viernes, 10 de mayo de 2013

Los errores intelectuales: Cultura y edición universitaria



Educación Superior
                               
Ubaldo Gil Flores
 Estábamos en la Feria de Libros de Bogotá el viernes 18 de abril, yo asistí con una delegación de escritores, académicos y funcionarios del gobierno a realizar la presentación de varios libros de la Editorial Mar Abierto y a dar una charla sobre las editoriales públicas y privadas en Ecuador, cuando le tocaba el turno a la presentación del libro “La tinta, el papel y el odio mataron al viejo luchador”, una publicación del Ministerio Coordinador del Patrimonio, con la edición e investigación histórica de Patricio Velarde Segovia. El libro recopila todo lo que se escribió contra Eloy Alfaro, antes y aún después de la Hoguera Bárbara, recoge los epítetos y calificativos brutales encabezados por el Comercio de la época. Traidor, criminal, bestia, dictador, monstruo, delincuente, eran los calificativos mínimos porque los peores fueron ya físicos y mortales contra su vida y contra toda norma de convivencia civilizada.

 Orlando Pérez, Director de El Telégrafo y uno de los más fervientes y por momentos afiebrado defensor de la Revolución Ciudadana, estaba como el delegado oficial para la presentación de este documento, en su intervención inicial hizo  un recuento del trágico episodio de Alfaro y su Revolución Liberal, de Alfaro y su relación con la prensa, de Alfaro y su proyecto histórico liberal, Alfaro como una especie de socialista anticipado, Alfaro y Nuestra América, a decir de José Martí. Y fue entrando, así sin darnos cuenta, a establecer líneas de comparación entre el proyecto político, social, económico, educativo, cultural, de Alfaro y de Rafael Correa. Los pocos asistentes escuchábamos como cuando uno se acostumbra al sonido de la lluvia, los muchos asistentes de la Embajada de Ecuador en Colombia aplaudían diplomáticamente hasta que habló Carlos León, sociólogo e historiador liberal colombiano y puso las cosas en su sitio.

 “No es posible una comparación, no es procedente. El libro forma parte de la acción política del gobierno de Correa, pero en los tiempos de Alfaro el analfabetismo era mayoritario en Ecuador y hoy la realidad es distinta”. Qué pena, dijo pero no podía hacer eco de las palabras de Orlando, y mucho más con un libro al que calificó como una tripa, sin cuerpo de análisis e interpretación a la luz de otras instancias y evolución histórica. Señaló la grandeza de Alfaro no solo para Ecuador sino también para la América Hispana y rememoró el caso del general Andrade – un síntoma que los seguidores pueden hacer equivocar al líder- que fusiló a unos periodistas en nombre del alfarismo, lo cual a la larga le significó una sangrienta factura para la vida de Alfaro y el proceso liberal.

 Cuando se abrió el foro, Orlando siguió machacando sus creencias y su fe política, anunciando que el lunes siguiente sacaría toda la información relativa al dominio de la CIA y el Departamento de Estado en temas internos, “bombita” Rodríguez, el exdictador ecuatoriano, pedía permiso a los EE.UU. incluso para sus atenciones médicas familiares. Pero no dijo que los mismos grupos de poder económico y político de “la larga noche neoliberal” en este gobierno han ganado más y siguen campantes como si la partidocracia no hubiera pasado. Yo, en un afán de salvar o explicar un proceso de cambios y mejoras en el que todavía creo, le expliqué al señor Carlos León cuál era la realidad diaria de Ecuador y de la implacable arremetida de los medios que no le dan tregua al gobierno, todos los días manipulan, tergiversan, confunden, agreden, en definitiva, desinforman.

