jueves, 28 de octubre de 2010

Intensa actividad en Quito

La semana pasada la editorial Mar Abierto de la Uleam cumplió una intensa agenda de actividades en Quito. El 19 de octubre se reunió la REUDE en la PUCE, sede de la 1era Feria Internacional del Libro. La Asamblea, presidida por el manabita Ubaldo Gil, ratificó los estatutos trabajados previamente en sesiones realizadas en la Uleam, casa de estudios donde nació esta red. Al final de la reunión se presentaron artistas del Departamento de Cultura de la Uleam: Carlos Quinto (actor) y el Centro de Danza Montedearte. Ellos deleitaron con trabajos basados en el rico folclore manabita.

El 20 de octubre se realizó la presentación de los libros Vistazos al Manabí Profundo y La Educación: única vía hacia la igualdad, ambos de Medardo Mora Solórzano, rector de la Uleam y publicados con los sellos editoriales de Mar Abierto (Manta) y Eskeletra (Quito). El folklorista y escritor Wilman Ordóñez analizó Vistazos al Manabí profundo, del cual dijo se trata de: “Un libro escrito a propósito, para recuperar la memoria”. Por su parte Luis Aguilera, en torno a La educación única vía hacia la igualdad, argumentó que: “El autor busca abrir la puerta de la equidad social a través de la educación”. En el cierre de este evento se presentó la cantautora Damia Mendoza.

El 22 de octubre, en el Centro Cultural Benjamín Carrión, se realizó el lanzamiento de la antología '17 Puñaladas no son nada', de Pedro Gil Flores. El escritor quiteño Xavier Oquendo hizo la presentación.

miércoles, 27 de octubre de 2010

La poesía de Pedro Gil


Por: Xavier Oquendo

Conozco a Pedro Gil desde hace un poco más de 16 años. Recuerdo con mucha claridad que en el año 1994 llegó a Quito al Primer Encuentro de poetas jóvenes en la Alianza Francesa. Había publicado su libro “Paren la guerra que yo no juego”, libro que se encontraba agotado y que tuve la suerte de tenerlo en copias Xerox. Me llamó la atención su poesía siempre distinta para ser “poeta joven” en aquellos tiempos. Siempre consideré que su poesía tenía más cercanía a la poética del grupo Sicoseo, o al discurso lírico de Jorge Martillo y Fernando Iturburu que a cualquier poeta que esté ahora alcanzando los 40 años. Inclusive diría que su poesía tiene un tono cercano a la anti poesía de Euler Granda y a la de los años 60s.

Siempre lo leí y lo admiré. Para ese entonces el poeta no arrastraba esa fama de “maldito” ni de “marginal”. Era poeta sin calificativos. Cuando Pedro se presentó aquella noche de jornadas poéticas en Quito, dijo sus versos casi de memoria. Los dijo amparándose en ese ritmo interior que aún tiene su poesía. Las palabras de su discurso poético siempre están ligadas a tonalidades diversas, a formas convencionales. Nunca necesitó de formas recargadas para implantar un discurso. Era extraño verlo decir versos ligados a discursos sociales, versos con un halo desolador sobre la pobreza y sus excesos, mientras que los poetas jóvenes de aquellas épocas querían ser parnasianos o eróticos, exquisitos o repletos de epígrafes griegos, silenciosos o delicados; despresurizados o cautivantes; haikunianos, o dúctiles, Pedro usaba el versolibrismo y el corte largo para hablar sobre su contexto, para formar una realidad muy suya, para no dejarse encerrar en las modas del canon, ni en los aspavientos de fin de siglo.



Xavier Oquendo (autor de este texto) leyendo. Sentados Ramiro Arias, Ubaldo Gil (editores de Eskeletra y Mar Abierto, respectivamente) y Pedro Gil.




Pedro Gil tenía claras sus preocupaciones desde muy joven. Desde que asomó su primer libro que causó tanto asombro, cuando la crítica severa de la época encontró en el poeta un discurso que sobresalía por verdadero y por original, y al mismo tiempo, porque la figura de Pedro no venía ligada a ningún grupo, a ninguna secta, a ninguna zona cercada de egos roídos y purulentos. Pedro siempre fue tan sencillo como sus versos. Y por ello mismo, tan complicado en la vida, porque el verso sólido solo es aquel que se logra condensar directamente en la comunicación. El resto es una manifestación donde entran otros intereses: los poetas que quieren parecerse a otros poetas, los poetas que escriben como exige el canon, los poetas que si no escriben como los otros del grupo, no son poetas, los poetas que se hacen cortan con la tijera que exige la moda. Esos poetas no son los que Pedro Gil persigue.

