miércoles, 20 de marzo de 2013

Cyber alfaro 25: Un corazón y un cerebro desde los márgenes


Por Paúl Puma*
La Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, ULEAM, sobrepasó ya el cuarto de siglo de una impresionante labor educativa y cultural, reflexiva-crítica, cuya raíz política emerge del más probado humanismo social. Ni qué decir de su gestión editorial realizada mediante su brazo de gran potencial y largo alcance llamado Editorial Mar Abierto. 

La ULEAM ha comprendido que ante la ausencia de investigación en el país –o su trauma– (19), el factor editorial es clave para sobrellevar los retos del presente –subráyese que hablo del presente y no del futuro o de la promesa demagógica o la utopía bienintencionada. Hablo del presente que forjan en este momento los trabajadores de la ULEAM–. En la actividad editorial se generan espacios para nuevos escenarios investigativos. En dichos escenarios se opera el verdadero desarrollo del pensamiento en el país –pensar, pensar al país, en otros países se escogen desde niños ya a sus pensadores–. 

Varias editoriales universitarias de nuestro territorio y del exterior señalan ya a Mar Abierto como el eje de la producción literaria editorial nacional. Pero la significación internacional que ha alcanzado en su propuesta multidisciplinaria es impresionante: obsérvese, por ejemplo, esos lazos, antes difusos, que ahora se vuelven redes reales para las editoriales universitarias de América Latina, donde el Ecuador tiene agencia clave por las alianzas estratégicas que ejerce, por las propuestas que conlleva, por las experiencias internas o externas de las que se nutre: mírense los aciertos de Costa Rica en edición universitaria, por ejemplo (43). Y como muestra documentada (hasta gráficamente) esta publicación, la edición vigésimo quinta de su  CYBERALFARO Texto Académico de Investigación y Creación. 

Pocas revistas literarias se recuerdan en nuestro territorio. Muchas revistas multidisciplinarias han aparecido y desaparecido prontamente. Incluso esos folletines institucionales que surcaron nuestra memoria por décadas, ahora no existen más. Cuánta dificultad encarna proyectar ediciones de este tipo en el Ecuador y en el exterior. La ULEAM bajo la mirada propositiva e iluminadora del Dr. Medardo Mora Solórzano (un baluarte crítico y un verdadero promotor de la diversa e intercultural gestión educativa del país) bien ha sabido emprender en un proyecto de largo alcance: ahora los interventores de la Revista CYBERALFARO configuran las voces claves para entender el espectro del pensamiento nacional e internacional (véase si no el índice o la presentación de Ubaldo Gil, o la suma de las propuestas intertextuales diferentes pero cercanas a la problemática del libro y su función de guiar la conocimiento, la pluralidad de  nombres, sus distintos abordajes, la vanguardia de sus desafíos teóricos que llaman a la praxis inmediata).   

            En un tejido inteligente se sobrecogen las diversas visiones de este esfuerzo editorial: Ubaldo Gil Flores en la Presentación sintetiza desde su experimentada labor editorial los conceptos. Este lector se permitirá destacar ciertos aspectos de este Libro-Revista de alto contingente académico-funcional. Antes que lanzar falsas flores lo que pretendo es abrazar la persistencia de una memoria que se fragua y se expande desde los márgenes de la nación: el corazón y el cerebro de Manabí: el Ecuador profundo: el Ecuador magnánimo desde donde se cuecen los distintos rostros de la literatura y el pensamiento del país (Pedro Gil ya nos ha presentado un semillero de potenciales figuras literarias desde sus talleres, Ubaldo Gil preside la Red de Editoriales Universidades y Politécnicas del Ecuador: el mismo apellido es bifronte, por un lado constituye un espacio importante en la lírica nacional y por otro lado defiende una presencia renovada y libérrima en Ferias internacionales o congresos o encuentros académicos por descubrir una nación nueva, al servicio de los nuevos relatores de nuestra historia cultural: la misma sangre: el mismo empeño). 

Como señala Cecilia Ansaldo, la perspectiva crítica no ha de consagrar, sino establecer un “puente entre las obras y los receptores” como una mirada “que intenta una distanciada observación de cualidades y rasgos dominantes en una pieza, la inserta en una tradición, aprecia sus innovaciones. Para criticar se opera con teorías y conceptos, se da cuenta de la historia de afanes semejantes a la obra que se analiza”. En síntesis, coincido con Ansaldo en que “el tiempo de las valoraciones unidimensionales ha pasado”. [1]

