viernes, 19 de abril de 2013

Editoriales públicas y privadas en Ecuador Experiencia de Mar Abierto



Ubaldo Gil
  Aunque las estadísticas son una exageración de la democracia o una rama de la literatura fantástica, como lo sostenía Jorge Luis Borges, sin duda que son un referente para ubicarnos en la realidad y sacar conclusiones de lo que hemos hecho y podemos hacer en Ecuador con respecto a la edición de libros dentro del contexto latinoamericano y mundial.

 Entre las empresas de Ecuador distribuidas por sectores y por actividad económica el mayor porcentaje está en el comercio, manufactura, agricultura, transporte, científico técnico, minas y canteras, financieras, construcción, información, actividades administrativas y en el rubro de otros queda un 6.40% entre las cuales no cuenta la actividad editorial como industria, muy lejos de la experiencia colombiana.

  Nuestras editoriales públicas, aquellas financiadas por el Estado y con algo de gestión institucional, como las de la Casa de la Cultura, las Prefecturas, los Ministerios de Cultura y Patrimonio, las universidades y otros organismos del Estado, hacen buenas y hasta excelentes ediciones, con destacados autores ecuatorianos y mundiales, pero lamentablemente al no tener políticas editoriales claras los libros por lo regular se regalan a diestra y siniestra, causando un grave daño no solo a los autores sino al libro en sí mismo que merece ser descifrado y cumplir su fase semiótica al ser llenado de sentidos e interpretaciones por los lectores.

 En una sociedad de mercado lo que se regala no tiene precio y para una persona no formada pierde también los valores simbólicos y trascendentes de los significados y significaciones de un texto. En este contexto resulta más preocupante el que los libros no se puedan vender y se queden en la bodegas de las instituciones para lectura de las polillas que deben saber leer y bastante.
  

FERIA. Este es el recinto ferial donde se desarrolla la FILBO 2013.

  En el polo opuesto están las editoriales privadas que tienen tradición en Ecuador como Libresa, Abya Yala, Eskeletra, El conejo, Campaña de Lectura Eugenio Espejo y otras que tienen sus nichos de mercado bien definidos y que venden sus textos en nuevas librerías especialmente en Quito, Cuenca y relativamente en Guayaquil, porque en el resto del país, con excepción de Loja, son contadas las ciudades donde encontramos librerías. Aquí incluimos a los autores editores  que se encargan de editar, promocionar, distribuir y vender sus propios libros, y entran también aquí los grupos culturales que forman por coyuntura una editorial y que con un catálogo de contados libros viajan a representar a nuestro país como autores o editores con los efectos y percepción que esto genera en lo internacional, ya que pocas veces por distintas razones nuestro país aparece bien representado, con unidad de criterios técnicos editoriales en las ferias de libros que se dan en el mundo.

  No hay en Ecuador una gran distribuidora de libros que permita conocer lo que se está produciendo en las distintas geografías del país y mucho menos fuera de él y esto en gran medida tampoco es culpa de las editoriales, pues responde a una realidad más profunda que viene del alma misma de la educación, la que fracasó en todos sus niveles y que con voluntad política y decisiones todavía por revisar, el actual proceso de la llamada Revolución Ciudadana está cambiando.

En agosto del 2009 en esa edición de la feria de Bogotá asomó un dato alentador y terrible al mismo tiempo, el 60 por ciento de los lectores se concentraba en Bogotá, esta ciudad-estado que tiene industria editorial, autores de exportación de modo constante, que compite en el nivel de lectores con habitantes de París; sin embargo, las mismas estadísticas decían que iban desapareciendo las librerías de Barranquilla, Cartagena y otras ciudades emblemáticas de Colombia y que desde luego el resto del país no corría con la misma suerte en el nivel de lecturas y producción de libros. 


