Por Guido Vásconez
Guido Vásconez fue el encargado de analizar y presentar el libro "El pensamiento crítico y la investigación científica". |
Tratando de evitar lesionar en lo más mínimo el principio de
honestidad intelectual, creo pertinente iniciar precisando en cuanto a la
autoría de este texto que, como se anota en la página preliminar que contiene
datos editoriales, corresponde a un trabajo de investigación auspiciado por el
Departamento de Investigación de la Uleam y dirigido por el economista Freddy
Soledispa Lucas, pero que además contó con la colaboración de Genny Álava Giler
como ayudante y María Belén López Giler como becaria; junto a la asesoría de la
economista Elvira Rodríguez Ríos.
Entrando en materia, en su configuración formal el texto
consta de 145 páginas y cinco partes: la primera se refiere a la filosofía; la
segunda a la epistemología; la tercera a la ciencia; la cuarta al método; la
quinta a la investigación científica e incluye una parte final en la que como
anexo se desarrolla un ejemplo práctico.
Se trata, como se puede caer en cuenta por la denominación
de las diversas partes o capítulos de un texto inductorio a los antecedentes
teóricos de la investigación científica y creo que aquí reside su
particularidad que el confiere la originalidad como para convertirse en un
texto publicable. Por otra parte, esta incursión en campos filosóficos y
epistemológicos es lo que nutre en mayor medida la importancia, interés y
utilidad de su contenido.
El autor del libro, Freddy Soledispa, también se dirigió al público presente. |
La parte primera: la filosofía, nos presenta un breve pero
agradable recorrido por el quehacer filosófico desde los presocráticos, pasando
por los más connotados filósofos clásicos universales de todos los tiempos,
hasta llegar a las corrientes del pensamiento del siglo XX, entre las que se
destacan el existencialismo de tanta transcendencia en el siglo XX; una de
cuyas referencias, en la página 43, refresca axiomas por mi muy queridos como el
de que: “La existencia implica libertad y conciencia”. Otra corriente del siglo
XX que se la revisa es la fenomenología, la misma que tuvo enorme influencia en
la investigación cualitativa de profusa utilización en la segunda mitad del
siglo XX como modelo alternativo de investigación social.
Cabe destacar que a manera de cuadro se dejan esbozadas
cuatro corrientes filosóficas del siglo que vivimos, el siglo XXI. En este punto debo indicar que otro aporte
relevante del texto es la inclusión didáctica de 22 cuadros explicativos como
elementos pedagógicos que junto a múltiples diagramas permiten una mejor
comprensión de los temas desarrollados.
La parte dos se refiere a la epistemología; igualmente,
luego de una breve referencia histórica se analizan tres posiciones
epistemológicas claves del siglo XX: el positivismo lógico que luego prefirió
autodenominarse empirismo lógico para desligarse de la sombra de Augusto Comte
y a cuyos pensadores se los identifica con el “Círculo de Viena”; el
relativismo científico de Thomas Kuhn quien con su teoría de los paradigmas
científicos presentada en su obra “La estructura de las revoluciones
científicas” publicada en el año 1962, marcó un hito revolucionario en la
concepción de la generación de la ciencia. Finalmente se estudia el relativismo
critico de Karl Popper filósofo que sostiene que el objetivo de la ciencia es
buscar teorías verdaderas según criterios de racionalidad, teorías que una vez
enunciadas demostrarán su validez científica mientras no sea refutadas y falsadas
(teoría del falsacionismo).
En ese punto aprovecho la oportunidad para advertir el
peligro epistemológico de la tendencia tan seductora en nuestro tiempo –a la
que se hace referencia en la página 56– de seguir el principio positivista que
postula que para la ciencia es irrelevante conocer la forma en que se llega a
producir el conocimiento científico (contexto descubrimiento), frente a lo
verdaderamente importante que son los resultados finales de la investigación
científica (contexto de justificación). Principio que en ocasiones pueden
tornarse letal para la convivencia humana.
El auditorio del Vicerrectorado Académico, donde se realizó el acto, lució lleno. |
La parte tres trata la ciencia, que como se señala en el
epígrafe del respectivo capitulo tiene como objetivo más general llegar a
teorías con un alta eficacia para resolver problemas. Como no podía ser de otra
manera este capítulo igualmente inicia con referencias al pensamiento griego;
nuevamente a manera de cuadro se insertan algunos de los principales triunfos
de la ciencia moderna e igualmente se topa el pensamiento de Kuhn, lakatos,
Feyerabend y Edgar Morin. De este último place extraer la hermosa afirmación
que “la ciencia debe constituirse en un conocimiento abierto, inacabado y
autocorrectivo”. Axioma que desconocer u olvidan algunos académicos que
seducidos por una una determinada moda intelectual, creen haber conocido el non
plus ultra del saber o haber arribado a lo que Fukuyama llamó “el fin de la
historia”.
En la parte cuatro se desarrolla el método que, entre una de
las definiciones citadas por el texto (página 90) se lo considera: “un conjunto
de pasos fijados de antemano por una disciplina con el fin de alcanzar
conocimientos válidos mediante instrumentos confiables”. En una sintética
revisión de las concepciones sobre el método a lo largo de la historia se incluyen
ideas de Aristóteles de Francisco Bacon de René de Descartes y se termina
presentando los métodos inductivo-deductivo; a priori-deductivo y al método
hipotético deductivo. Este último constituido en estandarte de la investigación
cuantitativa.
Hasta aquí corresponde la presentación de lo que como había
anotado al inicio podría considerarse los presupuestos teóricos de la
investigación científica. Presentación que se la desarrolla con un lenguaje
sencillo, claro y directo; mérito que no es de menor cuantía y lo digo por
experiencia personal, cuando se explicitan temas complejos y en ocasiones
abstrusos, como es el caso de los tópicos filosóficos y epistemológicos.
La parte cinco, cuyo título es la investigación científica,
se refiere básicamente al proceso de diseño de una investigación académica, se
anotan las partes; su secuencia y las características y contenidos de cada una
de ellas. Si bien es cierto que sobre este tema en esta misma editorial ya hay
otra publicación, esta nueva versión no deja de tener importancia como fuente
de orientación para los estudiantes que encaran su tarea final de graduación,
propósito que se fortalece, como lo indiqué al inicio, con el anexo de un
ejemplo práctico de tesis de grado en el área contable.
Como palabras finales quiero retomar ideas del mismo texto
expresadas por el economista Freddy Soledispa Lucas en la presentación (páginas
13 y 14), donde manifiesta que este libro responde a una finalidad noble y
amplia que es orientar el conocimiento de la compleja realidad ; ayudar a que
la universidad recupere su rol en la investigación y fortalecer la formación
integral de sus estudiantes. Asimismo, en la contraportada la economista Elvira
Rodríguez anota dos ideas que las hago mías a propósito de la presentación de
este texto: la necesidad que tiene nuestra universidad de “transitar un camino
arduo en la formación de una cultura de investigación” y la de “abrir espacios
ambiciosos para el trabajo investigativo académico y profesional”. Grandes
propósitos que encuentran en esta obra un aporte oportuno y significativo.
Mis felicitaciones finales al economista Soledispa y mi gratitud
por haberme permitido el honor de realizar esta presentación.
Gracias.
Texto leído el miércoles 5 de septiembre en el auditorio del
Vicerrectorado Académico de la Uleam durante la presentación del libro “El
pensamiento crítico y la investigación científica”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario