viernes, 8 de marzo de 2013

Edición universitaria: formación, circulación y redes



Por: Juan Felipe Córdoba Restrepo



En esta gráfica constan los editores nacionales y extranjeros que participaron en el II Seminario Internacional de Editoriales Universitarias.



Debo expresar mi agradecimiento a las autoridades de la Universidad Laica “Eloy Alfaro” de Manabí, la Red de Editoriales Universitarias y Politécnicas de Ecuador y a  la Editorial Mar Abierto de la Uleam, por extenderme la generosa invitación a participar en este importante evento. Creo que este tipo de encuentros ayudan a fortalecer la discusión en las instituciones de educación superior, sobre todo un tema tan importante como lo es la universidad como editora, por eso celebro la feliz iniciativa para convocarnos al II Seminario Internacional de Editoriales Universitarias.



Particularmente quiero agradecerle al Director de la Editorial Mar Abierto, Ubaldo Gil, y su equipo de trabajo.







1. El editor universitario: continuo aprendizaje



El editor universitario, más allá de editar y distribuir la producción científica de la institución a la cual pertenece, debe dirigirse hacia la exploración y apertura de nuevos espacios y escenarios que propicien y permitan una interlocución dinámica del saber que produce la universidad. Es un mediador cultural.




Es necesario, entonces, construir sistemas de información que permitan que la producción editorial circule, con el propósito de conocer y reconocer la ciencia de nuestras universidades; un sistema que, además, promueva la discusión, el debate y la comparación. 




Las dinámicas que nos imponen cada día las tecnologías de la información, las bases datos y los servidores de información nos convocan a reflexionar sobre nuevos espacios para la circulación y uso de la producción universitaria. Debemos pensar, entonces, una actividad de divulgación que explore nuevos escenarios para contribuir a la interlocución permanente entre nuestros investigadores y autores, todo lo cual tendrá como fin la extensión a la sociedad por medio de la socialización del saber.



Los nuevos retos que nos imponen los vertiginosos cambios en el producción de conocimiento nos conducen a que pensemos en favorecer una labor conjunta en todo sentido, como un trabajo mancomunado de las redes de editores universitarios de la región, pasando por los investigadores y los autores, involucrando las instituciones a las que pertenecemos, de cada uno de nuestros países, todo encaminado y visto como una posibilidad, por lo demás afortunada, para que salgan a luz  la producción editorial de nuestros académicos y artistas. Todo, con un amplio sentido de lo social, para dinamizar el conocimiento en beneficio de las regiones.



                                                            



2. Edición y universidad



La universidad — con sus funciones de docencia, investigación y extensión— busca formar, contribuir y tener pertinencia social desde la educación y el conocimiento. Publicar exige, por supuesto, algunas condiciones para hacerlo. Esto implica entender lo editorial en la Universidad no como un agente instrumental y pasivo, sino como un producto de la industria cultural que debe contribuir a crear tendencias ideológicas y debates y a formar individuos desde los saberes propuestos en los textos.




La mayoría de las universidades latinoamericanas en particular han decidido fortalecer la investigación y constituirla en la razón de ser de la educación superior, varias de ellas han establecido como norte convertirse en universidad de docencia que hace investigación. Esta determinación es, si se quiere, una revolución de los últimos años. Las universidades han desarrollado estrategias que llevan al fortalecimiento de la cultura de la investigación entre profesores y estudiantes. Así, en  cada claustro universitario se han visto fortalecidos los grupos de investigación y las diferentes líneas que los conforman; este desarrollo y crecimiento conducen a una dinámica en la cual la interlocución, el debate y la comparación dejan de ser un tema marginal y se constituyen en los actores para el avance y consolidación de los saberes.




Por otro lado, las universidades para garantizar un correcto ejercicio de los editorial deben contar con una adecuada política de propiedad intelectual, que manifieste que la divulgación de la producción académica debe someterse a las regulaciones generales de los derechos de autor, bajo parámetros ajustados a la realidad institucional y a los objetivos de su proyecto educativo. 




