sigüenza. El Poeta ‘de las 17 puñaladas’ dedicó el acto a sus talleristas, dijo sentirse orgulloso de 'Dianita' Zavala (autora de Carne Tierna y otros platos), de Yuliana, de Ernesto. “No sean tan giles, la escritura es con sosiego, con rigurosidad. No escriban con sangre”.
Pedro Gil

Posteriormente leyó aquello que escribió para la contraportada de Ernesto y el texto enviado por Sigüenza. Compartimos un párrafo de lo dicho por el poeta de Portovelo: “En Dedicadencia hay muy buenos ejemplos de esta capacidad textual de Ernesto, ya menos larvaria que en Gimen de Amor los Muertos: Dislocamientos léxicos, intervenciones sonoras, etc., todo para dotar de nuevos protagonismos sonoros a las palabras, a las líneas versales – a “la verba”.

Ernesto Intriago.

Yuliana y Ernesto leyeron sus versos y se unieron a la celebración de la palabra, del compartir con autores, lectores y editores; protagonistas de la feria que abrió sus puertas a la producción de Mar Abierto.

Momentos tras los eventos, parte II

Jesús Aguinaga, Medardo Mora Solórzano, Ubaldo Gil, Paúl Puma y Freddy Ayala.





Ubaldo Gil desde una mini pantalla.




Integrantes del grupo Montedearte de la ULEAM.





Integrantes del grupo de la Universidad Politécnica Salesiana.






Los poetas Alex Tupiza, Yuliana Marcillo y Freddy Ayala.

Momentos tras los eventos, parte I

Anyela Rivas, Diana Zavala, Joselo Márquez, Lady Cevallos, Alexis Cuzme, Lili Mero, y Ubaldo Gil: Equipo de Editorial Mar Abierto.




Yuliana Marcillo, Pedro Gil y Damia Mendoza.



Flavia García (conferencista de Brasil) y Ubaldo Gil.





Grupo Montedearte tras su exitosa presentación en el cierre de la 44a Feria Nacional del Libro PUCE 2011, los acompañan equipo de cobertura del evento, Director de Mar Abierto e invitados manabitas.




Foto de confraternización entre ULEAM y PUCE.

A MODO DE PRESENTACIÓN



Por: Cristian López Talavera

La literatura ecuatoriana vive un tiempo de cambios, uno de ellos es el apogeo de Talleres de creación literaria; entre los más importantes está el taller de Sara Vanegas, en Cuenca, el de Augusto Rodríguez, en Guayaquil, de Diego Velasco Andrade en Quito. Varios nombres han surgido de estos espacios de construcción, se me vienen a la mente: Freddy Ayala, Adolfo Santiestevan, María de los Ángeles Martínez, Johanna López, Lucero Llanos, en fin, nombres y obras. Pero Manta no ha sido la excepción, y es el poeta Pedro Gil quien, auspiciado por la Universidad Laica Eloy Alfaro, ha trabajado por años para presentar nombres que enriquezcan el patrimonio cultural del país, entre ellos está el nombre de Diana Zavala, con su título: Carne tierna y otros platos, reunión de 10 relatos cortos, donde la cotidianidad se devela como la catarsis por donde allanar en la consumación de estos platos sugestivos.

Para entender el proceso de Diana Zavala, debemos indagar en los objetivos de un Taller Literario. Empiezo por las palabras del poeta quiteño Alfredo Pérez Bermúdez: “Toda la vida ha habido grupos literarios, talleres literarios una especie de pequeñas logias para leer los textos de cada uno y confrontarlos, toda la vida desde casi siempre. Porque un escritor necesita de comunicación, necesita saber que otro que le lee tiene un criterio sobre lo que ha escrito”, mientras que Paulo Freire, en su Pedagogía del Oprimido, resaltaba el diálogo como una función única de emanciparse, decía: “No hay diálogo, tampoco, si no existe una intensa fe en los hombres” y es esta fe, ápice principal que han tenido varios escritores para poder mostrar su obra, desmitificar cánones, premios, alabanzas mutuas. Esta fe que nos retrotrae a la palabra esperanza. Y sé que existe esperanza en el cambio de las letras ecuatorianas. Diana Zavala es una de aquellas y me siento feliz, porque la literatura necesita de confianza (fiel testimonio de un sujeto para su tiempo con su otro), y tengo confianza al dar la lectura de este libro, que como su prologuista anuncia, disfrutar de este delicioso menú narrativo.







