Educación Superior
Ubaldo Gil Flores
Estábamos en la Feria de Libros de Bogotá
el viernes 18 de abril, yo asistí con una delegación de escritores, académicos y
funcionarios del gobierno a realizar la presentación de varios libros de la
Editorial Mar Abierto y a dar una charla sobre las editoriales públicas y
privadas en Ecuador, cuando le tocaba el turno a la presentación del libro “La
tinta, el papel y el odio mataron al viejo luchador”, una publicación del
Ministerio Coordinador del Patrimonio, con la edición e investigación histórica
de Patricio Velarde Segovia. El libro recopila todo lo que se escribió contra
Eloy Alfaro, antes y aún después de la Hoguera Bárbara, recoge los epítetos y
calificativos brutales encabezados por el Comercio de la época. Traidor,
criminal, bestia, dictador, monstruo, delincuente, eran los calificativos
mínimos porque los peores fueron ya físicos y mortales contra su vida y contra
toda norma de convivencia civilizada.
Orlando Pérez, Director de El Telégrafo y
uno de los más fervientes y por momentos afiebrado defensor de la Revolución
Ciudadana, estaba como el delegado oficial para la presentación de este
documento, en su intervención inicial hizo un recuento del trágico
episodio de Alfaro y su Revolución Liberal, de Alfaro y su relación con la
prensa, de Alfaro y su proyecto histórico liberal, Alfaro como una especie de
socialista anticipado, Alfaro y Nuestra América, a decir de José Martí. Y fue
entrando, así sin darnos cuenta, a establecer líneas de comparación entre el
proyecto político, social, económico, educativo, cultural, de Alfaro y de
Rafael Correa. Los pocos asistentes escuchábamos como cuando uno se acostumbra
al sonido de la lluvia, los muchos asistentes de la Embajada de Ecuador en
Colombia aplaudían diplomáticamente hasta que habló Carlos León, sociólogo e
historiador liberal colombiano y puso las cosas en su sitio.
“No es
posible una comparación, no es procedente. El libro forma parte de la acción
política del gobierno de Correa, pero en los tiempos de Alfaro el analfabetismo
era mayoritario en Ecuador y hoy la realidad es distinta”. Qué pena, dijo pero
no podía hacer eco de las palabras de Orlando, y mucho más con un libro al que
calificó como una tripa, sin cuerpo de análisis e interpretación a la luz de
otras instancias y evolución histórica. Señaló la grandeza de Alfaro no solo
para Ecuador sino también para la América Hispana y rememoró el caso del
general Andrade – un síntoma que los seguidores pueden hacer equivocar al
líder- que fusiló a unos periodistas en nombre del alfarismo, lo cual a la
larga le significó una sangrienta factura para la vida de Alfaro y el proceso
liberal.
Cuando se
abrió el foro, Orlando siguió machacando sus creencias y su fe política,
anunciando que el lunes siguiente sacaría toda la información relativa al
dominio de la CIA y el Departamento de Estado en temas internos, “bombita”
Rodríguez, el exdictador ecuatoriano, pedía permiso a los EE.UU. incluso para
sus atenciones médicas familiares. Pero no dijo que los mismos grupos de poder
económico y político de “la larga noche neoliberal” en este gobierno han ganado
más y siguen campantes como si la partidocracia no hubiera pasado. Yo, en un afán
de salvar o explicar un proceso de cambios y mejoras en el que todavía creo, le
expliqué al señor Carlos León cuál era la realidad diaria de Ecuador y de la
implacable arremetida de los medios que no le dan tregua al gobierno, todos los
días manipulan, tergiversan, confunden, agreden, en definitiva, desinforman.
