lunes, 22 de abril de 2013

Moralidades de una Puta



El "Príncipe de los canallas" es el más reciente libro escrito por Pedro Gil. En las siguientes líneas transcribimos un extracto de lo próximo que presentará la editorial Mar Abierto.
Moralidades de una Puta

    La señora Dalila, la puta más respetada de la ciudad, era mi vecina. Su hija mi compañera de estudio, Betsabé. Aquella mañana Betsabé se había vestido con licra y una blusita verde que hacía juego con sus ojos. Sus pechos y su caminar parecían su condena. Betsabé.

     Mis padres administraban una cantina.   Eran  los días del L.P.,  las voces de artistas y de beodos sedientos me esperaban y me acosaban con sus peticiones. -El inquieto Anacobero, J.J., Orlandito Contreras, Chabela Vargas, Pedrito Otiniano, etc. Querían comprarle a la vida cinco centavitos de felicidad-.

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     Era mi cumpleaños. Un niño triste, solitario y arrecho era yo. Un niño lector, un niño pendejo. Ni Chumbote me quedaba bueno en la paja. ¿Conoce el paso de la muerte? Cuando vas a acabar, cuando los ojos se te salen y quieres hasta morderte ¡pum! cambias de mano y continúa, alargas el placer. En la alcoba íntima de tus masturbaciones. En mi caso no tan íntima. Dormía  acompañado de mis hermanos.

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      Betsabé tenía un caminar y una coquetería que ya era demasiado, al hablarme se me acercaba tanto que percibía su perfume, el perfume de sus senos, imposible evitar una erección. Pero le tenía aprecio, la apreciaba como hermana. Igual, dispuesto estaba a practicar con ella el incesto.

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La mañana del relato entró a mi fortín a pedirme ayuda.
-Quiero que me hagas el argumento de Huasipungo-.
-¿No pudiste comprar una novela menos llorona-?
Yo, con ella y con los Desechables, presumía un rico tufo de mierda intelectual. Lo de ella era entendible, tenía que atender la casa. Calentar la comida de la mami, calentar al novio.

Un novio para besitos.
Un novio para que me toque aquí.
Un novio para que entre a la casa.
Un novio para que me entre.

Era virgen,  me lo juró, con llanto y todo, frente al retrato de su padre, el difunto Infante de Marina. Me lo juró porque se corría el rumor que andaba tras los pasos de su madre.

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     El día tan esperado. 12 años si es algo cuando se tiene callos en la mano. Iba a decir callos  en el alma. Grandísimo farsante. Callos en la mano se tiene cuando te haces la paja 4, 5,6 veces al día.                           

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     En la mochila llevaba una fundita plástica con aguardiente, cuadernos y la camiseta  del colegio. Translación. Daniel Santos cantaba en el puterío, la misma música, el mismo meadero. Miré un afiche de Pamela Anderson. Como será  ella cuando culea. Gritará, aullará, se pondrá en cuatro. Pero mi picha es tan chiquita. Ojalá y la vecina no se burle.
La espera fue larga. Aparece. Ahí está, mi regalo de cumpleaños. Bañadita.
Me acerqué.
-Hola Pedrito, qué lluvia lo trajo por acá-.
Me ofrece la mejilla. Besito. Las putas también tienen sus modales.
-Nada, es mi cumpleaños-
-¿Cuántos cumple?-
-Doce-.
-Se  está poniendo viejito-.
-¿Por qué no ha ido al colegio, y mi niña?-
-Doña Dalila. Corté. Soy un volcán. Un niño triste, solitario y arrecho. A punto de erupción.-Mi pichita.
-¿SI? Dígame-.
-Quiero…quiero-.
-Qué. Dígame, mijo-.
-Quiero ocuparme con usted-.
-No, Pedrito. Soy amiga de la familia. Amiga de su mamá.
Salí con mi erección bajo cero.                       
                 
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     Esta mañana, al entrar a mi mail, veo que tengo notas pendientes en mi facebook. Veo el rostro maduro y voluptuoso de Betsabé. Me ha escrito una nota en el correo. Vive en España. La señora Dalila está con ella. Está enferma, con derrame facial. Y ella administra un lujoso puterío en Barcelona. La putería puede ser genética, dicen.
                    
Se lo comunico a Nicole, mi mujer.

                                                                         8

En la cama, luego de un polvo, Nicole me pregunta:
-¿Y Quién es esta  señora Dalila?-
Miro el cielo raso.
-Una amiga de la familia. Una señora de respeto-.                        
             




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