Si bien, el título del libro, y el dibujo de portada nos puede dar una imagen primera, el erotismo como una función de comer. Esta idea de comer que está ligada en el discurso popular como un acto sexual exclusivamente al cuerpo. Pero al iniciar la lectura del primer relato, toda idea antes realizada se desvanece, y solo encuentro personajes desolados, ambientes de mercado, pandemoniums, donde las cicatrices encuentran su vida. Ritos. Máscaras herméticas. Pero algo sacudía en mi cabeza. Volví al primer relato, a Polvo de Gallo, y recordé a Mario Vargas Llosa cuando rememoraba las palabras de Hemingway, que en sus primeros relatos, mientras escribía, suprimía el hecho principal, y es este descubrimiento que revolucionó sus textos literarios. Aquel silencio que Vargas Llosa denomino el dato escondido. Y es el punto que no encajaba en este primer cuento, y por donde voy a guiar mi análisis. Dato escondido que hace al lector ingresar en la historia para poder desencajar, mejor para poder involucrarse como un personaje más del relato.

Quizá en Polvo de Gallo, el tema esencial sea sexual, pero es el vacío existencial, la soledad, que como marcaría Cioran, no solo nos hace estar solos, sino nos hace ser únicos, sí, únicos en un mundo que la rapidez, la movilidad, o sino, el automatismo, la ganancia, el trabajo bajo presión, la excelencia ha ido envejeciendo ese reconocernos en el otro: “…yo sin palabras, sin movimiento, dejo que hable de mi falta de concentración, de que el problema no es su rapidez, sino mi lentitud y mi obsesión por las caricias previas”.


Sina Mondavi, Diana Zavala, Cristian López y Mónica Palau.



Y es esa soledad el tema esencial, la frase final es clave en este cuento: “El techo es un perverso espejo”. Borges se preguntaba que hecho le hizo temer a los espejos, y Diana Zavala creo encuentra la respuesta cuando anuncia: “un golpe en la puerta o el sueño nos liberé de la pesadilla de estar juntos”, pero también, su salida del relato es sutil e inteligente, para no caer en la facilidad, nos da un final inusitado: En qué piensas, en las aves, una respuesta extradiegética a la historia, quizá, maravillando su dato escondido. Claro, mi pregunta es ¿Qué le hizo llorar a Nano luego de la repuesta fría de las aves. Por qué rehúye de la inutilidad del amor? No se lo conocerá. Nosotros debemos recrear ese sentimiento.

En el cuento: La noche de aniversario nuevamente el final contrario al hecho narrativo, y el tema de la soledad entre los personajes se edifica como maldición, como un vicio imposible de liberarse. Pero en los diálogos de estos personajes se vivifica la soledad como salvación. Recreemos el cuento, primero nos indica un somero (des)encuentro, el dialecto inicial se funde con la sensualidad de la conquista. El amigo, luego de convencerla, entra al departamento de la mujer a escuchar, como parte de la coartada, música de Serrat. Existe un diálogo, luego de que ella se deja seducir: ¿Tú esposa se merece esto?. No. ¿Yo me merezco esto?. No, no, no Dios. Como podemos ver los dos personajes entran en su batalla con la moralidad y el deseo del placer, a lo que termina diciendo: Si te hubiera conocido en otra vida no te dejaría escapar, la culpa se deviene como un objeto de deseo.

Una de los méritos en este cuento, es que Diana Zavala logra transformar los elementos más próximos en lid de la imaginación. El final, donde la mujer reconoce esa mancha en su vida, como bien lo señala Roy Sigüenza, el amor como la muerte mancha, esta mancha denominada Soledad: “lo hallé sudándome el mueble, llevaba solo las medias, con una mano fumaba y con la otra trataba de hacerlo crecer”. Este reconocimiento que obliga y arrastra a las profundidades del infierno, vicio que nos abandona en una seda de desencanto.