Su respuesta fue lapidaria: No se puede
combatir a los medios con sus mismas armas, porque a la larga se deslegitima
todo progreso y desarrollo. Para eso en una democracia están los medios alternativos,
los medios públicos que no sean voceros del gobierno de turno, para eso está la
Universidad, que aclare, argumente y limpie los conceptos y alumbre la realidad
día por día. Una vez terminada la presentación del libro, camino al stand donde
se exhibían los libros de Ecuador, le dije a Orlando Pérez lo penoso que era
ver entre nuestros representantes libros como Pinocho, El diario de Ana Frank,
La Ilíada, lo cual no es nada nuevo en las ferias internacionales. Raúl Vallejo
nuestro embajador en Colombia se calmó cuando le pusieron su libro en un sitio
visible. No así Raúl Serrano y Alicia Ortega,
quienes estaban pasmados cuando volví a preguntar por enésima vez a los
encargados el porqué no podía poner los libros de la Editorial Mar Abierto, la
respuesta fue: Porque son libros que no se pueden vender ni regalar, lo mismo
ocurría con los libros del Ministerio, el que habíamos presentado y la Muerte
del Cóndor, otro libro promocionado y reeditado del emblemático y clásico autor
colombiano Vargas Vila.
Ya en Ecuador, Orlando Pérez, por
medio de una crónica que sacó en El Telégrafo hacía reclamos al Ministerio de
Cultura por lo ocurrido y respecto al libro “La tinta, el papel y el odio
mataron al viejo luchador” señaló que había generado una “interesante
discusión”. Obviamente destacó la presencia y el trabajo de nuestra Editorial
Mar Abierto pero sin entrar en mayores detalles y destacó, eso sí, que el
afamado escritor colombiano William Ospina había tenido fans como si se tratara
de una artista de rock y que Raúl Vallejo había tenido bastante asistencia en
la presentación de su libro, bien por nuestro embajador, hay que dar gracias a
Dios que ya no tenemos momias cocteleras.
La Revolución Ciudadana insiste en que sin
revolución cultural no hay evolución posible. Pero hay que ver qué entienden
por cultura, hay que ver si no caen en lo mismo que criticaron antes, durante y ahora, hay que
ver si no han reducido el trabajo cultural al nivel del espectáculo o la pura
exhibición como ocurre en las ferias internacionales de libros. Que el
Presidente de la República confunda una velada artística con un evento cultural
se puede entender ya que él es economista y le gusta cantar, más allá de los
discursos de orden y las apabullantes teorías que manejan a nivel oficial hay
cosas prácticas y sensatas que cualquier gestor cultural y mucho más si es
creador de arte las sabe. Y esto es que si tomamos a la cultura en su nivel
simbólico de excelencia
en el gusto por las bellas artes, gestación, promoción y
reinvención, una feria - y escribo de lo que conozco con un proceso que
me lleva varias décadas- no es una mera presentación o la oportunidad de
lucirse tal o cual funcionario. O que el Presidente aparezca como Presidente y
como economista pero no como escritor. Una feria de este tipo es para
mostrar ante la comunidad mundial cuál es el catálogo que tienen las
editoriales públicas y privadas de un país, cuáles son los nuevos escritores,
poetas, académicos, y cómo se los puede introducir en otros mercados en
alianzas con otras editoriales y en traducciones. Para eso sirven las ferias y
para eso existen las editoriales en el mundo moderno, y mucho más las
editoriales universitarias como la nuestra, Mar Abierto, que con enorme
esfuerzo se ha posicionado a nivel nacional. Así como han sido ejemplos de creación,
talento, administración, el Festival Internacional de Teatro de Manta, dirigido
por el grupo de Teatro La Trinchera, y el Festival Internacional de Cuentos
Populares dirigido por Raymundo Zambrano así como de otras actividades
artísticas y culturales que realiza el Departamento de Cultura de la ULEAM.
Antes que evaluar indicadores aislados
deben evaluar procesos. En nuestra universidad estamos adelantados en
algunos procesos y hemos aportado al desarrollo del país, fomentamos la cultura
del teatro y de algún modo del cine en Manabí y el país, articulamos el
encuentro de narradores orales para no perder la memoria de nuestros pueblos
como patrimonio intangible nacional y mundial, y ahora con la Editorial Mar
Abierto creamos la cultura del Derecho de Autor, del financiamiento para los
escritores y académicos, incluso de la cultura del editor universitario y las
editoriales universitarias de Ecuador, lo cual lo hicimos formando la Red de
Editoriales Universitarias y Politécnicas del Ecuador (REUPDE). Hay testimonio
de todo esto, sin embargo, los señores de evaluación y acreditación se las
ingenian para evaluar solo lo que les interesa, y para el caso de las
publicaciones piden que tengamos desde el 2010 el informe de los lectores
pares, es decir, lectores calificados por estudios de posgrado en una
determinada rama, lo cual hemos cumplido pero obviamente sin que nuestros
lectores pares hayan surgido de la academia, si no del grupo social ecuatoriano
porque nos hemos dejado llevar por el impacto que tiene o tendrá un libro en
nuestros lectores antes que otro académico para evitar encerrarnos en la Torre
de Marfil que tanto daño hizo o le puede hacer a la universidad ecuatoriana.