Él estuvo siempre claro que la poesía no debe ser un eje de discurso, un patrón donde extraer las mejores prendas. Su poesía es diferente porque él decidió acercarse a él y universalizarse en su verso. Y eso es lo que conmueve. Y también lo que se agradece.

Por eso la crítica decidió llamarlo “poeta marginal” o “poeta maldito”. Yo no estoy de acuerdo con esos calificativos, porque luego de repetirlos tantas veces, el poeta deja de ser leído, para pasar por el escáner de su propio mito. Y eso es un riesgo. Pedro Gil es un poeta y punto. No hay necesidad de colgarle títulos, porque la poesía será siempre lo que queda luego del poeta. El poeta deberá morir y la poesía deberá quedar si queda. Y si no, pues el intento también es válido. La intención es una luz y el resto es el sol que lo ilumina.






Pedro Gil junto al poeta Javier Lara y dos amigos más.



La antología que se presenta esta noche es una muestra de su trabajo poético general. Y de sus intenciones al querer escribir prosa poética.

Todos sus libros están presentes: “Paren la guerra que yo no juego” de 1989; “Delirium tremens” de 1993; “Con unas arrugas en la sangre” de 1997; “los poetas duros no lloran” del 2001, “Sano juicio”, del 2004 y “17 puñaladas no son nada”, “Clínico” y “El príncipe de los canallas”, poemarios no publicados individualmente, pero con poemas ya socializados y conocidos.
El libro que presentamos esta noche es una edición muy digna de su obra. Presenta 79 poemas y 4 relatos que tienen una estructura de prosa poética narrada.

Los primeros poemas de Pedro Gil son aquellos publicados en su libro de 1989. Siempre los encontré mucho más elaborados en su epidermis. La forma de los poemas citados es mucho menos suelta que los que vendrán en la madurez de su voz. Su discurso irá modificándose en la estructura. Habrá una fluidez mayor en los poemas que se publicarán desde 1993 en adelante.


Sin embargo en este libro inaugural Gil plantea un discurso absolutamente contestatario desde la primera persona hacia una tercera. El singular acusa al plural de la injusticia. El discurso siempre girará alrededor de las preocupaciones sociales, a las que se referirá siempre produciendo la mueca irónica de disgusto y de ira (tal vez, y sin notarlo y tampoco sin pretenderlo, se nota en estos poemas un aire de poeta tzántzico, que se va enriqueciendo por el ritmo del texto, por esa melopea tan personal del verso largo de Pedro, de un verso mucho más ancho y verbalizado, en donde triunfa el poema sobre el gesto). Cuestión de mucha importancia a la hora de pesar en la calidad poética sobre las “buenas intenciones”.




Pedro Gil junto al poeta Cristian López

En Pedro Gil el contexto real es el único válido. En su omnipresencia va saltando a la palestra temática los momentos autobiográficos que harán de la poética de Gil una obra en donde la voz poética se transforme en el autor, como era en épocas románticas, pero, en este caso, adentrándose en la sicología general. Es decir que Pedro Gil, el poeta, es también la voz poética de prácticamente toda su obra. Se sabe perfectamente que su discurso está engarzado en su propio modelo. Y que Pedro Gil será el poeta y será el poema. De allí también viene su contextura de mito urbano dentro de las nuevas generaciones de poetas en el Ecuador.

Los mismos temas siempre estarán rondando la voz poética de Gil: el dolor de la pobreza, el contexto marginal, el discurso contestatario frente a todo hecho establecido: los poetas, los ricos, los exquisitos, los finos, los dandis, los puros, los chulos, los suaves, los cardos, los estereotipados, los in, los uff, los “quitarán de ahí”, los intocables. Todos son ajusticiados por este discurso de tonos urbanos desmitificadores.

Pero a quien más ajusticia el discurso poético de Pedro es a sí mismo. Esa autoflagelación que parece tenerla en el texto y en el contexto, también la tiene para sí mismo. Pedro Gil es el más despiadado crítico de Pedro Gil y de tanto Pedro que hay por allí, de tanto Pedro Gil que se ha auto condenado, de tanto Pedro Gil que ya no ha querido ni ha podido consigo mismo. Su libro “delirium tremens” es decidor y definitorio de esta etapa:


Llego a casa sudando sacrificios/ penetro a mi mujer,/ dulce mujer,/ persiste mi farmacodependencia/ a su abnegada vagina/ la hago gemir cariños (también sacrificios). (…) Como han confiscado/ mis pertenencias/ empeñé mis huesos a los usurpureros…