 Su respuesta fue lapidaria: No se puede combatir a los medios con sus mismas armas, porque a la larga se deslegitima todo progreso y desarrollo. Para eso en una democracia están los medios alternativos, los medios públicos que no sean voceros del gobierno de turno, para eso está la Universidad, que aclare, argumente y limpie los conceptos y alumbre la realidad día por día. Una vez terminada la presentación del libro, camino al stand donde se exhibían los libros de Ecuador, le dije a Orlando Pérez lo penoso que era ver entre nuestros representantes libros como Pinocho, El diario de Ana Frank, La Ilíada, lo cual no es nada nuevo en las ferias internacionales. Raúl Vallejo nuestro embajador en Colombia se calmó cuando le pusieron su libro en un sitio visible. No así Raúl Serrano y Alicia Ortega, quienes estaban pasmados cuando volví a preguntar por enésima vez a los encargados el porqué no podía poner los libros de la Editorial Mar Abierto, la respuesta fue: Porque son libros que no se pueden vender ni regalar, lo mismo ocurría con los libros del Ministerio, el que habíamos presentado y la Muerte del Cóndor, otro libro promocionado y reeditado del emblemático y clásico autor colombiano Vargas Vila.

 Ya en Ecuador,  Orlando Pérez, por medio de una crónica que sacó en El Telégrafo hacía reclamos al Ministerio de Cultura por lo ocurrido y respecto al libro  “La tinta, el papel y el odio mataron al viejo luchador”  señaló que había generado una “interesante discusión”. Obviamente destacó la presencia y el trabajo de nuestra Editorial Mar Abierto pero sin entrar en mayores detalles y destacó, eso sí, que el afamado escritor colombiano William Ospina había tenido fans como si se tratara de una artista de rock y que Raúl Vallejo había tenido bastante asistencia en la presentación de su libro, bien por nuestro embajador, hay que dar gracias a Dios que ya no tenemos momias cocteleras.

 La Revolución Ciudadana insiste en que sin revolución cultural no hay evolución posible. Pero hay que ver qué entienden por cultura, hay que ver si no caen en lo mismo  que criticaron antes, durante y ahora, hay que ver si no han reducido el trabajo cultural al nivel del espectáculo o la pura exhibición como ocurre en las ferias internacionales de libros. Que el Presidente de la República confunda una velada artística con un evento cultural se puede entender ya que él es economista y le gusta cantar, más allá de los discursos de orden y las apabullantes teorías que manejan a nivel oficial hay cosas prácticas y sensatas que cualquier gestor cultural y mucho más si es creador de arte las sabe. Y esto es que si tomamos a la cultura en su nivel simbólico de excelencia en el gusto por las bellas artes, gestación, promoción y reinvención, una feria  - y escribo de lo que conozco con un proceso que me lleva varias décadas- no es una mera presentación o la oportunidad de lucirse tal o cual funcionario. O que el Presidente aparezca como Presidente y como economista pero no como escritor.  Una feria de este tipo es para mostrar ante la comunidad mundial cuál es el catálogo que tienen las editoriales públicas y privadas de un país, cuáles son los nuevos escritores, poetas, académicos, y cómo se los puede introducir en otros mercados en alianzas con otras editoriales y en traducciones. Para eso sirven las ferias y para eso existen las editoriales en el mundo moderno, y mucho más las editoriales universitarias como la nuestra, Mar Abierto, que con enorme esfuerzo se ha posicionado a nivel nacional. Así como han sido ejemplos de creación, talento, administración, el Festival Internacional de Teatro de Manta, dirigido por el grupo de Teatro La Trinchera, y el Festival Internacional de Cuentos Populares dirigido por Raymundo Zambrano así como de otras actividades artísticas y culturales que realiza el Departamento de Cultura de la ULEAM.