Pero esto es lógico y obvio, no se pueden poner como indicadores de evaluación
que tengamos juicios críticos o de pares con posgrado o doctores PhD en teatro,
filosofía, poesía, medicina, comunicación, historia, folklore, literatura,
educación, comercio exterior, porque nos los había o hay, entonces si se
mantiene este criterio, sin dudas, saldrán favorecidos los centros donde
trabajan los amigos con posgrado de quienes están evaluando. A propósito de
esto, en un país donde no había editoriales universitarias hoy se las está
formando a la medida de las exigencias de los funcionarios del Consejo de
Educación Superior. Nosotros en nuestro recorrido tenemos 20 libros que
fueron reconocidos por la Real Academia de la Lengua Española, para el proyecto
Corpus para el español del siglo XXI.
En nuestro catálogo tenemos más de un
centenar de autores con sus libros de distintas áreas del conocimiento, esto
sin sumar la revista libro cyberalfaro, texto académico de investigación y de
creación que ya es una tradición en Manabí y en la academia ecuatoriana, y la
serie del Vicerrectorado Académico de la ULEAM, todos han generado lecturas y
comentarios, antes y después de publicados, pero sobre todo le hemos hecho un
seguimiento a cada autor y libro, considerando que una obra literaria o texto académico cumple su
rol en la medida que tengamos conciencia de las respuestas de los lectores
y esto solo es posible si obedecemos las leyes del mercado.
“Nuestro sistema de ideas (teorías,
doctrinas, ideologías) no solo está sujeto al error sino que también protege
los errores e ilusiones que están inscritos en él. Forma parte de la lógica
organizadora de cualquier sistema de ideas el hecho de resistir a la
información que conviene o que no se puede integrar. Las teorías resisten a la
agresión de las teorías enemigas o de los argumentos adversos. Aunque las
teorías científicas sean las únicas en aceptar la posibilidad de ser refutadas,
tienden a manifestar esta resistencia. En cuanto a las doctrinas, que son
teorías encerradas en sí mismas y absolutamente convencidas de su verdad, estas
son invulnerables a cualquier crítica que denuncie sus errores”, sentenció
Edgar Morin mucho antes que los sofismas de la Constitución del 2008 de Ecuador
contemplara el sumak kawsay o el buen vivir, concepto andino respetable pero
que en lo profundo no integra en su visión la mirada distendida, libre y
liberadora, profundamente distinta en su dinámica de arte, cultura y academia,
del hombre de la costa, del cholo y del montubio, este último admitido como la
mayoría étnica de los ecuatorianos. El gobierno nos quiere imponer a rajatabla
criterios sin respetar ni reconocer las tradiciones y los logros de cada
institución y liderazgo, esto a corto plazo ya está causando daños a las
instituciones educativas y a nivel político tendrá respuestas que la misma Constitución
lo determina cuando señala el derecho a la resistencia, siempre dentro del
ámbito académico.
Alberto Merani, en su afamado libro “La
educación en Latinoamérica: Mito y realidad”, señala "En Latinoamérica la
educación es tributaria del mito. En la historia del pensamiento el mito
aparece como una expresión cómoda que concreta los momentos más difíciles de
las ideas, de las realidades más inefables, de la manera que al decir de Paul
Valéry, mito es el nombre de todo lo que existe y solamente subsiste teniendo
la palabra por causa. El estado de conciencia mítica es un estado de monólogo,
y en él nada se demuestra puesto que nada se discute, sin que exista siquiera
la presencia de una opinión contraria o simplemente diferente."
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