Pedro Gil junto a amigo escritor y al poeta Fernando Escobar (quien ayudó a promocionar el evento desde Quito)

También está como ejemplo ese bello cuadernillo de poesía “Con unas arrugas en la sangre”, probablemente el poemario que más me gusta del poeta. En este libro publicado en 1997 aparece además su evidente y verdadero índice de autores favoritos. Y no solo favoritos por lo que escriben, sino por lo que vivieron, lo que la vida les dio y les quitó y en lo que ellos entregaron en la vida. Ese amor descollante por Edgar Allan Poe, Baudelaire, César Vallejo, Dávila Andrade, entre otros. Ese amor sincero, que no admite poetas de moda o figuras que el canon impone para satisfacer egos de los poetas que leen lo que dicen que se debe leer. Pedro buceó siempre con autenticidad por el gusto y se quedó adorando lo que va creando en la vida: su cementerio personal de versos, de vidas, de formas.

De ese libro extraigo el poema que más me gusta de su obra. Ese poema antológico al que regreso siempre por ser tan cerrado en sí mismo y tan denotativo en las acciones y en las formas y ritmos. Además es un poema modelo, ejemplo de su lucha con la poesía y con él mismo, que es un verso siempre elástico de su propio sonido poético:

Trauma
Volaba./ Detestaba al frío/ porque abusaba de los desnudos/ y no era castigado./ Disfrutaba en las pensiones/ cuando las parejas practicaban/ las poses del amor./ Sabía acerca de la cirugía plástica/ de Dios./ Dormía cuando los otros trabajaban./ Escupía en rascacielos y alcantarillas./ reía cuando las deudas/ y penitencias me molestaban./
Hasta que me desterraron./ Ahora no puedo volar,/ perdí mis alas en una licorería.

El mismo poeta confiesa en una antología mexicana que salió hace poco que:

Soy un poeta que se ha hecho a sí mismo, mientras los otros iban a escuchar clases en la Católica, yo escuchaba historias de asesinos, pero escribía, le daba duro a la máquina. La poesía es la más hermosa de las mujeres que con su caminar elegante tiene que salir ilesa y bella de los callejones del infierno.
La poesía es una mujer llena de bendiciones, la poesía, como el amor, salva. A mí me salvó, lo dije en la locura y lo confirmo en la abundancia de mi sano juicio.

A lo largo de su obra el poeta ha logrado albergar en su oficio sus preocupaciones, su vida, su fe en la autenticidad. En esa autenticidad de saberse distinto, de haber creado un estilo. Porque solo el ser humano es irrepetible, y si los temas son los mismos, las posturas y el tiempo siempre serán distintas. Como el río de Heráclito, siempre cambiante, por más que las aguas se empocen, nunca veremos al río igual, porque el tiempo y las aguas no permiten nunca una visión ciega.

Felicidades al poeta por la bella edición de su poesía.
(Texto leído en la presentación de la antología 17 puñaladas no son nada, en el Centro Benjamín Carrión)
Quito, 22 de octubre del 2010

domingo, 24 de octubre de 2010

17 puñaladas desde Quito

"Me conmueve la calidad de público, no su cantidad", Pedro Gil.

A las 19h00 del pasado 22 de octubre, el Centro Benjamín Carrión de la ciudad de Quito, fue el escenario para que 17 puñaladas no son nada (antología personal de poesía y relato) de Pedro Gil, se presentara a la comunidad quiteña. Hasta este espacio cultural más de una veintena de asistentes, conformado por escritores, periodistas y editores, se dieron cita.

Ubaldo Gil, Director de Editorial Mar Abierto, fue el encargado de inaugurar el acto, donde destacó la trayectoria de Pedro y todo el proceso que conllevó la publicación de esta antología personal que reúne todos sus poemarios y ofrece una muestra de próximas publicaciones (El príncipe de los canallas y Clínico). Además anunció al público que Mar Abierto publicará en los próximos meses un libro biográfico de Pedro, escrito por la poeta manabita Damia Mendoza. Pero sobre todo Gil resaltó el trabajo que un editor debe mantener al momento de seleccionar y reconocer una obra bien sustentada, porque el editor es quien invierte y apuesta por un autor, pero esta apuesta debe ser lograda con un verdadero sentido crítico donde la valoración literaria esté ante todo.


Xavier Oquendo destacando la obra de Pedro Gil.

