Por: Juan Felipe Córdoba Restrepo
En esta gráfica constan los editores nacionales y extranjeros que participaron en el II Seminario Internacional de Editoriales Universitarias. |
Debo expresar mi agradecimiento a las autoridades de la Universidad Laica
“Eloy Alfaro” de Manabí, la Red de Editoriales Universitarias y
Politécnicas de Ecuador y a la Editorial Mar Abierto de la Uleam, por extenderme la generosa
invitación a participar en este importante evento. Creo que este tipo de
encuentros ayudan a fortalecer la discusión en las instituciones de educación
superior, sobre todo un tema tan importante como lo es la universidad como editora, por
eso celebro la feliz iniciativa para convocarnos al II Seminario Internacional de
Editoriales Universitarias.
Particularmente quiero agradecerle al Director de la
Editorial Mar Abierto, Ubaldo Gil, y su equipo de trabajo.
1. El editor
universitario: continuo aprendizaje
El editor universitario, más allá de editar y distribuir la
producción científica de la institución a la cual pertenece, debe dirigirse
hacia la exploración y apertura de nuevos espacios y escenarios que propicien y
permitan una interlocución dinámica del saber que produce la universidad. Es un
mediador cultural.
Es necesario, entonces, construir sistemas de información
que permitan que la producción editorial circule, con el propósito de conocer y
reconocer la ciencia de nuestras universidades; un sistema que, además,
promueva la discusión, el debate y la comparación.
Las dinámicas que nos imponen cada día las tecnologías de la
información, las bases datos y los servidores de información nos convocan a
reflexionar sobre nuevos espacios para la circulación y uso de la producción
universitaria. Debemos pensar, entonces, una actividad de divulgación que
explore nuevos escenarios para contribuir a la interlocución permanente entre
nuestros investigadores y autores, todo lo cual tendrá como fin la extensión a
la sociedad por medio de la socialización del saber.
Los nuevos retos que nos imponen los vertiginosos cambios en
el producción de conocimiento nos conducen a que pensemos en favorecer una labor
conjunta en todo sentido, como un trabajo mancomunado de las redes de editores
universitarios de la región, pasando por los investigadores y los autores,
involucrando las instituciones a las que pertenecemos, de cada uno de nuestros
países, todo encaminado y visto como una posibilidad, por lo demás afortunada,
para que salgan a luz la producción
editorial de nuestros académicos y artistas. Todo, con un amplio sentido de lo
social, para dinamizar el conocimiento en beneficio de las regiones.
2. Edición y
universidad
La universidad — con sus funciones de docencia,
investigación y extensión— busca formar, contribuir y tener pertinencia social
desde la educación y el conocimiento. Publicar exige, por supuesto, algunas
condiciones para hacerlo. Esto implica entender lo editorial en la
Universidad no como un agente instrumental y pasivo, sino
como un producto de la industria cultural que debe contribuir a crear
tendencias ideológicas y debates y a formar individuos desde los saberes
propuestos en los textos.
La mayoría de las universidades latinoamericanas en
particular han decidido fortalecer la investigación y constituirla en la razón
de ser de la educación superior, varias de ellas han establecido como norte
convertirse en universidad de docencia que hace investigación. Esta
determinación es, si se quiere, una revolución de los últimos años. Las
universidades han desarrollado estrategias que llevan al fortalecimiento de la
cultura de la investigación entre profesores y estudiantes. Así, en cada claustro universitario se han visto
fortalecidos los grupos de investigación y las diferentes líneas que los
conforman; este desarrollo y crecimiento conducen a una dinámica en la cual la
interlocución, el debate y la comparación dejan de ser un tema marginal y se
constituyen en los actores para el avance y consolidación de los saberes.
Por otro lado, las universidades para garantizar un correcto
ejercicio de los editorial deben contar con una adecuada política de propiedad
intelectual, que manifieste que la divulgación de la producción académica debe
someterse a las regulaciones generales de los derechos de autor, bajo
parámetros ajustados a la realidad institucional y a los objetivos de su
proyecto educativo.
En los últimos años, las políticas internas y la misma
estructura de las editoriales universitarias han evolucionado de manera
sobresaliente, lo cual ha permitido la publicación rigurosa de textos producto
de la labor científica y docente, en beneficio de la sociedad.