 BOGOTÁ. Esta ciudad colombiana es la sede de la Feria, donde participa Mar Abierto y su director Ubaldo Gil. (fotos tomadas de la web)

Entendemos que han mejorado en estos años, así como nosotros en Ecuador al tener la oportunidad de pertenecer a la Asociación de Editoriales Universitarias de América Latina y el Caribe (EULAC),  con quienes hemos mantenido alianzas y desarrollado procesos al interior de nuestros países. Obviamente, en nuestro caso, recibiendo el aporte de las universidades colombianas y latinoamericanas que tienen tradición, experiencia y calidad en sus libros y procesos. Esto fue posible porque como países tenemos problemas en común, notamos que hay una tendencia a centralizarse la educación, el arte y las actividades culturales, y esto a la larga genera conflictos sociales, pero además las universidades públicas tenían y tienen ahora como nunca -para el caso de Ecuador- la oportunidad de liderar  y apoyar los procesos que tengan que ver con la edición de libros, el fomento de la lectura, el pago de Derecho de autor y la circulación del libro en el plano nacional e internacional.

Por ello formamos la Red de Editoriales Universitarias de Ecuador, con la cual hemos mejorado considerablemente para que las universidades vayan teniendo una idea de la diferencia tan elemental entre una imprenta y una editorial, para que se capaciten y se formen los editores universitarios, para que se cumplan la exigencias de las revistas indexadas que son fundamentales para la vida misma de la Universidad, pero que también se entienda que los libros humanísticos y literarios son indispensables en una sociedad. 

En Ecuador, de acuerdo a los últimos datos estadísticos de  la Organización de las Naciones Unidas para la Educción, la Ciencia y la Cultura, el promedio de lectura de los ecuatorianos es de medio libro al año, un dato deprimente me comentó anoche Juan Martín Cueva, nuestro Agregado Cultural en Bogotá, es por eso que empecé esta presentación diciendo que las estadísticas son una rama de la literatura fantástica. 

Si cada ecuatoriano lee medio libro por año, entonces es que nos acostumbramos a hacer las cosas a media. El dato hay que leerlo como una metáfora de los cuentos que no los escribimos bien, de las novelas que pudieron ser mejores, de las editoriales públicas que se metieron a editar libros sin la ayuda de los técnicos del caso y que por eso después no sabían qué hacer con los  libros, de las editoriales privadas que solo pensaron en el lucro y que no arriesgaron capital a mediano y largo plazo, que no ayudaron al sistema educativo o que no emprendieron una lucha administrativa y si lo hicieron fue para beneficio personal y particular, no con criterios de unidad nacional, entendiendo que esta actividad, la del libro y la lectura, trasciende las posturas ideológicas.

  Presupuesto es lo que más ha existido en Ecuador, esto lo mantengo porque conozco el mundo universitario y el engranaje de la Cosa Pública. En enero del 2000 empezamos a desarrollar la Editorial Mar Abierto con un Plan Estratégico por diez años que lo hemos cumplido y ahora entramos, con otro plan,  a la fase de traducciones, pagos de Derechos de  Autor internacional para realizar coediciones y  circulación y ventas de libros. Pero al inicio la realidad fue dura. Empezamos publicando un promedio cinco libros al año de un modo artesanal y para este año tenemos una agenda de cuarenta libros, lo cual es bastante para una editorial universitaria de una ciudad pequeña como Manta, de donde vengo, que no pasa de trescientos mil habitantes. Claro que estamos también publicando y pagando derechos de autor a escritores reconocidos o con talentos, ya sean nacionales o extranjeros.

  En el sistema anterior las universidades tenían que dar un 6 por ciento del presupuesto general para investigaciones y publicaciones, esto nunca se cumplía ni se cumple. En la nuestra de los cerca un millón de dólares que nos corresponden para este proceso, apenas disponemos de cien mil dólares y a veces a cuenta gotas. Antes estas cosas no se las gritaba, pero ahora hay la oportunidad, además porque universidad que no publica sencillamente es un colegio grande y está destinada a desaparecer como ocurrió con varias universidades ecuatorianas.

 Bogotá, 18 de Abril del 2013


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