Posteriormente Ramiro Arias, Director de Editorial Eskeletra, argumentó la importancia de la poesía en Ecuador desde representantes significativos como Pedro Gil, y sobre todo la labor del editor como el responsable de hacer que un autor (en este caso poeta) logre una adecuada proyección de su obra. En este aspecto también se refirió a poetas quiteños (sobre todo a quienes han sido parte de su sello editorial).

Xavier Oquendo, escritor capitalino, en su análisis en torno a 17 puñaladas no son nada, aseguró que: “(Pedro Gil) ha sido considerado marginal por una crítica poco exhaustiva. Su obra, sin embargo, es el único discurso serio de la poesía social en esta generación. Construye su voz poética tomando el yo como referente y personaje. Expresa el prosaísmo desgarbado de la realidad a través de las más crudas y poderosas metáforas”. Oquendo (y esto por su amplia experiencia como crítico y también editor) aseguró que Pedro Gil es el peor enemigo de Pedro Gil, porque su poética funciona desde la parte autocrítica y castigadora. Su análisis sentenció, en la parte final, que “se trata de una voz inusual en la poesía actual del Ecuador”.



Pedro Gil leyendo varios de sus poemas.


Finalmente Pedro Gil, rememoró y compartió con el público la historia de sus peores días de juventud en esta misma ciudad que ahora lo acoge (al igual que otras del país) como el poeta triunfador. Revaloró su poesía y volvió a refutar el término de “maldito”, porque para él sigue siendo un estigma en su vida y obra. Recurriendo a su humor negro y sarcástico invitó a los presentes (poetas y amigos) a revalorar la poesía ante todo, a dejar a un lado el interés por ser famosos y luego escritores, a evitar la simple figureteada con escritores de reconocimiento internacional (esto a propósito de la estadía de Leopoldo María Panero en Guayaquil) y ante todo trabajar, porque para él la poesía es un trabajo que urge mucha dedicación.
Su intervención la concluyó con la lectura de algunos de sus poemas, entre los que sobresalió Breve biografía:

He recibido bravos hurras y aplausos
por sudar y escribir El Poema.
Gracias, muchas gracias.
amigos parias.
Amigos con carros. Muy amables amigos académicos.
Aquí tengo mi talento. El Poema.
El que salí a buscar
desde la entrepierna de mi madre.
¿qué hago con él? ¿se los doy? ¿lo quieren?
¿me lo como? ¿qué hago?



Pedro Gil, Ubaldo Gil y Ramiro Arias.





Pedro junto a compañeras y compañeros escritores.

jueves, 21 de octubre de 2010

Libros de Medardo Mora en la PUCE



La tarde de ayer, y en el marco de la 1era Feria Internacional del Libro que desarrolla la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, se presentaron los libros La educación única vía hacia la igualdad y Vistazos al Manabí profundo de Medardo Mora Solórzano.

La mesa directiva la conformó el Dr. Manuel Corral Pascual S. J. (Rector PUCE), Leonardo Moreira (Vicerrector Académico ULEAM, en representación del autor que no pudo estar presente), Ubaldo Gil (Director de Editorial Mar Abierto), Wilman Ordóñez (escritor) y Luis Aguilera (catedrático de la ULEAM).

La apertura del acto estuvo a cargo del Dr. Jesús Aguinaga, organizador y anfitrión de la PUCE. Posteriormente se analizaron las dos obras.



Luis Aguilera


El folklorista y escritor Wilman Ordóñez analizó Vistazos al Manabí profundo, del cual dijo que se trata de: “Un libro escrito a propósito, para recuperar la memoria. Vistazos al Manabí profundo es en sí: una puesta –y apuesta escénica- para enrumbar lo montubio. Lo manabita. Lo real de esta provincia. Este libro es en cierto sentido, reivindicativo. Un producto sociocultural final de un pasado remoto que grita quiénes son, cuántos son, qué han hecho y dónde habitan los manabitas y Manabí, su territorio. Dónde habita el cholo, lo cholo; el montubio y lo montubio mestizo. Dónde está el puerto de Manabí y lo porteño manabita. En qué espacio geográfico está lo rural y la ruralidad manabita. Cuánto hemos sido –los ecuatorianos- capaces de ver y reconocer la diversidad étnica del país. La diversidad étnica de Manabí. Cuánto podemos ser capaces –los ecuatorianos- de volver a la fuente sin culparnos por los errores pasados. Vistazos al Manabí profundo, es un libro para la verdad, aunque esta, sea sólo relativa”.



