La autora en la presentación de su libro en la ciudad de Guayaquil. |
Bajo el título de Los
herederos del lenguaje, (Colección Balsa manteña, editorial Mar Abierto),
la periodista Clara Medina, nacida en la provincia de Los Ríos, recoge
entrevistas que en los últimos doce años ella ha realizado a trece
escritores hispanoamericanos, a las que se suman seis comentarios sobre sendas
obras de algunos de los entrevistados. Clara mantiene una columna de reseñas
literarias en la revista dominical del periódico guayaquileño El Universo, diario
en el que se han publicado las entrevistas recogidas en las páginas de Los
herederos del lenguaje, donde trabaja desde hace doce años.
Parece, pues, que algo
hay con los números doce y trece. Doce son los apóstoles, las horas marcadas en
un reloj, los artículos que se compran y venden por docenas, y el efecto puede
ser muy interesante cuando a los doce se suma uno. Mario Vargas Llosa; Elena
Poniatowska, la recientemente premiada; Laura Restrepo; Carlos Monsiváis;
Sergio Ramírez; Nélida Piñón, a quien se debe el título del libro y su
epígrafe; Miguel Donoso Pareja; Fernando Savater; Jorge Franco; Jorge Edwards,
José Gabriel Vásquez; Antonio Skármeta.
En las páginas
preliminares a la obra que esta noche se presenta, la académica y articulista
Nila Velázquez reflexiona sobre la entrevista como género que entraña
dificultades, y la misma Clara ofrece algunas ideas interesantes acerca de la
fugacidad que caracteriza el trabajo periodístico y acerca del porqué la
necesidad de recopilar los testimonios vitales y literarios de autores
entrevistados en el objeto libro: la fijación y su concomitante ideal de
transfigurar lo fugaz en duradero, así como la necesidad personal, casi
autobiográfica, dice Clara, de recapitular una memoria y un balance.
Clara firmando uno de sus libros. |
No solo que podremos conocer
más del entrevistado –esa es la meta que Clara se empeña en cumplir otorgando
el papel protagónico a aquel con quien habla-, sino que tendremos al alcance de
la mano unas pinceladas para asimilar el contexto en que se dieron las
conversaciones: la sala de recepción de un hotel, la mesa de un desayuno, una
cafetería o un teatro; asimismo, sabremos unos pocos detalles del personaje:
qué llevaba puesto, cómo era el tono de voz, qué impresiones podía causar y,
eventualmente, qué debió hacer la propia Clara en determinada situación, porque
un diálogo implica siempre la interacción de dos.
En efecto, la frase de
Nélida Piñón que afirma que se hereda un lenguaje del que se hará uso, pero que
se va más allá cuando se alcanza por su intermedio “una dimensión poética,
trascendencia, efecto ilusorio” es la que, a mi modo de ver, servirá como hilo
conductor del libro de Clara Medina, puesto que los escritores entrevistados
harán ver, de un modo u otro, su concepción sobre el lenguaje y sobre sus
efectos en la vida y la sociedad humana, como cuando Vargas Llosa plantea que
los lectores, al cotejar la imperfección del mundo real, con los mundos
de belleza y coherencia de sentidos de los libros, desarrollan un espíritu más
crítico, y los sentimientos de “inconformismo, insatisfacción, deseos de una
vida distinta” traen consigo esa “carga sediciosa” que conlleva la literatura.
Por su parte, Sergio Ramírez planteará que ese hecho milagroso y ligero que es
el quehacer literario contribuye para que los pueblos y los seres humanos sean
mejores.
Veremos firmar libros de
largas dedicatorias a Elena Poniatovska a través de las descripciones de Clara
Medina, quien ha juntado para el presente libro una charla personal que mantuvo
con la escritora mexicana en el año 2001 y una telefónica en el 2005, a
propósito de la obtención del premio Rómulo Gallegos. En estos días, a
propósito del nuevo galardón para Poniatowska, el personaje y su testimonio
adquieren enorme vigencia. Si hablamos de las entrevistadas, una elegante Laura
Restrepo admitirá que en países como el suyo –Colombia- donde se viven
condiciones tan adversas y donde las personas luchan heroicamente por la
educación y la vida digna, envanecerse por haber escrito libros equivaldría a
“estar loca”, mientras que la brasilera Pinón me deja, como lectora, una gran
verdad: el feminismo fue la más grande revolución del siglo XX. Me suscita
también un deseo que, pronto, debo satisfacer, y es la lectura del poeta
Joaquim María Machado de Assis “mulato, tartamudo, epiléptico, autodidacta,
pobre”, y cuya existencia le ha hecho pensar a la escritora que si él existió,
“Brasil es posible”.
Clara junto a estudiantes de periodismo, tras la presentación de su libro en Manta. |
Los colombianos Rodríguez
y Franco nos hablan de la problemática contemporánea de la droga en Colombia;
el puertorriqueño Luis Rafael Sánchez, autor de La importancia de llamarse
Daniel Santos, reflexionará sobre las huellas de la cultura popular que se
dejan sentir en su obra, lo que, como lectora, me hace recordar que los
terrenos literarios, si se cumple con el requisito de la calidad y la autenticidad,
son amplios y generosos. Un subidito de peso Skármeta pondrá de relieve autores
ecuatorianos como Leonardo Valencia y Javier Vásconez. Clara Medino, para
presentarnos a Jorge Edwads, nos recordará que en los años 70 su obra Persona
non grata ganó notoriedad y generó polémica, pues constituía una fuerte
crítica al sistema cubano. La misma le habría hecho acreedor, según Edwards, al
“ataque furioso”, de Jorge Enrique Adoum, simpatizante del régimen político de
Cuba.
Acompañaremos al mexicano
Carlos Monsiváis en su recorrido por una Quito inhóspita, que no tuvo gestos de
delicadeza con el prestigiado intelectual, a pesar de haberlo invitado. Con él,
reflexionaremos acerca de la violencia como aquello que los medios de
comunicación tiene que mostrar y no ocultar, por duras que sean imágenes y
noticias, debido a que en América Latina, se viven situaciones complejas y
dolorosas. Miguel Donoso Pareja, en su casa y charlando con la periodista,
mostrará el arduo camino que a menudo transitan los escritores ecuatorianos
en un medio poco grato y poco lector. El filósofo Fernando Savater, por su
lado, se permitirá –y cuánto le agradecí por eso- el comentario: “Hay autores
malísimos como Paulo Coelho”.
Entrevistas breves en su
mayoría; notas al final del libro, que recogen detalles invisibles acerca de
los entrevistados y las entrevistas; seis reseñas cuyo contenido nos inspira
curiosidad, deseos de leer más, de releer, de conocer aquello que es solo un
nombre o un título que invitan a abrir la primera página. Hoy más que nunca, el
trabajo periodístico y literario de Clara Medina adquiere sentido y actualidad,
porque muestra que no solo debido a las críticas legítimas o extremas a las que
está expuesto nuestro trabajo, sino porque siempre se busca la perfección en la
expresión y la comunicación, cada esfuerzo nos conduce más firmemente a la meta
de un mundo más abierto, culto y democrático.
Fotos tomadas de la
cuenta de Facebook de la autora.
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