lunes, 21 de mayo de 2012

Historia de los papas



Editorial Mar Abierto inaugura su Colección de Teología Job con la obra “Historia de los Papas” del autor Luis Mario Chávez Arcentales. Extensa compilación de biografías de los conductores de la Iglesia Católica y lista para su circulación. La Universidad Eloy Alfaro de Manabí, por ser evidentemente Laica y abierta a todas las corrientes de pensamiento aspira a que desde las distintas religiones o tendencias espirituales, sin caer en dogmatismos, o fanatismos, podamos construir un mayor y mejor equilibrio en el progreso de la civilización, puesto que Dios no cambia pero los hombres y las sociedades sí. Aquí una muestra del contenido.


Alejandro VI

Rodrigo de Borja o Borgia, español, natural de Játiva Provincia de Valencia, nació en 1430 o 1431, y murió en 1503. Hijo de Godofredo de Lenzolio o Lenzuelo, oficial español y de Juana Borja, nunca usó el apellido paterno.

Consagrado en un principio a la milicia, de sus amores con Rosa Vanozza tuvo cinco hijos ilegítimos (…) Rodrigo era sobrino del Pontífice Calixto IlI por su madre Juana hermana de éste, que le llamó a Roma y le concedió un beneficio de 12.000 libras anuales, nombrándole después arzobispo de Valencia, Cardenal y Vicecanciller de la Iglesia con una renta anual de 28.000 escudos.

Muerto Calixto III, y tras los pontificados de Paulo II, Sixto IV e Inocencio VIII, fue elevado Rodrigo a la silla de San Pedro, con el nombre de Alejandro VI, el 2 de Agosto de 1492.

Para alcanzar este puesto compró votos, prometió rentas, dignidades y palacios; mas una vez coronado, procuró deshacerse de los mismos que lo habían elevado, siendo todos perseguidos o muertos. Públicamente vendía los beneficios eclesiásticos, los obispados y las dignidades todas de la Iglesia. Para satisfacer sus violentas pasiones, no se detenía ante medio alguno, ni siquiera ante el perjurio, el asesinato y el veneno.

Confiscó a nombre de la Iglesia y en provecho de sus hijos los estados de los gaetanos, después de ahogar al último heredero. Se apropió cuantos bienes dejaban al morir los sacerdotes. Vendió indulgencias y exigió fuertes contribuciones, pretextando una cruzada.

Sanázaro le dedicó el siguiente dístico: "Vendit Alexander sacramenta, altaria Christum, emerat ille prius ¿Non ipse vendere potest?" que suele verterse al español: "Vende Alejandro por oro las cosas espirituales; ¿Qué mucho, habiendo comprado primero las facultades?"

Lo mejor que se puede decir de este Pontífice es que poseía gran talento, que protegió las letras y las artes, que era tolerante con el pueblo y audaz y sereno en el peligro; pero con los nobles y ricos mostróse duro en extremo, haciendo sus víctimas a las familias de Ursinas, Colanas y otras patricias de Roma, cuyos bienes, títulos y estados repartió entre sus hijos (…)

No falta quien elogie su censura sobre los libros; pero aún esto cabe sospechar que se debiera, más que a su buen deseo, al afán de oponer un fuerte dique a las manifestaciones de la opinión pública en el mundo cristiano, que estaba claramente pronunciada contra él.

En sus relaciones con los monarcas europeos, dejóse guiar siempre por la ambición, y turbó, con sus varios y encontrados proyectos, la paz de España, Francia, Nápoles, Milán, toda Italia y aún Europa, sin que las quejas y amenazas de Carlos VIII, Fernando el Católico y Manuel de Portugal lo cogieran (…)Desde entonces el Papa, sostenido por su feroz hijo César, castigó cruelmente a todos los vicarios independientes que oprimían los Estados de la Iglesia.

Muy pronto las exigencias insaciables de César Borgia produjeron un rompimiento entre su padre y Federico de Nápoles, Cuando el hijo César hizo asesinar a su hermano Juan, duque de Benevento, Alejandro pensó en abdicar la Tiara, pero fue una idea pasajera. César, a quien su padre había hecho arzobispo de Valencia y Cardenal, es relevado ahora de sus votos espirituales, y se pretende colmarle de bienes.

Consecuente con la doctrina de los grandes pontífices que sostuvieron la supremacía del Papado, adjudicó, después del descubrimiento de América, a Castilla y Portugal todo lo que estuviese poseído por príncipes cristianos y se encontrase respectivamente a uno u otro lado de una línea divisoria que mandó tirar de Norte a Sur y que se conoce con el nombre de línea Alejandrina.

Savonarola, elocuente dominico, predicó contra el Pontífice Simoníaco y excitó a la cristiandad para la reunión de un concilio general en que éste fuera depuesto; mas como al propio tiempo mezclara en sus predicaciones la política, los comisarios pontificios lograron que se le condenase como hereje a muerte, que sufrió en una hoguera.

Preténdese que habiendo intentado apoderarse por el veneno de las riquezas del Cardenal Cometo según unos, de los bienes de tres o de nueve Cardenales según otros, invitados por Alejandro a un banquete el día de San Pedro del año 1503 y dispuestas una o varias botellas con un veneno sutil que le suministró su hijo César, un error casual o voluntario del que debía servirlo, hizo que lo tomaran el Papa y su hijo; éste, joven y robusto; se salvó; pero Alejandro, ya septuagenario, murió a las pocas horas en medío de atroces sufrimientos. Semejante versión de su muerte, contada por Guichardin y Paul Jove, está rechazada por escritores notables como Muratori y Voltaire; el diario de Buchardi, nada favorable a los Borgias, afirma que la muerte fue producida por una fiebre.

Este diario del maestro de ceremonias de la corte pontificia en los días de Alejandro VI fue extractado por Leibnitz en su "Historia arcana seu de vitae Alex. VI". Hannover 1696 en 4°. Hállase completo en la obra de Eccard: "Corpus historicum medii oe vi", t.II, Leipsig, in fol. 1723. Puede consultarse también "La vida de Alejandro VI", por el inglés Gordon, publicada en Londres en 1729, 2 vol., y traducida al francés en 1732.

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