Diana Zavala, desde estos ingredientes cercanos (dialecto, seducción, soledad) pone en cuestión los valores que nos aquejan, nos revela la mentira en la que estamos abocados, en el cuento La Campaña, el personaje se enfrenta a una crisis dentro de la narración: la protagonista, joven universitaria, es sometida a la vacunación contra la rubeola dentro de una campaña del ministerio de salud. El problema en que deviene es que se encuentra embarazada, aquí nace el conflicto: “Empezó a contabilizar los días fértiles de su ciclo; descubrió que su aventura en el baño con el mensajero ocurrió el infalible día 14”, sucede en sí la reflexión: “haz que salga ahora que no tiene forma de niño, ahora que no lo quiero, ahora que nos dolerá menos”. La autora acepta la fragilidad de la mujer en un mundo donde el individualismo está por todas partes, nos dice en el cuento: “ignoraron sus sollozos, criticando a las finalistas del miss universo”.


Jóvenes lectores presente en la presentación de Carne tierna y otros platos



Una de las cosas importantes que hay que acotar en esta presentación y que he leído en varios ensayos sobre este libro, es que es un libro de negación contra una moral pacata, a lo que yo negaría en lo absoluto. Estoy de acuerdo en que simplemente se niegan algunos valores que tradicionalmente se han considerado válidos, por ejemplo, el machismo, la falta de creencias, el no respeto a la vida, en fin. Pero creo que la importancia lo develan sus personajes, que en cada final del cuento tratan de iniciar una metamorfosis a la liberación. Se desprenden de su entorno, tratan de encontrar su identidad.

Pero algo, espero que lo tome Diana como un consejo de un lector, si bien, la estructura narrativa es interesante, y rememoro lo que alguna vez leí en un ayer, palabras del escritor Jorge Volpi sobre la muerte de la Literatura, que mucho se ha culpado a los profesores de esta materia, y que en algo en razón tienen, pero el escritor mexicano aseveraba algo importante (mi memoria me falla, pido disculpas): “Son los escritores y los lectores de literatura quienes ayudan al decaimiento de la literatura cuando se entretienen en un solo tema (él hablaba de la literatura gótica)”, hay que reconocer que tiene razón. Una de las virtudes de la narrativa, y que diferencia a la poesía, es que podemos salir en busca de ella, que nos da más libertad, más amplitud. Quisiera una Diana Zavala indagando aspectos de reflexión en otros ámbitos, partir desde otros ingredientes que se hacen poesía en su voz narrativa, y también felicito a Diana porque me mostró un mundo allanado en la desilusión, pero con esa fortaleza, propia del ser humano. Me regaló una nueva soledad.
Y, en palabras de Charles Bukowski, Diana:

Si vas a intentar, recorre todo el camino
No hay otro sentimiento como ese
Estarás a solas con los dioses
Y las noches se encenderán con fuego.

Diana ingresaste a un camino duro, donde la única recompensa que tienes al escribir, como la vida misma, es allanar tu vida de descubrimientos, de conocimientos.

(Texto leído en la presentación de Carne tierna y otros platos, Quito- 14 de septiembre de 2011, en la 44ª Feria Nacional del Libro de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador)

martes, 20 de septiembre de 2011

LA DESTRUCCIÓN DEL CUERPO Y LA AFIRMACIÓN DEL SUJETO





Por: Freddy Ayala Plazarte


En un tiempo de absolutas dominaciones; tecnológicas, ideológicas, políticas, donde las normas son el imperio para consumir y ser consumido, donde el acto canibalístico de devorar y ser devorado por el otro nos da la posibilidad de afirmarnos o negarnos como sujetos de conocimiento, o como sujetos perceptivos capaces de encontrar dimensiones desconocidas en nuestro “yo” interior, entonces, cabe decir qué exteriorizamos al mundo, qué imagen generamos ante el “otro”.

Y en este campo de incertidumbres es donde Yuliana Marcillo (Chone, 1987) ha cosechado su propuesta poética; “No debería haber mujeres buenas” Editorial Mar Abierto 2011, es decir, mediante el eros-tánatos como bucles desde donde se edifica una forma de responder y cuestionar lo que en el seno de las sociedades actuales sucede, el binario: masculino-femenino.

No obstante, autoras como Yuliana Marcillo han sublimado la condición humana desde una perspectiva profana en contraposición a lo sacro, manifestando transgresión ante lo normativo, jugueteando con la moral, y mediante el lenguaje poético para visualizar ironías y contrastes, es el caso de “No debería haber mujeres buenas”, valiéndose del lenguaje para destruir su propio cuerpo, pero no al sujeto, bien lo decía Moira Gatens que la subversión viene desde dentro, su cuerpo es el objeto, el fetiche del otro, pero hay un sujeto que lo habita y reivindica este cuerpo negado.

Considero que el poemario plantea un malestar individual, una queja arraigada en el descomunal grito de la soledad de sus personajes, digamos que la soledad enciende la conciencia y lo evidencia desde perspectivas como: la ciudad, la moral, la religión, el sexo, y esto en el espectro dualista eros y tánatos.

Es ella y es él quienes están en la mitad de los extremos que impone la sociedad, la misma existencia, así en el poemario está una ciudad abolida por los vicios y la dominación masculina, una ciudad que funge entre lo tradicional y lo moderno, una ciudad que huele mal bajo las alcantarillas otra ciudad que aparenta anuncios publicitarios, que vende crónicas trágicas en la pantalla chica, hay una ciudad que duerme y otra que despierta en alaridos de la porno miseria: “Ella llora en una esquina porque el amor le vio las güevas/Usa minifalda y en desuso están sus tetas. Son las cuatro de la mañana y ya no quieren vender cervezas. “Pásale un billete en bajo para seguir con la joda.”

Yuliana Marcillo

Pero: “El piso se inunda de semen/ con cada paso que da el profesor/ Sus ojos fijos en mi escote allí en el fin del mundo.”

Dentro de esta ciudad hay habitaciones donde la moral de los individuos se abate entre lo aceptado y lo prohibido, así Yuliana invoca la mirada voyeurista del otro. Y más adelante nos dice; “Tú quieres seguir dándome bajo esas cortinas rojas.”

Y ahí está su queja y su ironía a matrices como la religión: “Háganme entonces el milagro de repicar las campanas/ cuando yo utilice una sotana y entre al Valle/ de los Miserables (…)”. Es evidente que su mirada trasmuta a desocultar lo que calla el otro, a buscar afirmarse en la negación, su desasosiego es una condena una incertidumbre cuando late con peligro la convivencia: “Tus hijos saben que bebes de otra leche/ pero te dicen te amo./ Yo no.”, entonces estamos como lectores hurgando en nuestro imaginario los regímenes de Occidente, los disciplinamientos y formas de poder que acaecen en las relaciones amorosas.

Y quizá encontramos vergüenza corporal, pero la autora la asume la devora y la desnuda; “Tú le estás dando por la vagina/ y yo me estoy dando por los ojos. / Porque no es cuestión de meter y sacar/ si de todas formas me dejas jodida.” Acaso se quebranta la privado, y acaso se consume y cosifica el individuo cuando se objetualiza el cuerpo. Sin embargo, este régimen de culpa, estigma y vergüenza evanece por un claroscuro donde el amor utópico acaricia la desmesura; “Abro las piernas para obtener amor, cierro las piernas para exigir respeto.”


Y acaso Bataille tenía acierto cuando decía que el sexo da felicidad y angustia al ser humano, ya al final del poemario rememoro estos versos; “Me he levantado otros amaneceres/ tan descalza como la acera/ Aún tengo ganas de caminar/ aunque lleve sangre en los talones. Seguí tus pasos./ Buena chica, buena discípula. Se puede ser puta sin necesidad de abrir las piernas.” Entonces cabe pensar en una imagen monstruosa, porque es el cuerpo que continúa atravesado por un régimen siniestro de arrastrar su angustia hasta otro amanecer, hasta otra estación.