Pero, qué difícil no emocionarse ante las varias dimensiones de esta Revista-Libro, Revista-Pieza. Cómo no lanzar un vistazo impresionista como señala Octavio Paz cuando se refiere a ese acercamiento primordial que devendrá exégesis o juicio. Mucho más cuando los escenarios son adversos. Cuando la precariedad es una fortaleza medieval que pretende resignar al intelecto y a la fuerza de la imaginación de nuestros creadores. En medio del subdesarrollo que tanto critica Antonio Candido cuando revela “la realidad de la pobreza de los suelos […] la pasmosa miseria de las poblaciones, su incultura paralizadora”[2] se puede palpar a cada paso que damos los obstáculos de la ignominia. Piénsese por ejemplo en la anécdota del propio Carlos Calderón Chico, a quien con toda razón y sentimiento se le dedica este número, cuando quiso donar su biblioteca de más de 23 000 ejemplares a su ciudad. Le confesó al escritor Jorge Martillo Monserrate que “no hubo respuestas”.[3]
 
Ahora ese subdesarrollo, vía de desarrollo o cómo se lo llame en la modernidad, no es impedimento para una agencia distinta, que congrega por ejemplo a Margarito Cuéllar (el poeta mexicano) cuya apuesta es “renovarse o morir” cuando nos habla de la Galaxia Gutenberg (98) y esboza ese decálogo del editor que transparenta el trabajo arduo en ediciones universitarias, esas que uno encuentra por ejemplo en la Feria de Guadalajara en los estantes más preciados. Porque los mexicanos saben donde potenciar su cultura. Y no digo que nosotros no, pues Jesús Aguinaga o Ubaldo Gil luchan por abrir espacios inteligentes a la difusión de nuestro libro. El uno desde el Departamento Cultural de la Universidad Católica de Quito en el fundamento ético-moral (118) y el otro en cualquier trinchera: desde la calle o el escritorio humilde de los escritores jóvenes o medianos o viejos de nuestro tiempo, desde los simposios o encuentros donde se discute la súper vivencia del trabajo editorial, desde los seminarios o los posgrados de capacitación para nuevos y emergentes y masivos “doctorados Ph” –no sin mirar las deficiencias de los sistemas educativos precedentes, no sin decir que los mismos doctorados son mediaciones, no cimas– (20) que constituyan la constelación de nuestra gran Comunidad imaginada[4]que se reconfigura como Latinoamérica o Iberoamérica. 

Las preocupaciones de CYBERALFARO sondean al libro, la escritura, la edición, la docencia, las redes, los roles, los escenarios, la ciencia, el futuro del ese artefacto escritural que es objeto de un debate posmoderno) y la lectura (característica del debate permanente). En esta revista se condensan las propuestas desde la experiencia propia del editor así como de la voz del lector. Ese lector que Piglia quiere conocer cuando dice:

“¿Cómo quisiera que se leyeran mis libros? Tal cual se leen. No hay más que eso. ¿Por qué el escritor tendría que intervenir para afirmar lo que se dice sobre su obra? Cada uno es dueño de leer lo que quiere en un texto. Bastante represión hay en la sociedad. Por supuesto existen estereotipos, lecturas cristalizadas que pasan de un crítico a otro: se podría pensar que esa es la lectura de la época. Un escritor no tiene nada que decir sobre eso. Después que uno ha escrito un libro, ¿Qué más puede decir sobre él? Todo lo que puede decir es en realidad lo que escribe en el libro siguiente.”[5]
 
Precisamente de ese “libro siguiente” es el que se ocupa el editor. Cuán importante tarea tiene en sus manos. Cuán importante es que piense a los escritores  y a los lectores (en el caso de Mar Abierto hay un diseño cartográfico, que levanta nombres, obras, personas a veces, y parecería decirles a los escritores, investigadores o creadores: “aquí estamos, ustedes no necesitan hacer más que escribir, con eso ya han hecho demasiado”. 

     Felicitaciones, nuevamente –esta es mi quinta entrega a Mar Abierto–, por ese esfuerzo editorial y mucho más en esta época deleznable y precaria. Felicitaciones por ejercer la voz ilustrada desde la periferia. Brindo por ustedes. Me uno al festejo de su CYBERALFARO 25.
Salud.

Esta es la portada del próximo número del Cyberalfaro.
 
[1] Cecilia Ansaldo Briones, “Palos contra la crítica”, en El Universo, Guayaquil, sábado 7 de enero de 2012, p. 6.
[2] Antonio Candido en Raul Sosnowski, prólogo y notas Lectura crítica de la Literatura Americana, Inventario, invenciones y revisiones, Caracas, Ayacucho, 1986, p. 42.
[3] Fuente: http://www.elcomercio.com/cultura/Carlos-Calderon-Chico-deja-libros_0_841715841.html
[4] Benedict Anderson.
[5] Ricardo Piglia, Crítica y ficción, Barcelona, Anagrama, 2001, p. 9.

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