3. Uso social del
texto: la circulación
La circulación de nuestra producción editorial es un reto
permanente, en particular en lo que tiene que ver con los libros. Mientras que
los servidores de información se ocupan sobre todo de las publicaciones
periódicas, los editores universitarios latinoamericanos debemos generar
sistemas de información que visibilicen los libros, que los hagan circular.
La editorial universitaria como parte del engranaje de la
institución de educación superior, y
entendiéndola como una industria cultural, debe velar por una eficiente
distribución, circulación y visibilidad. Uno de nuestros compromisos como
editores es poder propiciar debates, discusiones, argumentaciones y
modelación de pensamiento desde los que
publicamos. Es función del editor, además de garantizar calidad en cada uno de
los procesos editoriales, llevar —acercar— la producción hasta el usuario
final: lector/investigador.
Las nuevas tecnologías son una herramienta privilegiada con
la que cuentan los editores; aprovechar las posibilidades que ofrecen para el
flujo y circulación de información es parte del trabajo editorial. Es innegable
que en su papel como mediador cultural en la divulgación y transferencia del
saber científico lo convoca a enfrentar nuevos retos y por consecuente diseñar
nuevas estrategias para la socializar la ciencia. (Canossa Mendes, p. 11-12, 2011)
Los textos que
produce la universidad, por medio de su editorial —que es, a su vez,
intermediaria cultural— son patrimonio científico; por esto la intermediación
del editor debe propender que los científicos consulten, lean, rebatan y citen
esos libros, para que así los diferentes grupos humanos que conforman nuestras
sociedades puedan conocer la producción que tenemos sobre ciencia y cultura. En
este caso el beneficio es propiciar el respeto por la diferencia y afianzar el
conocimiento de un país, de un continente, del mundo.
Lo anterior siempre
mediado por la formación del lector, lo cual, tal vez, estamos dejando de lado,
no se trata solamente que conozca los recursos y la forma de acceder a los
mismos, es a que sepa usarlos, a que sepa leerlos. Es necesario preguntarnos si
además del derecho a la lectura y el manejo adecuado de lo instrumental,
debemos revisar el derecho a un aula integral que contemple varios frentes,
como el aprendizaje, la metodología, el manejo de los recursos para la
investigación, entre otros.
El asunto es la
formación del lector, el sujeto que enfrenta la información y que
posteriormente le dará uso, tal vez podríamos decir incluso que estamos frente al reto de revisar
si estamos frente a una nueva metodología de la investigación, a una nueva
aula. (Franco Giraldo, p. 82, 2011)
4. La Asociación de
Editoriales Universitarias de América Latina y El Caribe, EULAC
La Asociación de Editoriales Universitarias de América Latina y El Caribe que fue constituida el 26 de agosto de 1987 en Lima, Perú, con el objetivo de integrar y fortalecer las diferentes instituciones universitarias de América Latina y El Caribe. Su principal objetivo es el de fomentar y promover la producción, publicación, distribución y amplia circulación de sus líneas editoriales, para lograr los mejores beneficios de la colaboración entre instituciones.
La Asociación de Editoriales Universitarias de América Latina y El Caribe que fue constituida el 26 de agosto de 1987 en Lima, Perú, con el objetivo de integrar y fortalecer las diferentes instituciones universitarias de América Latina y El Caribe. Su principal objetivo es el de fomentar y promover la producción, publicación, distribución y amplia circulación de sus líneas editoriales, para lograr los mejores beneficios de la colaboración entre instituciones.
Los objetivos que nos hemos trazado son la integración de
las editoriales universitarias Latinoamericanas y del Caribe, el fomento de la
producción y distribución del libro, especialmente del texto universitario, las
publicaciones periódicas y todos los demás materiales impresos, producto del
quehacer académico; el perfeccionamiento técnico y administrativo de las
editoriales universitarias; y la a difusión del pensamiento académico hacia la
comunidad.
Las principales funciones de la Asociación abarcan retos
como revisar conjuntamente temas como la distribución, edición de libros
electrónicos. La puesta en marcha del proyecto “Visibilidad y conocimiento” que
pretende ser la red de redes de la información académica donde confluyen la
investigación, lo editorial, la circulación, la visibilidad y todos los actores
del libro académico. Contamos también con otros tres proyectos: el censo de las
editoriales de la región, el estudio estadístico de la actividad editorial
universitaria (en colaboración con el cerlalc)
y la participación en stands
colectivos en ferias internacionales del libro.