Yuliana ha conspirado con su “yo” para desacralizar el dominio masculino, el eros y tánatos, hay un acto subversivo en estos versos, de confesión a la vez, porque su mirada es un espejo que construye su “yo” en la negación del otro. “No debería haber mujeres buenas” es el anuncio, el aviso a que es el cuerpo desde el cual enunciamos y generamos conciencia, a la vez, es un cuerpo que lleva heridas prolongadas, los estigmas, la autora ha naturalizado el dolor para que el sujeto que lo puebla sea quien tenga la posibilidad de relatar memorias y sensaciones.

¿Yuliana has iniciado o has cerrado un capítulo de tus hospicios? Este poemario en el que has destruido tu cuerpo, te ha visualizado como sujeto, si hay lluvia o sol sobre las palabras que has desmigajado es una muestra de que hay tiempo, ruido y silencio. Pero es un paso esencial a la próxima estación, estoy seguro que dentro de ti vociferan otras mujeres, otros diálogos, otros necios enigmas, ahora te has arriesgado y has empezado a indagar el mundo desde las habitaciones, y es posible que la siguiente parada esté allá en el horizonte.


(Texto leído en la presentación de No debería haber mujeres buenas, Quito- 16 de septiembre de 2011, en la 44ª Feria Nacional del Libro de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador)

Análisis a Un abrazo al pasado


Por Cristian López Talavera.


Leer un testimonio así, inevitablemente a uno le hace estremecerse. Los huesos se evanecen, este sentir me recordó la Letanía a Satán de Charles Baudelaire. Leer un testimonio así es acongojarse ante un poema escrito con sangre. Si bien, al inicio del texto la autora no explica que estas líneas no son un texto literario, me preguntaría ¿Qué hace a un texto literatura y qué no lo hace? Rememoro palabras de Tristán Tzará: la poesía no es únicamente el producto escrito sino una manera de vivir. Dejar a un lado esa idea de la belleza, creo que es en el lenguaje donde los artistas se ensimisman, se reencarnan en el poema. Y Blanca Gilabert, en este: Un abrazo al pasado lo hace.

Albert Camus se compenetraba diciendo que el arte, en su objetivo, siempre realiza una competencia culpable a Dios, esta competencia en la creación de universos completos, no solamente a describir vidas cotidianas, sino en la creación de grandes cosas que dejen una huella, una rememoración, y pregunto, no hace esto la autora cuando apunta: “al advertir que los policías estaban ocupando los escalones del mercado, (Durruti) sacó su cacharro se puso a disparar… y así empezó la trifulca que duró cerca de siete horas…”

Esta es la condición del arte, hacer sentir a los lectores lo que nosotros sentimos en tiempo y espacio determinado, en un afán de liberarnos. Cada vez que leo un texto me libero. Ingreso a una especie de metamorfosis donde mi cuerpo levita en busca de la libertad. Bien lo dice en la introducción la autora: Gracias porque me ayudaron a dar luz a mis recuerdos… básicamente, encontró la paz, el amor, la libertad.

Fueron tres años de la dictadura fascista de Franco, fueron tres años, así nos cuenta la historia, de la Guerra Civil Española, pero las llagas duraron toda la vida. Con la frase: Centinela de Occidente, rechazó todo intentó de ideas revolucionarias, se prohibió el uso de varias lenguas, propias de una cultura, en pocas palabras minimizó el pensamiento, que alguna vez nos llevará a la libertad.
Blanca nació en plena Guerra Civil, el sonido de las bombas fueron sus canciones de cuna, ¿Qué culpa tiene una niña para desde su infancia haber generado odio? ¿Qué hace a una niña abandonar su patria, sus raíces? ¿Qué culpa tuvo Blanca que su abuelo anhele la libertad? Recordar del franquismo, simplemente es una canallada, el valle de los caídos. Y mucha gente que salió de España para encontrar la dignidad, propia del ser humano.

Así, por medio de esas vivencias, la autora nos va narrando lo duro que significa el exilio, que es como un llamado a la muerte, pasando por varios lugares, la familia, o como nos dice en el libro la gran familia de la Colonia Agrícola Simón Bolívar en Saloya, llega al Ecuador, por los años 40, siendo presidente de la República, el doctor Carlos Alberto Arroyo del Río, donde nos presenta un país con problemas económicos, revueltas. En esta parte del libro, la historia, que primero devenía en nostalgia por la partida, da un giro, y es la alegría, las preocupaciones familiares, el amor, las anécdotas, el contexto donde ella vivió. En suma, un abrazo a su bello pero duro pasado.

Si habría que calificar a este documento con una palabra diría: optimismo, la mayoría de textos autobiográficos, salidos de un tema duro como el exilio, nos entrañaría nostalgia, dolor, pero en este Un abrazo al pasado nos genera alegría, las anécdotas se transforman en historias alegres. Por ejemplo, en el capítulo denominado: los amores de mi hermana, “Era ya toda una señorita muy guapa con muchos pretendientes rondándola, y mis padres espantándoles…”

Blanca Gilabert.

O tal vez, el capítulo donde la furia del mar, donde previo al incidente cuenta como jugaba con sus amigos y familiares: “Otra vez me tocó interpretar papeles en los que era muda o había que hablar poco; el baile y el canto no eran mi especialidad como ya lo había comprobado en las veladas de la escuela…” Así mismo, la inocencia de las niñas, y el juego que entre ellos se va creando, como la peluquera, la bicicleta, el tener o no tener. Los viajes que luego de sus estudios realizó, entre ellos, España, Francia, República Dominicana, Manta, Quito; todo para poder aplacar el dolor de esa etapa cruel del franquismo.

Además, lo delicioso del libro, que es de una lectura sencilla y animosa, son las fotografías que van explicando cronológicamente su vida. Pero también libros sobre el franquismo, donde su padre Alejandro Gilabert da sus vivencias.

Un abrazo al pasado es un libro testimonio de una familia. Un grito de una mujer para que se vaya creando la paz. Para decirle a sus hijos, nietos que existió una familia que existió un hombre llamado Alejandro Gilabert, que como Montalvo, tomó su pluma y dio lucha por su dignidad.

Texto leído el 15 de septiembre, en Quito- 44ª Feria Nacional del Libro de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (Puce).
Miembros de Reupde y una delegación de la Uleam fueron parte del público que presenció el lanzamiento de Un abrazo al pasado.


Libros para no olvidar

Blanca Gilabert, autora de Un abrazo al pasado.

El 15 de septiembre, en la 44ª Feria Nacional del Libro de la PUCE, Mar Abierto realizó el lanzamiento de los libros Un abrazo al pasado, de Blanca Gilabert y Entre dos aguas, de Ángel Emilio Hidalgo. Ubaldo Gil abrió el evento, lo hizo como presidente de la Red de Editoriales Universitarias y Politécnicas de Ecuador (Reupde).

El poeta Cristhian López analizó la obra de Gilabert. Destacó que más allá de lo duro que significó para la autora el exilio (su padre era Republicano), ella afronta con optimismo y humor aquello que los arrancó de España y los llevó por campos de concentración y colonias agrícolas hasta establecerse en Manta.

Cristhian López.

La autora le contó al público que el génesis del libro está en la pregunta ¿Dónde está Saloya? Esta interrogante que no tuvo respuesta en sus parientes la llevó a escribir su testimonio sobre la Colonia Agrícola Simón Bolívar, sitio recóndito de Ecuador donde se estableció un grupo de españoles contrarios a Franco. "Lo inicié con el deseo de contar lo que sabía de Saloya, pero cuando me di cuenta ya había retrocedido y avanzado en el tiempo un montón de veces, llenándome de una nostalgia hasta hace poco desconocida para mí y que me impulsaba a seguir escarbando (...) Terminaré ésto como dicen las mujeres mayas al terminar una historia: He contado lo que está en mi corazón'"