En los últimos años, las políticas internas y la misma estructura de las editoriales universitarias han evolucionado de manera sobresaliente, lo cual ha permitido la publicación rigurosa de textos producto de la labor científica y docente, en beneficio de la sociedad.







3. Uso social del texto: la circulación



La circulación de nuestra producción editorial es un reto permanente, en particular en lo que tiene que ver con los libros. Mientras que los servidores de información se ocupan sobre todo de las publicaciones periódicas, los editores universitarios latinoamericanos debemos generar sistemas de información que visibilicen los libros, que los hagan circular. 




La editorial universitaria como parte del engranaje de la institución de educación superior,  y entendiéndola como una industria cultural, debe velar por una eficiente distribución, circulación y visibilidad. Uno de nuestros compromisos como editores es poder propiciar debates, discusiones, argumentaciones y modelación  de pensamiento desde los que publicamos. Es función del editor, además de garantizar calidad en cada uno de los procesos editoriales, llevar —acercar— la producción hasta el usuario final: lector/investigador.




Las nuevas tecnologías son una herramienta privilegiada con la que cuentan los editores; aprovechar las posibilidades que ofrecen para el flujo y circulación de información es parte del trabajo editorial. Es innegable que en su papel como mediador cultural en la divulgación y transferencia del saber científico lo convoca a enfrentar nuevos retos y por consecuente diseñar nuevas estrategias para la socializar la ciencia.  (Canossa Mendes, p. 11-12, 2011)



Los  textos que produce la universidad, por medio de su editorial —que es, a su vez, intermediaria cultural— son patrimonio científico; por esto la intermediación del editor debe propender que los científicos consulten, lean, rebatan y citen esos libros, para que así los diferentes grupos humanos que conforman nuestras sociedades puedan conocer la producción que tenemos sobre ciencia y cultura. En este caso el beneficio es propiciar el respeto por la diferencia y afianzar el conocimiento de un país, de un continente, del mundo. 




Lo anterior siempre mediado por la formación del lector, lo cual, tal vez, estamos dejando de lado, no se trata solamente que conozca los recursos y la forma de acceder a los mismos, es a que sepa usarlos, a que sepa leerlos. Es necesario preguntarnos si además del derecho a la lectura y el manejo adecuado de lo instrumental, debemos revisar el derecho a un aula integral que contemple varios frentes, como el aprendizaje, la metodología, el manejo de los recursos para la investigación, entre otros.




El asunto es la formación del lector, el sujeto que enfrenta la información y que posteriormente le dará uso, tal vez podríamos decir  incluso que estamos frente al reto de revisar si estamos frente a  una nueva  metodología de la investigación, a una nueva aula. (Franco Giraldo, p. 82, 2011)







4. La Asociación de Editoriales Universitarias de América Latina y El Caribe, EULAC
La Asociación de Editoriales Universitarias de América Latina y El Caribe que fue constituida el 26 de agosto de 1987 en Lima, Perú, con el objetivo de integrar y fortalecer las diferentes instituciones universitarias de América Latina y El Caribe. Su principal objetivo es el de fomentar y promover la producción, publicación, distribución y amplia circulación de sus líneas editoriales, para lograr los mejores beneficios de la colaboración entre instituciones.



Los objetivos que nos hemos trazado son la integración de las editoriales universitarias Latinoamericanas y del Caribe, el fomento de la producción y distribución del libro, especialmente del texto universitario, las publicaciones periódicas y todos los demás materiales impresos, producto del quehacer académico; el perfeccionamiento técnico y administrativo de las editoriales universitarias; y la a difusión del pensamiento académico hacia la comunidad.




Las principales funciones de la Asociación abarcan retos como revisar conjuntamente temas como la distribución, edición de libros electrónicos. La puesta en marcha del proyecto “Visibilidad y conocimiento” que pretende ser la red de redes de la información académica donde confluyen la investigación, lo editorial, la circulación, la visibilidad y todos los actores del libro académico. Contamos también con otros tres proyectos: el censo de las editoriales de la región, el estudio estadístico de la actividad editorial universitaria (en colaboración con el cerlalc) y la participación en stands colectivos en ferias internacionales del libro.