Autoridades de la ULEAM y la PUCE


Por su parte Luis Aguilera, en torno a La educación única vía hacia la igualdad, argumentó en su sesudo análisis que: “El autor busca abrir la puerta de la equidad social a través de la educación. Postula la práctica de la libertad: para construir un ambiente donde edificar anhelos, una cultura institucional con conciencia social para lograr una sociedad más justa fortaleciendo la responsabilidad cívica para hacer realidad anhelos y esperanzas materiales y espirituales, basados en el cumplimiento de los derechos como de las obligaciones para lograr la solución de los problemas con prudencia y sensatez”. Concluyó diciendo que ha comprendido que “Fuera del perro, el libro es el mejor amigo del hombre”.


Docentes de la ULEAM en el evento

Finalmente la presentación de ambas obras cerró con la participación de Damia Mendoza, quien deleitó al público con una canción.



Damia Mendoza

Mar Abierto en la 1era Feria Internacional del libro de la Puce


La 1era Feria Internacional del Libro inició el pasado lunes 18 en las instalaciones de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Universidades como la Alfredo Pérez Guerrero, Politécnica Salesiana, Central, Eloy Alfaro, entre otras, exponen sus obras a un público caracterizado por los estudiantes de la universidad organizadora, pero también conformado por estudiantes, escritores y asistentes foráneos.

Además de la producción de las editoriales universitarias del país (entre las que se encuentra Editorial Mar Abierto de la ULEAM), exponen también las cadenas más importantes de librerías de Ecuador que poseen obras selectivas, los precios están para toda clase de clientes, desde los libros más lujosos cuyos valores van desde 20 hasta 50 dólares, y los más económicos que van de 5 hasta 2 dólares.

La feria avanza, recién es su tercer día, se espera más público y un total acercamiento a la producción académica, investigativa y de creación literaria de las universidades del país.








viernes, 8 de octubre de 2010

Pedro Gil “tallador de poesía en carne propia”

De Izq. Francisco Santana, Ubaldo Gil, Jorge Velasco Mackenzie y Pedro Gil

El Poeta mantense Pedro Gil estuvo en Barricaña (Guayaquil), entre los tragos, patacones, inciensos, lectores y panas. Llegó la noche del 6 de octubre para hacer presencia en el lanzamiento de su antología personal 17 Puñaladas no son nada; libro publicado por la editorial Mar Abierto de la Uleam.
Jorge Velasco Mackenzie en el análisis de esta obra rememoró una conversación con un poeta coterráneo de Pedro, “alguna vez Hugo Mayo me confesó que la mejor definición de la poesía que se le había ocurrido era ésta: Poesía , ese tallar en carne viva. Leyendo con paciencia 17 puñaladas no son nada (…) creo que de alguna forma él también es un tallador de poesía, pero con una sola diferencia, ser tallador en carne propia.
Velasco Mackenzie destacó que esta antología tiene aristas cortantes contra el lector desprevenido “venal para mí”. Soltó varias interrogantes sobre la selección personal de los poemas y relatos del libro: “Cómo se hacen las antologías personales?, ¿Quién las ejecuta? , ¿El autor?, ¿Pidió ayuda el poeta Pedro Gil para escoger sus puñaladas?, ¿Y si esas que él creyó profundas no lo son, solo rasguños leves y curables?
La antología 17 Puñaladas no son nada reúne poemas de los libros Paren la guerra que yo no juego, Delirium Tremens, Con unas arrugas en la sangre, Los Poetas Duros no Lloran, Sano Juicio. Esta obra incluye además algunos textos de lo que serán los libros Clínico (poesía) y El Príncipe de los Canallas (relato).

Ubaldo Gil, director de Mar Abierto, resaltó que por lo general Pedro Gil nunca asiste a los eventos de lanzamiento de sus obras, y mucho menos sobrio. Comentó además sobre el trabajo incesante de la editorial que desde Manabí impulsó la creación de la Red de Editoriales Universitarias de Ecuador (REUDE), de la cual es su presidente.
Francisco Santana no quiso ahondar sobre lo ya expuesto por su maestro VelascoMackenzie, acotó que Pedro Gil volvió a la vida desordenada para “regalarnos más poesía y debemos exigirle que nos dé más (…), Esperamos el Príncipe de los Canallas. Pedro no te vayas, demórate algo, si esta noche no tienes que tomarte tres whiskies para que el final demore, entonces toma agua”.
Alguien puso sobre la mesa una cerveza y un cuba libre para el poeta, alguien los retiró. Pedro, autografió libros mientras cantaba Jhonny Vargas, el músico que confesó estar ansioso por escuchar los versos y relatos mediante el software para ciegos Jaws. Pedro no leyó sus puñaladas, Pedro estuvo en Barricaña.