Guillermo Bustos, director de Historia de la Universidad Andina, presentó el libro del guayaquileño Ángel Emilio Hidalgo, quien fue su alumno. "Me parece tremendamente importante que la publicación se haya hecho en Manta y no en Quito". Señaló que la obra de Hidalgo cabalga entre el registro científico, la propia disciplina, sin perder de vista al ensayo. Este libro nos acerca a la Costa ecuatoriana, a la sociedad guayaquileña desde mediados del siglo XVIII hasta finales del siglo IXX; a las mujeres que siendo protagonistas fundamentales en la historia han quedado como escondidas, por varios factores, uno de esos el poder reinante.

Guillermo Bustos bromeó sobre el título Entre dos aguas; en referencia a que un guayaquileño publica con el sello mantense Mar Abierto.


Bustos resaltó que el libro muestra aspectos de esas dos ciudades que sigue siendo Guayaquil. Al final felicitó al autor por desentrañar esos sentidos de lo que parece común y parece obvio. La intervención de Hidalgo estuvo llena de gratitud para sus maestros, amigos, familia y la casa que en Manabí le abrió las puertas a su producción: la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, en las personas del rector Medardo Mora Solórzano y Ubaldo Gil, director de la editorial Mar Abierto.
Ángel Emilio Hidalgo.



lunes, 19 de septiembre de 2011

Dos obras narrativas para lectores distintos

Parte del público



La noche de miércoles 14 de septiembre, en el marco de la 44a Feria Nacional del Libro PUCE 2011, se realizó la presentación de la novela Cuarto Creciente de Sina Mondavi y el libro de relatos Carne tierna y otros platos de Diana Zavala.

Mónica Palau, catedrática de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, fue la encargada de presentar la obra Cuarto Creciente. Su análisis, didáctico y detallista por demás, versó en torno a la trama de la novela, sus personajes, y los motivos de fondo dentro de su simbología que llevaron a la autora a concebirla. Una lectura donde se destacó que la novela de Sina Mondavi goza de un “lenguaje enriquecido, llena de virtudes y normas” porque justamente contiene “el elemento místico y fantástico”.


Sina Mondavi, Diana Zavala, Cristian López y Mónica Palau




Por su parte Sina Mondavi agradeció a quienes hicieron posible que su novela fuera publicada y alcanzara el interés de los lectores, así no dudó el nombrar al Dr. Medardo Mora Solórzano (Rector de la ULEAM) a Ubaldo Gil (editor de Mar Abierto).

El poeta y narrador Cristian López, fue el encargado de presentar el libro de relatos Carne tierna y otros platos. Al respecto el analista aseveró que: “Una de las cosas importantes que hay que acotar en esta presentación y que he leído en varios ensayos sobre este libro, es que es un libro de negación contra una moral pacata, a lo que yo negaría en lo absoluto. Estoy de acuerdo en que simplemente se niegan algunos valores que tradicionalmente se han considerado válidos, por ejemplo, el machismo, la falta de creencias, el no respeto la vida, en fin. Pero creo que la importancia lo develan sus personajes, que en cada final del cuento tratan de iniciar una metamorfosis a la liberación. Se desprenden de su entorno, tratan de encontrar su identidad”.



Mónica Palau



Diana Zavala, no leyó ninguno de sus relatos incluidos en su ópera prima, si no que enfatizó el desarrollo que está teniendo Manabí respecto a sus autores, asimismo señaló que los relatos (con personajes que, entre otras cosas, apetecen sexo) no son autobiográficos. Agradeció a los invitados, organizadores, a la editorial Mar Abierto que ha creído en su talento y a quienes acompañaron la presentación la noche de ayer.



Cristian López




Finalmente el maestro Fernando Rhon deleitó al público con tres temas, resaltando en su cierre el himno a Manabí.

martes, 13 de septiembre de 2011

Dos autores socializando sus obras


Medardo Mora Solórzano (Rector de la ULEAM) y Paúl Puma (poeta) han sido en estos dos días de la 44a Feria Nacional del Libro PUCE 2011, dos de los autores con mayor reconocimiento del público.