5. La edición editorial en Colombia: El caso de la Editorial Universidad del Rosario
El 30 de abril de 1989 se creó la Asociación de Editoriales Universitarias de Colombia y fue conformada por  dieciséis universidades. Su propósito era el de adelantar acciones para desarrollar una reflexión permanente sobre la escritura académica, estudiar los mecanismos para promover y circular la producción de conocimiento.




Algunos de los proyectos destacados a lo largo de la gestión han sido: los dos estudios estadísticos sobre la actividad editorial en Colombia, 1998-2002 y 2003-2009; la publicación del texto Edición universitaria en América Latina. Debates, retos, experiencias conjuntamente con EULAC, la Red ALTEXTO de México y ABEU de Brasil; el catálogo unificado de la producción editorial de las universidades socias; la participación en ferias del libro nacionales e internacionales; los cursos de escribir para publicar. 




Ahora bien, la edición y los procesos editoriales en la Universidad del Rosario tienen su origen en 1998 cuando se constituyó una primera oficina de publicaciones. Luego, en 1999 y hasta 2006, se convirtió en Centro Editorial de la Universidad del Rosario y finalmente, en 2007 adoptó el nombre de Editorial Universidad del Rosario que es el que conserva hasta hoy. Desde su creación la Editorial ha tenido un crecimiento del 89% en la producción de libros.



Los procesos editoriales garantizan unas reglas del juego claras. En la Editorial del Rosario se tienen en cuenta los siguientes: evaluación académica de originales, comité editorial, corrección de estilo, diseño, diagramación e impresión. Todos ellos están certificados por ICONTEC, bajo la norma ISO: 9001.




La distribución de la producción de las editoriales académicas es una de las principales reflexiones de los editores universitarios. La venta de e-books se ha convertido en un aliado. El incremento en ventas en la Editorial Universidad del Rosario en los últimos se debe a una eficiente labor por cada uno de los distribuidores: Siglo del  Hombre Editores, lalibreriadelau.com y por distribución directa. 




Lo editorial es tal vez uno de los puntos de mayor impacto en la medición y visibilidad; garantizar estar en los mejores sistemas de información significa mejor y mayor reconocimiento.







Comentarios finales: ir más allá



La estructura abierta de las nuevas tecnologías muestra que abren nuevas posibilidades de comunicación y de relaciones. Estas tecnologías dan paso a un trabajo en red de quienes tienen intereses comunes y, además, proponen y exigen reflexionar sobre los procesos culturales existentes y las posibles transformaciones que estén presentando. Hay que entender que las transformaciones en las sociedades no se dan solo por la infraestructura y la aplicación de la técnica, sino también por la actitud que tienen las personas hacia ella. Es imperativo, entonces, contar con sistemas de información que superen los simples indicadores y el dato estadístico; hay que tener sistemas que permitan una interlocución con diferentes personas con intereses comunes en cualquier lugar del planeta. (Hernández Carmona, p. 101-103, 2011) 




Poder generar el flujo de información que Michael Jon Jensen sugiere para el oficio editorial: los dispositivos digitales actuales que estos en el futuro inmediato serán pintorescos como un equipo de sonido de tubo de vacío, por ahora las consultas en los sistemas facilitan acceso a información  sobre los intereses particulares  y  preocupaciones personales. Anota que  estará casi olvidada la búsqueda  por las palabras clave, el acceso será ofertado en quioscos, permitirá acceder cada más rápida a la autopista de la información. La editoriales universitarias, deben garantizar proponerse llegar a la mayor cantidad de usuarios en cualquier parte del mundo.




Es necesario crear entonces, un flujo de información en donde confluyan lo editorial, lo pedagógico, la investigación para dinamizar el conocimiento para beneficio de profesores, estudiantes, investigadores, en resumen de la sociedad.
















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