  Antes que evaluar indicadores aislados deben evaluar procesos. En nuestra universidad estamos adelantados en algunos procesos y hemos aportado al desarrollo del país, fomentamos la cultura del teatro y de algún modo del cine en Manabí y el país, articulamos el encuentro de narradores orales para no perder la memoria de nuestros pueblos como patrimonio intangible nacional y mundial, y ahora con la Editorial Mar Abierto creamos la cultura del Derecho de Autor, del financiamiento para los escritores y académicos, incluso de la cultura del editor universitario y las editoriales universitarias de Ecuador, lo cual lo hicimos formando la Red de Editoriales Universitarias y Politécnicas del Ecuador (REUPDE). Hay testimonio de todo esto, sin embargo, los señores de evaluación y acreditación se las ingenian para evaluar solo lo que les interesa, y para el caso de las publicaciones piden que tengamos desde el 2010 el informe de los lectores pares, es decir, lectores calificados por estudios de posgrado en una determinada rama, lo cual hemos cumplido pero obviamente sin que nuestros lectores pares hayan surgido de la academia, si no del grupo social ecuatoriano porque nos hemos dejado llevar por el impacto que tiene o tendrá un libro en nuestros lectores antes que otro académico para evitar encerrarnos en la Torre de Marfil que tanto daño hizo o le puede hacer a la universidad ecuatoriana. Pero esto es lógico y obvio, no se pueden poner como indicadores de evaluación que tengamos juicios críticos o de pares con posgrado o doctores PhD en teatro, filosofía, poesía,  medicina, comunicación, historia, folklore, literatura, educación, comercio exterior, porque nos los había o hay, entonces si se mantiene este criterio, sin dudas, saldrán favorecidos los centros donde trabajan los amigos con posgrado de quienes están evaluando. A propósito de esto, en un país donde no había editoriales universitarias hoy se las está formando a la medida de las exigencias de los funcionarios del Consejo de Educación Superior.  Nosotros en nuestro recorrido tenemos 20 libros que fueron reconocidos por la Real Academia de la Lengua Española, para el proyecto Corpus para el español del siglo XXI.  

En nuestro catálogo tenemos  más de un centenar de autores con sus libros de distintas áreas del conocimiento, esto sin sumar la revista libro cyberalfaro, texto académico de investigación y de creación que ya es una tradición en Manabí y en la academia ecuatoriana, y la serie del Vicerrectorado Académico de la ULEAM, todos han generado lecturas y comentarios, antes y después de publicados, pero sobre todo le hemos hecho un seguimiento a cada autor y libro, considerando que  una obra literaria o texto académico cumple su rol en la medida que tengamos conciencia de las respuestas de los lectores  y esto solo es posible si obedecemos las leyes del mercado.

  “Nuestro sistema de ideas (teorías, doctrinas, ideologías) no solo está sujeto al error sino que también protege los errores e ilusiones que están inscritos en él. Forma parte de la lógica organizadora de cualquier sistema de ideas el hecho de resistir a la información que conviene o que no se puede integrar. Las teorías resisten a la agresión de las teorías enemigas o de los argumentos adversos. Aunque las teorías científicas sean las únicas en aceptar la posibilidad de ser refutadas, tienden a manifestar esta resistencia. En cuanto a las doctrinas, que son teorías encerradas en sí mismas y absolutamente convencidas de su verdad, estas son invulnerables a cualquier crítica que denuncie sus errores”, sentenció Edgar Morin mucho antes que los sofismas de la Constitución del 2008 de Ecuador contemplara el sumak kawsay o el buen vivir, concepto andino respetable pero que en lo profundo no integra en su visión la mirada distendida, libre y liberadora, profundamente distinta en su dinámica de arte, cultura y academia, del hombre de la costa, del cholo y del montubio, este último admitido como la mayoría étnica de los ecuatorianos. El gobierno nos quiere imponer a rajatabla criterios sin respetar ni reconocer las tradiciones y los logros de cada institución y liderazgo, esto a corto plazo ya está causando daños a las instituciones educativas y a nivel político tendrá respuestas que la misma Constitución lo determina cuando señala el derecho a la resistencia, siempre dentro del ámbito académico. 

 Alberto Merani, en su afamado libro “La educación en Latinoamérica: Mito y realidad”, señala "En Latinoamérica la educación es tributaria del mito. En la historia del pensamiento el mito aparece como una expresión cómoda que concreta los momentos más difíciles de las ideas, de las realidades más inefables, de la manera que al decir de Paul Valéry, mito es el nombre de todo lo que existe y solamente subsiste teniendo la palabra por causa. El estado de conciencia mítica es un estado de monólogo, y en él nada se demuestra puesto que nada se discute, sin que exista siquiera la presencia de una opinión contraria o simplemente diferente."


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