Por Ubaldo
Gil Flores*
Las profundas transformaciones que vive
la educación ecuatoriana en general y la Educación Superior de modo particular,
positivas en su mayoría y pensadas a corto, mediano y largo plazo, muy acorde
con lo que debe ser un pensamiento estratégico universitario, para pasar de lo
coyuntural e inmediatista al uso racional de la información pedagógica,
didáctica y a las nuevas corrientes del pensamiento educativo, para mejorar y
cambiar de vida y sociedad, para que la ciencia nos permita en palabras de
Mario Bunge “evitar las vaguedades y superficialidades”, todo esto ajustado a
un nuevo marco legal universitario y en consonancia con una nueva estructura
administrativa y académica que permita al docente y al estudiante no
intoxicarse de información si no vivir el conocimiento por el signo de un
interaprendizaje constante.
No somos más que eternos aprendices, en
el mejor de lo casos con algo de experiencia que sirve -y sirve solo si hay
datos, estadísticas, que permita extraer leyes y principios para crear nuevas
reglas y normas en el ejercicio educativo- en la medida que hay evidencias de
los procesos realizados.
Es en este contexto que este libro tiene
capital importancia para la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí por cuanto
recoge la ilustración siempre actualizada de las distintas corrientes
educativas y su propuesta para que los problemas no se conviertan en conflictos
del maestro Luis Aguilera, quien se jubiló pero no por eso ha dejado de aportar
y más bien con el tiempo suficiente ha podido condensar y sintetizar su vasta
experiencia como pedagogo, como hombre ilustrado que saca de la teoría y la
práctica sus mejores frutos.
El autor hace referencia y desmenuza
conceptos como Macrocurrículo: que es vinculación de los planes de desarrollo:
nacional, regional, local e institucional, Mesocurrículo: que está conformado
por el plan de estudios, malla curricular y estructura legal y administrativa;
y Microcurrículo: que corresponde a las diferentes prácticas docentes que tiene
como instrumento de trabajo el sílabo y su operatividad en el aula.
Todo esto será posible si quienes
lideran a las instituciones universitarias comprenden que “El Capital
Intelectual son aquellos elementos intangibles, todo aquello que no se pueda
tocar pero que puede hacer ganar dinero a la institución u organización.
Agregamos, no solo se puede ganar dinero, sino también mejorar el desarrollo
humano; no solo para ser competitivos, sino también para ser competentes.” Será
tema de debate por años el cómo las universidades públicas deben contribuir a
la apuesta de la política de estado que se afana en desarrollar la matriz
productiva, y que podamos con Arte, Educación y Cultura, exportar bienes y
servicios educativos para contribuir con el Producto Interno Bruto y no
depender siempre de las arcas del estado.
Dentro del pensamiento articulado al
interior de nuestra universidad, en un catálogo de libros que ha cubierto todas
las áreas del conocimiento, uno de los primeros referentes es Medardo Mora
Solórzano con sus distintos textos de filosofía, cultura manabita como modo de
impedir el avasalle de la globalización, política, educación y la realidad
nacional en el contexto mundial, calificado por Fernando Tinajero como filósofo
estoico, acaso con la mayor condición humana y estructura de pensamiento al
forjar una universidad desde el desierto simbólico para sentar las bases y
fundamentos de una institución destinada a ser carne viva de Manta. En esa
línea de aporte, está también Guido Vásconez, quien con su libro Enfoques pedagógicos desde la ULEAM,
describió oportunamente la realidad educativa de la institución y hacía su
propuesta aunque no fue escuchado a tiempo. Y ahora es Leonardo Moreira quien
como Vicerrector Académico está dotando a la institución de profundas
transformaciones a nivel académico, aunque como todo proceso auténticamente
educativo los movimientos son lentos para evitar que el problema endémico de la
educación y su fracaso en Ecuador lo convirtamos en conflictos, cuando se trata
de una oportunidad de dar saltos cualitativos y asumir nuevos retos y desafíos
inmediatos.
Con este libro de uno de mis más
recordados maestros de la Facultad de Ciencias de la Educación, damos un paso
cualitativo en el quehacer y ser universitarios, pero el mismo libro está
incompleto hasta que los universitarios sepamos dotarlo de nuevos contenidos
con la práctica de nuestras profesiones y con nuestro pensamiento
universitario.
(Texto de presentación del libro Aprendiendo a resolver problemas y conflictos de Luis Aguilera)
Manta, 26 de noviembre del 2 013
*Director General Editorial Mar Abierto
2 comentarios:
Nuestra solidaridad con la familia de Ubaldo Gil, con la ULEAM y la REDUPDE, por la prematura muerte del docente, escritor y editor Licenciado Ubaldo Gil.
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