martes, 3 de diciembre de 2013

¡Gracias, Clara!

La autora en la presentación de su libro en la ciudad de Guayaquil.



Bajo el título de Los herederos del lenguaje, (Colección Balsa manteña, editorial Mar Abierto), la periodista Clara Medina, nacida en la provincia de Los Ríos, recoge entrevistas que en los últimos doce años ella ha realizado a trece escritores hispanoamericanos, a las que se suman seis comentarios sobre sendas obras de algunos de los entrevistados. Clara mantiene una columna de reseñas literarias en la revista dominical del periódico guayaquileño El Universo, diario en el que se han publicado las entrevistas recogidas en las páginas de Los herederos del lenguaje, donde trabaja desde hace doce años.

Parece, pues, que algo hay con los números doce y trece. Doce son los apóstoles, las horas marcadas en un reloj, los artículos que se compran y venden por docenas, y el efecto puede ser muy interesante cuando a los doce se suma uno. Mario Vargas Llosa; Elena Poniatowska, la recientemente premiada; Laura Restrepo; Carlos Monsiváis; Sergio Ramírez; Nélida Piñón, a quien se debe el título del libro y su epígrafe; Miguel Donoso Pareja; Fernando Savater; Jorge Franco; Jorge Edwards, José Gabriel Vásquez; Antonio Skármeta.

En las páginas preliminares a la obra que esta noche se presenta, la académica y articulista Nila Velázquez reflexiona sobre la entrevista como género que entraña dificultades, y la misma Clara ofrece algunas ideas interesantes acerca de la fugacidad que caracteriza el trabajo periodístico y acerca del porqué la necesidad de recopilar los testimonios vitales y literarios de autores entrevistados en el objeto libro: la fijación y su concomitante ideal de transfigurar lo fugaz en duradero, así como la necesidad personal, casi autobiográfica, dice Clara, de recapitular una memoria y un balance.

Clara firmando uno de sus libros.


No solo que podremos conocer más del entrevistado –esa es la meta que Clara se empeña en cumplir otorgando el papel protagónico a aquel con quien habla-, sino que tendremos al alcance de la mano unas pinceladas para asimilar el contexto en que se dieron las conversaciones: la sala de recepción de un hotel, la mesa de un desayuno, una cafetería o un teatro; asimismo, sabremos unos pocos detalles del personaje: qué llevaba puesto, cómo era el tono de voz, qué impresiones podía causar y, eventualmente, qué debió hacer la propia Clara en determinada situación, porque un diálogo implica siempre la interacción de dos.

En efecto, la frase de Nélida Piñón que afirma que se hereda un lenguaje del que se hará uso, pero que se va más allá cuando se alcanza por su intermedio “una dimensión poética, trascendencia, efecto ilusorio” es la que, a mi modo de ver, servirá como hilo conductor del libro de Clara Medina, puesto que los escritores entrevistados harán ver, de un modo u otro, su concepción sobre el lenguaje y sobre sus efectos en la vida y la sociedad humana, como cuando Vargas Llosa plantea que los lectores, al cotejar la imperfección del mundo real, con los mundos de belleza y coherencia de sentidos de los libros, desarrollan un espíritu más crítico, y los sentimientos de “inconformismo, insatisfacción, deseos de una vida distinta” traen consigo esa “carga sediciosa” que conlleva la literatura. Por su parte, Sergio Ramírez planteará que ese hecho milagroso y ligero que es el quehacer literario contribuye para que los pueblos y los seres humanos sean mejores.

Veremos firmar libros de largas dedicatorias a Elena Poniatovska a través de las descripciones de Clara Medina, quien ha juntado para el presente libro una charla personal que mantuvo con la escritora mexicana en el año 2001 y una telefónica en el 2005, a propósito de la obtención del premio Rómulo Gallegos. En estos días, a propósito del nuevo galardón para Poniatowska, el personaje y su testimonio adquieren enorme vigencia. Si hablamos de las entrevistadas, una elegante Laura Restrepo admitirá que en países como el suyo –Colombia- donde se viven condiciones tan adversas y donde las personas luchan heroicamente por la educación y la vida digna, envanecerse por haber escrito libros equivaldría a “estar loca”, mientras que la brasilera Pinón me deja, como lectora, una gran verdad: el feminismo fue la más grande revolución del siglo XX. Me suscita también un deseo que, pronto, debo satisfacer, y es la lectura del poeta Joaquim María Machado de Assis “mulato, tartamudo, epiléptico, autodidacta, pobre”, y cuya existencia le ha hecho pensar a la escritora que si él existió, “Brasil es posible”.


Clara junto a estudiantes de periodismo, tras la presentación de su libro en Manta.



Los colombianos Rodríguez y Franco nos hablan de la problemática contemporánea de la droga en Colombia; el puertorriqueño Luis Rafael Sánchez, autor de La importancia de llamarse Daniel Santos, reflexionará sobre las huellas de la cultura popular que se dejan sentir en su obra, lo que, como lectora, me hace recordar que los terrenos literarios, si se cumple con el requisito de la calidad y la autenticidad, son amplios y generosos. Un subidito de peso Skármeta pondrá de relieve autores ecuatorianos como Leonardo Valencia y Javier Vásconez. Clara Medino, para presentarnos a Jorge Edwads, nos recordará que en los años 70 su obra Persona non grata ganó notoriedad y generó polémica, pues constituía una fuerte crítica al sistema cubano. La misma le habría hecho acreedor, según Edwards, al “ataque furioso”, de Jorge Enrique Adoum, simpatizante del régimen político de Cuba.

Acompañaremos al mexicano Carlos Monsiváis en su recorrido por una Quito inhóspita, que no tuvo gestos de delicadeza con el prestigiado intelectual, a pesar de haberlo invitado. Con él, reflexionaremos acerca de la violencia como aquello que los medios de comunicación tiene que mostrar y no ocultar, por duras que sean imágenes y noticias, debido a que en América Latina, se viven situaciones complejas y dolorosas. Miguel Donoso Pareja, en su casa y charlando con la periodista, mostrará  el arduo camino que a menudo transitan los escritores ecuatorianos en un medio poco grato y poco lector. El filósofo Fernando Savater, por su lado, se permitirá –y cuánto le agradecí por eso- el comentario: “Hay autores malísimos como Paulo Coelho”.

Entrevistas breves en su mayoría; notas al final del libro, que recogen detalles invisibles acerca de los entrevistados y las entrevistas; seis reseñas cuyo contenido nos inspira curiosidad, deseos de leer más, de releer, de conocer aquello que es solo un nombre o un título que invitan a abrir la primera página. Hoy más que nunca, el trabajo periodístico y literario de Clara Medina adquiere sentido y actualidad, porque muestra que no solo debido a las críticas legítimas o extremas a las que está expuesto nuestro trabajo, sino porque siempre se busca la perfección en la expresión y la comunicación, cada esfuerzo nos conduce más firmemente a la meta de un mundo más abierto, culto y democrático.

Fotos tomadas de la cuenta de Facebook de la autora.  

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