Semiótica y vida
Ubaldo Gil
El acto de presentación de los libros de Tatiana Hidrovo
Quiñónez y Jorge Marcos, Rafael Tejeda, Raymundo Zambrano, Jorge Velasco
Mackenzie y Pedro Gil fue todo un éxito, considerando incluso que los
organizadores de la Embajada de Ecuador en Colombia nos pusieron un jueves
cuando todavía están armando las carpas de los libros y hay un ajetreo en la
preparación y ajustes finales; lo mejor empieza el sábado. Tampoco nos habían
ayudado con las invitaciones de rigor y aunque la gente hubiese querido ir no
podía porque era horario de trabajo, las primeras horas de la tarde.
Uno ya se las sabe en estas vainas. Así que con anticipación
organicé las cosas invitando a mis amigos y personalidades de arte y letras,
entre ellos Esteban Mora, un amigo cachaco quien también estuvo en el sueño
inicial de la Editorial Mar Abierto, veinte y cinco años atrás, cuando leíamos
enciclopedias completas entre las que recordábamos los 100 tomos de la Historia
del Pensamiento, editorial Orbis, y escribíamos para el Séptimo Día, y
borroneábamos nuestros escritos literarios.
Esteban, con una pasión y amor por las letras y la pedagogía
que no ha hecho más que crecer desde que se regresó a Bogotá hace unos 15 años,
justo cuando empezaba yo a concretar el sueño editorial, hizo una lectura
académica y humana de la poesía de Pedro y del libro de Rafael Tejeda. Ahora
que Esteban fundó y dirige un Instituto Pedagógico de Educación y se dedica a
aplicar justo todo lo que tiene que ver con los paradigmas de las competencias,
el libro “La educación basada en competencia” le cayó como anillo al dedo.
Fue una presentación atípica porque íbamos presentando los libros e
íbamos armando un foro con los presentes. Y hablábamos de Pedro, de Tatiana,
del Negro Valencia y Raymundo, muy conocidos, y desde luego del gran novelista
ecuatoriano Jorge Velasco Mackenzie.
Pero es que en Ecuador se lee medio libro por año como promedio, de
acuerdo a la UNESCO y esto generó una serie de comentarios penosos y entonces
yo argumentaba que se trataba de una serie muy compleja de variables. Pero sí
concluimos que una mala educación crea además de malos profesionales y malos
seres humanos, gente que funciona solo por interés personal aunque recite una
consigna de interés social.
Una cosa es el escritor que debe dedicarse a escribir y tener la
condiciones para hacerlo todos los días y vivir de lo que escribe, que es lo
que estamos logrando con Mar Abierto, hecho celebrado por tratarse de una
editorial de pueblo y mucho más porque es parte de una universidad. Otra es el
editor que tiene que pensar en el contenido, pero en el objeto libro, un editor
debe velar por la vida misma del libro, desde su edición, diseño, circulación,
presentación y un largo etcétera. Así que acá, como me las conozco, las cosas
iban como para que no se visibilice mucho nuestro catálogo y en cambio sí se
muestren los funcionarios de turno que vienen a representarse a ellos, pero no
a la literatura ni a la academia ecuatoriana.
Volví a confirmar lo que vengo diciendo hace años, casi nunca aparece el
Ecuador representado de modo compacto, con unidad de criterios, en las
ferias internacionales de libros. En estas ferias deben participar los
catálogos editoriales y los autores realmente reconocidos como tales. Un
ejemplo lo ilustra todo, en el stand de los libros de Ecuador no puedo poner
los libros de la Editorial Mar Abierto porque no hay espacio, por tema de
organización y en cambio sí se venden libros como La Ilíada, El diario de Ana
Frank y otros textos de tesis de grado. Cuando en una feria se promocionan son
las editoriales con los nuevos y grandes autores para lograr tener escritores
de exportación, ya no los de siempre sino ir abriendo paso a los relevos.
Bogotá, 19 de abril del 2013
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