lunes, 5 de septiembre de 2011

Portoviejo se deleitó con Almuerzo Desnudo


De izq. los autores Diana Zavala, Ernesto Intriago y Yuliana Marcillo con el comensal Leiberg Santos.


En la JCI Portoviejo (Cámara Junior Internaciona), la editorial Mar Abierto de la Uleam sirvió la noche del 2 de septiembre un banquete de su colección de literatura Almuerzo Desnudo, el menú: Carne Tierna y otros platos (relatos), de Diana Zavala; Dedicadencia (poesía), de Ernesto Intriago y No debería haber mujeres buenas (poesía), de Yuliana Marcillo.
Ubaldo Gil, director de Mar Abierto, comentó sobre el apoyo que este sello editorial da a esta nueva generación de creadores. Anunció que ellos son parte de un grupo de diez autores que presentarán sus obras en la 44ª Feria Nacional del libro de la PUCE .
Ernesto Intriago fue el primero en compartir sus poemas.

“Te pinté las uñas
los labios
hasta falda me puse por amor.
Eso nada más como remembranza
sin mencionar la comidita invisible
que veíamos cuando pasábamos hambre
de la buena que solo nosotros supimos"

Dedicadencia es el segundo libro de poemas de Ernesto Intriago, quien antes publicó Gimen de Amor los muertos y fue coautor del libro Soledumbre que publicó Mar Abierto con textos de los talleristas del poeta Pedro Gil. Ernesto es director de El Autonomista y diseñador de la revista Fotograma.
Sobre su poesía Pedro Gil señala. “En días donde predomina la búsqueda desesperante de fama y de publicación de ciertos “poetas malitos” (?) es un estímulo encontrarse con esta colección de poemas dedicados a cumplir con la responsabilidad humana, terriblemente humana de escribir. Y escribir bien o no escribir nada. Reafirmo mi convicción de que estamos frente a un joven talento que maneja muy bien el juego de palabras, la ironía y la metáfora contundente. Reafirmo, aun a riesgo de las risas de los frustrados de que Ernesto Intriago en su segunda colección de poemas (dedicatoria a la decadencia) retoma el caminar creativo con madurez y sabe que al hacer poesía con responsabilidad estamos haciendo conciencia de país. Porque en esta poesía no encontramos “aves de ensueño” ni endulzantes gramaticales. Él no padece diabetes lírica, por eso asume la tarea poética sin versos light. Este joven poeta -lo digo yo- está haciendo conciencia de país.

El poeta Pedro Rosa Balda presentó No debería haber buenas. “En la palabra de Yuliana una feminidad fagocitada, ensuciada por prejuicios y moralismos de toda calaña se libera y en esto consiste su rebeldía, su originalidad (…) Su canto, su (desen)canto, nos conmueve y desgarra porque nos envía la imagen de nuestro propio desencanto, de la fealdad de nuestro mundo, porque “nadie canta más puramente que aquéllos que están en lo más profundo del infierno: lo que tomamos por el canto de los ángeles es su propio canto” afirma Kafka el “homo litteratus” por excelencia.
“Las palabras son de piedra y el corazón de cristal” escribe Yuliana. Las suyas son piedras que al entrechocarse producen fuego pero a la vez, rompen el cristal”.

Yo,
Tu alcantarilla favorita,
Amante perfecta para cerdos de trinchera.
Cola de pájaro, residuo de niño que se quedó dentro
Despojo que vive en humedad recia
La segunda, la tercera, la cuarta,
La flor que parece muerta,
Yo te pido me dividas, te dividas, nos dividas"


Sobre Carne Tierna y otros platos, el poeta Alexis Cuzme comentó que “es un libro que busca problemas al prejuicio, al machismo estentóreo y lineal existente (...) Si hasta ahora, lectores, no hallaron el libro problema, el desmitificador, el hiriente, el de secretos a voces, el negado a callar por la sumisión irracional que persiste en algunas débiles, pues este es el LIBRO. Una obra, a la que su autora, sin duda, le legó toda su dureza”.

Diana también compartió sus textos. “Al darse cuenta que observaba el sudor en su boca, parecido a las burbujas de las gaseosas, atinó a decir: Es que estoy gordito. Debí parar, hacerle caso a la nausea, a la risa que se formó en mi estómago cuando usó ese diminutivo como si habláramos de un chanchito” (Noche de Aniversario).
Al final se degustaron varios bocaditos y los autores firmaron libros con los comensales de estos tres platos literarios.

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