Crónica y
signos
Ubaldo Gil
Todo se lo debo a los libros y esto gracias a
que el Gran Padre me enseñó que la vida no es más que un Gran Libro que hay que
leerlo todos los días con la inocencia del niño que recién va a la escuela.
Ahora estoy en la bañera del Hotel Tequendama en Bogotá para la Feria
Internacional del Libro que se da del 18 de abril hasta el 1 de mayo. Es una
bañera enorme con distintos grifos de agua, yo he estado en hoteles de lujo, he
pasado en hoteles Cinco Estrellas, he amanecido en residenciales al aire libre,
he estado en la pensión La Poza por noches enteras pero este hotel Tequendama
se pasa y lo hace con el agua que no quiere salir y si sale, sale demasiado
fría o demasiado caliente. Y me llama Bahie para preguntarme cómo ando pero yo
sé que lo hace para saber si no he recaído porque su Amor es un Libro Abierto.
Entonces le digo que estoy muy bien, pero no le digo que estoy muy bien
enjabonado hace rato, luchando porque salga una agua que no esté ni muy
caliente ni muy fría. Hasta que logro limpiarme con una toalla para ir al
evento de presentación de nuestros libros de la Universidad Laica Eloy Alfaro
de Manabí.
El acto de presentación de los libros de
Tatiana Hidrovo Quiñónez y Jorge Marcos, Rafael Tejeda, Raymundo Zambrano,
Jorge Velasco Mackenzie y Pedro Gil fue todo un éxito, considerando incluso que
los organizadores de la Embajada de Ecuador en Colombia nos pusieron un jueves
cuando todavía están armando las carpas de los libros y hay un ajetreo en la
preparación y ajustes finales; lo mejor empieza el sábado. Tampoco nos habían
ayudado con las invitaciones de rigor y aunque la gente hubiese querido ir no
podía porque era horario de trabajo, las primeras horas de la tarde.
Uno ya se las sabe en estas vainas. Así que
con anticipación organicé las cosas invitando a mis amigos y personalidades de
arte y letras, entre ellos Esteban Mora, un amigo cachaco quien también estuvo
en el sueño inicial de la Editorial Mar Abierto, veinte y cinco años atrás,
cuando leíamos enciclopedias completas entre las que recordábamos los 100 tomos
de la Historia del Pensamiento, editorial Orbis, y escribíamos para el Séptimo
Día, y borroneábamos nuestros escritos literarios.
Esteban, con una pasión y amor por las letras y la pedagogía que no ha hecho más que
crecer desde que se regresó a Bogotá hace unos 15 años, justo cuando empezaba
yo a concretar el sueño editorial, hizo una lectura académica y humana de la poesía
de Pedro y del libro de Rafael Tejeda. Ahora que Esteban fundó y dirige un
Instituto Pedagógico de Educación y se dedica a aplicar justo todo lo que tiene
que ver con los paradigmas de las competencias, el libro “La educación basada
en competencia” le cayó como anillo al dedo.
Fue una presentación atípica porque íbamos
presentando los libros e íbamos armando un foro con los presentes. Y hablábamos
de Pedro, de Tatiana, del Negro Valencia y Raymundo, muy conocidos, y desde
luego del gran novelista ecuatoriano Jorge Velasco Mackenzie.
Pero es que en Ecuador se lee medio libro por
año como promedio, de acuerdo a la UNESCO y esto generó una serie de
comentarios penosos y entonces yo argumentaba que se trataba de una serie muy
compleja de variables. Pero sí concluimos que una mala educación crea además de
malos profesionales y malos seres humanos, gente que funciona solo por interés
personal aunque recite una consigna de interés social.
Una cosa es el escritor que debe dedicarse a
escribir y tener las condiciones para hacerlo todos los días y vivir de lo que
escribe, que es lo que estamos logrando con Mar Abierto, hecho celebrado por
tratarse de una editorial de pueblo y mucho más porque es parte de una
universidad. Otra es el editor que tiene que pensar en el contenido, pero en el
objeto libro, un editor debe velar por la vida misma del libro, desde su
edición, diseño, circulación, presentación y un largo etcétera. Así que acá,
como me las conozco, las cosas iban como para que no se visibilice mucho
nuestro catálogo y en cambio sí se muestren los funcionarios de turno que
vienen a representarse a ellos, pero no a la literatura ni a la academia
ecuatoriana.
Volví a
confirmar lo que vengo diciendo hace años, casi nunca aparece el Ecuador
representado de modo compacto, con unidad de criterios, en las ferias
internacionales de libros. En estas ferias deben participar los catálogos
editoriales y los autores realmente reconocidos como tales. Un ejemplo lo
ilustra todo, en el stand de los libros de Ecuador con el cuento de que no se
los puede vender ni regalar además de que no hay espacio, no puedo poner los
libros de la Editorial Mar Abierto, en cambio sí se venden libros como La
Ilíada, El diario de Ana Frank, hasta de Pinocho y otros textos de tesis de
grado. Cuando en una feria se promocionan son las editoriales con los nuevos y
grandes autores para lograr tener escritores de exportación, ya no los de
siempre sino ir abriendo paso a los
relevo. Y tengo que acudir a mis amigos editores universitarios para que nuestros libros sean promocionados y circulen
en la fiesta del conocimiento, boquiabierto me quedan viendo y les explico qué
pasa y nos morimos de vergüenza.
Como la existencia es un Gran Libro, todos los
días leemos y escribimos sin darnos cuenta, nos dejamos llevar por el azar y el
misterio, esto que ahora comparto no es más que una pasaje de la escena de un
capítulo del libro que tú estás escribiendo ahora que lees pero realmente
escribes y con una alegría inmensa no te das cuenta.
Ubaldo Gil firmando el libro en el que aparece su ensayo Metafísica y transtextualidad en la narrativa de Borges. |
Manta, 24
de abril del 2013
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