Tras haber participado en la inauguración oficial de la renombrada feria, Medardo Mora Solórzano, firmó y entregó a lectores interesados en su obra los libros Eloy Alfaro un líder del ayer y un ejemplo del mañana, La educación única vía hacia la igualdad, y Vistazos al Manabí profundo.









Por su parte Paúl Puma, tras su intervención en el análisis del libro 25 años de la ULEAM, el poeta capitalino, firmó ejemplares de su reciente Antología personal a decenas de estudiantes de la PUCE que demostraron interés en su obra. Esta entrega gratuita es parte de la promoción que realiza constantemente Editorial Mar Abierto para acercar a más lectores a su producción.

La misma Antología Personal de Paúl Puma se presentará el viernes 16 a las siete de la noche en el auditorio de la Torre 1 del campus universitario de la PUCE.








Texto y fotos: Alexis Cuzme

Llamativos precios para lectores empedernidos



Una de las grandes características de la 44a Feria Nacional del Libro PUCE 2011, son los precios módicos que presentan algunos de los stands. Razón por demás propicia para que los libros sean adquiridos.

Es el segundo día de feria y más visitantes recorren cada uno de los stands con sus novedades literarias, académicas y técnicas, motivados por los llamativos precios y los interesantes títulos.




“Es una ganga aquellos títulos de Patricia Highsmith, una maestra como escritora” asegura Cristian López, lector y visitante de la feria, quien ha encontrado un conjunto de obras de una misma autora.

Mar Abierto no ha quedado atrás en ofrecer precios rebajados, además de calidad en sus obras, todo con el propósito de acercar a los lectores sus más de 50 títulos literarios y académicos.












Texto y fotos: Alexis Cuzme

Presentación del libro 25 años de la ULEAM




La tarde de ayer lunes se presentó el libro 25 años de la ULEAM, obra que recopila parte de la historia de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, esta presentación se dio en el marco de la 44a Feria Nacional del Libro PUCE 2011.

Jesús Aguinaga, anfitrión y organizador de la feria, en su intervención habló del trabajo significativo que lleva a cabo la Red de Editoriales Universitarias y Politécnicas del Ecuador (REUPDE), de cómo su Presidente Ubaldo Gil ha logrado unificar y trabajar conjuntamente para el desarrollo de una red que pueda representar y dar a conocer el trabajo editorial dentro de las instituciones de tercer nivel a todo el país y fuera de él.



Ubaldo Gil


Por su parte Ubaldo Gil, en su breve participación, destacó que “como país en las Ferias Internacionales de Libros no siempre quedamos bien por desarticulaciones, no vamos cohesionados como país”. Asimismo confirmó que es necesaria la socialización de libros gratis para creer en la integración nacional, pero “sin necesidad de someternos a un pensamiento político”.



Paúl Puma leyendo su texto


Finalmente Paúl Puma, encargado de presentar la obra 25 años de la ULEAM, previamente destacó el trabajo de esta institución educativa mediante su editorial, así aseguró que “Mar Abierto es la meca de las editoriales en Ecuador” por su trabajo constante de edición, publicación y sobre todo de promoción. Respecto al libro mencionó que: “Mi lectura del libro que hoy comparto bien deja ver que la Universidad Laica de Manabí asume ya los nuevos retos y roles de la Universidad Ecuatoriana –esa tan desprestigiada en otros escenarios del país– y ahora propone nuevos modelos de enseñanza enclavados en la realidad social –véase los altos índices de desempleo debido a que no se ha tomado en cuenta este aspecto–. La transformación no se reduce a la búsqueda de una autonomía per se ni siquiera a la tan anhelada calidad en la formación estudiantil, el reto es llegar a la eficiencia en el cubrimiento de las demandas de la colectividad a partir de la eticidad que procura el bienestar general de su propio pueblo.”

Tras la presentación se entregaron varios ejemplares a los estudiantes y público en general, además los organizadores ofrecieron un brindis.



Texto y fotos: Alexis Cuzme