5. La edición editorial
en Colombia: El caso de la Editorial Universidad del Rosario
El 30 de abril de 1989 se creó la Asociación de Editoriales Universitarias de Colombia y fue conformada por dieciséis universidades. Su propósito era el de adelantar acciones para desarrollar una reflexión permanente sobre la escritura académica, estudiar los mecanismos para promover y circular la producción de conocimiento.
El 30 de abril de 1989 se creó la Asociación de Editoriales Universitarias de Colombia y fue conformada por dieciséis universidades. Su propósito era el de adelantar acciones para desarrollar una reflexión permanente sobre la escritura académica, estudiar los mecanismos para promover y circular la producción de conocimiento.
Algunos de los proyectos destacados a lo largo de la gestión
han sido: los dos estudios estadísticos sobre la actividad editorial en Colombia, 1998-2002 y 2003-2009; la publicación del texto Edición universitaria en América Latina.
Debates, retos, experiencias conjuntamente con EULAC, la Red ALTEXTO de
México y ABEU de Brasil; el catálogo
unificado de la producción editorial de las universidades socias; la
participación en ferias del libro nacionales e internacionales; los cursos de
escribir para publicar.
Ahora bien, la edición y los procesos editoriales en la
Universidad del Rosario tienen su origen en 1998 cuando se constituyó una
primera oficina de publicaciones. Luego, en
1999 y hasta 2006, se convirtió en Centro
Editorial de la Universidad del Rosario y finalmente, en 2007 adoptó el
nombre de Editorial Universidad del
Rosario que es el que conserva hasta hoy. Desde su creación la Editorial ha
tenido un crecimiento del 89% en la producción de libros.
Los procesos editoriales garantizan unas reglas del juego
claras. En la Editorial del Rosario se tienen en cuenta los siguientes:
evaluación académica de originales, comité editorial, corrección de estilo,
diseño, diagramación e impresión. Todos ellos están certificados por ICONTEC,
bajo la norma ISO: 9001.
La distribución de la producción de las editoriales
académicas es una de las principales reflexiones de los editores
universitarios. La venta de e-books se ha convertido en un aliado. El
incremento en ventas en la Editorial Universidad del Rosario en los últimos se
debe a una eficiente labor por cada uno de los distribuidores: Siglo del Hombre Editores, lalibreriadelau.com y por
distribución directa.
Lo editorial es tal vez uno de los puntos de mayor impacto
en la medición y visibilidad; garantizar estar en los mejores sistemas de
información significa mejor y mayor reconocimiento.
Comentarios finales: ir más allá
La estructura abierta de las nuevas tecnologías muestra que
abren nuevas posibilidades de comunicación y de relaciones. Estas tecnologías
dan paso a un trabajo en red de quienes tienen intereses comunes y, además,
proponen y exigen reflexionar sobre los procesos culturales existentes y las
posibles transformaciones que estén presentando. Hay que entender que las
transformaciones en las sociedades no se dan solo por la infraestructura y la
aplicación de la técnica, sino también por la actitud que tienen las personas
hacia ella. Es imperativo, entonces, contar con sistemas de información que
superen los simples indicadores y el dato estadístico; hay que tener sistemas
que permitan una interlocución con diferentes personas con intereses comunes en
cualquier lugar del planeta. (Hernández Carmona, p. 101-103, 2011)
Poder generar el flujo de información que Michael Jon Jensen
sugiere para el oficio editorial: los dispositivos digitales actuales que
estos en el futuro inmediato serán pintorescos como un equipo de sonido de tubo
de vacío, por ahora las consultas en los sistemas facilitan acceso a
información sobre los intereses
particulares y preocupaciones personales. Anota que estará casi olvidada la búsqueda por las palabras clave, el acceso será
ofertado en quioscos, permitirá acceder cada más rápida a la autopista de la
información. La editoriales universitarias, deben garantizar proponerse llegar
a la mayor cantidad de usuarios en cualquier parte del mundo.
Es necesario crear entonces, un flujo de información en
donde confluyan lo editorial, lo pedagógico, la investigación para dinamizar el
conocimiento para beneficio de profesores, estudiantes, investigadores, en
resumen de la sociedad.
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