Por Ronald Intriago
Quiero empezar por darle la enhorabuena a nuestro
buen amigo, el distinguido catedrático Freddy Soledispa, economista, profesor
de la universidad Laica Eloy Alfare de Manabí, y le agradezco el honor que me
haya dado esta oportunidad para referirme a su libro, porque comparto y me
imagino que todos compartimos el regocijo que un nuevo libro salga a la luz
desde la universidad. Para empezar, encuentro en él dos de las máximas virtudes
del mundo de los universitarios. La primera es que el autor tiene presente, no
podía ser de otra manera, que la característica fundamental y la naturaleza
misma de la universidad actual es precisamente la investigación y la formación
de un espíritu científico. La segunda es su preocupación por guiar al lector
para que adquiera pautas para realizar serios y rigurosos trabajos de
investigación.
En este sentido es pertinente señalar, y el libro
lo resalta, que cuando se habla de ciencia no nos estamos refiriendo a
cualquier conocimiento, sino únicamente a
los saberes que han sido obtenido mediante una metodología que cumplen
determinadas condiciones. Y en el libro
vemos que Freddy ha considerado meticulosamente esos pasos. Precisamente porque
ha tenido presente que la unión entre investigación y docencia exigen el
conocimiento y el manejo de los métodos científicos en todas las disciplinas
del currículo.
Para nuestra universidad el libro es importante
porque la investigación se ubica precisamente en el horizonte humanista que todas
las universidades deben tener presente; y se vincula directamente con los
compromisos que esta debe tener con la sociedad ecuatoriana. Freddy sabe
perfectamente que el desarrollo científico no brota espontáneamente. Requiere
por lo menos de profesionales calificados, y una integración de las
universidades en el desarrollo del país. Por eso es que confío que esta
publicación contribuirá a difundir el conocimiento en nuestro medio y que será
el catalizador de otras iniciativas de este tipo.
El libro es de particular interés en este
entorno, pues quien pasa por la universidad debe ser capaz de hacer otra cosa
en virtud de lo aprendido. En otras palabras, no basta con aprender, sino saber
transferir lo aprendido a otros contextos, y esto es lo que pretende Freddy con
la publicación de este libro: que el estudiante recorra los caminos de la
investigación; que se adentre en la naturaleza de la ciencia y sus métodos. Ya
no se trata de aprender procedimientos, sino de comprenderlos, para que pueda
desenvolverse en diferentes situaciones. Es en la universidad como en ninguna
institución donde se deben afirmar las prácticas investigativas.
Al elaborar este texto, Freddy ha tenido presente
que el universitario, en tanto hombre de este tiempo, en donde se rinde culto
al conocimiento que, bien aprovechado, puede mejorar nuestra vida, y, en donde
lo único constante es el cambio, tiene que estar alerta por lo que acontece en
su entorno y ver la forma de transformarlo de tal manera que contribuya al
mejoramiento de su sociedad. Debe tener un interés por conocer el qué el cómo
el por qué, y el para qué de su relación de la sociedad en la que habita.
Además, el autor deja bien claro que no puede entenderse la Universidad de otra
manera.
Con esta publicación nos sigue demostrando que es
un hombre comprometido en lo que cree, y él cree profundamente en la educación. De hecho, cada página del libro nos revela
cómo se debe emprender para elaborar un proyecto o una investigación
propiamente dicha. En este sentido se nota que hay correspondencia entre lo que
dice y lo que hace, entre el maestro universitario y su entrega sincera por la
investigación. Entonces, ¿qué nos corresponde a nosotros? Emularlo, aquí
tenemos un ejemplo, un buen ejemplo. Por eso insisto en cuanto de provechoso
tiene este libro. Si hasta hace algunos años hubiera sido un trabajo útil; hoy,
en las actuales circunstancias, constituye una obra de consulta permanente. Es
que durante mucho tiempo, la universidad ecuatoriana tanto pública como privada
ha tenido como guía práctica la formación de profesionales capaces de operar
con las herramientas técnicas e ideológicas que se le ofrecen, pero incapaces
de diseñar y crear nuevos conocimientos sociales. La universidad ha enseñado
para ejercer la profesión, pero no para desarrollar la disciplina profesional en el sentido de crear nuevo
conocimiento. Hemos sido repetidores de saberes y el aprendizaje solo se ha
reducido a una mera acumulación de información. La universidad se ha
especializado en graduar doctores, pero no investigadores. Esto de por sí
constituye una deficiencia, y nos ha puesto en un atraso evidente con relación
a otros países.
Esperamos que con la lectura de este libro -con la consulta permanente
de este texto- se despierte un espíritu crítico en la comunidad universitaria,
especialmente en el estudiante que debe estar dotado de la suficiente capacidad
intelectual como para comprender la estructura de la realidad por medio de la
razón que nos da el método científico, despojándonos de prejuicios, y de viejos
paradigmas que nos proporcionó una mala formación basada en un esquema mental
escolástico. En este sentido, necesitamos comprender más que conocer, pues la
comprensión, tal como lo expresó un autor es una función especial, una de las
más elevadas de las que pueden llevar a cabo la mente y el cerebro humanos.
Pocos negarán que la ciencia afecta a nuestras vidas como ningún otro
producto de la, inteligencia humana, y sin embargo, la mayoría ignora casi todo
acerca de su historia, de cómo se fueron construyendo los métodos científicos y
resultados sin los cuales nuestra civilización sería completamente diferente.
Menciono esto -y no es ninguna novedad decirlo- porque a la educación
superior le falta más firmeza en este ámbito. Si bien es cierto, que se han
hecho algunos cambios sustanciales en lo que tiene que ver con el aprendizaje y
la investigación, todavía falta un fuerte compromiso institucional para que
aquí germinen las habilidades científica mediante un rediseño curricular que
impulse el interés por promocionar el pensar científico, y en lecturas que
aborden la historia de la ciencia en medio de un mundo que todavía no se
despoja de la charlatanería seudo - intelectual y de la seudo ciencia. La
universidad debe estar alerta para que el estudiante se sitúe correctamente en
contextos complejos y cambiantes. En contextos de incertidumbres, que es lo más
seguro en la actualidad. No es tarea fácil en virtud de los grandes vacíos
académicos con que llegan muchos de nuestros estudiantes. De ahí la importancia
para nosotros, educadores,- de la posesión de una mentalidad abierta para
aprender y desaprender continuamente.+, además de tener una actitud de
aceptación de los propios errores como forma de aprender y como forma de
autocorrección.
Por las razones que he expuesto no vamos a pretender que el texto que
estoy presentando se constituya en la panacea para superar tantas limitaciones,
pero sí estamos conscientes que servirá como una guía académica -que tanto la
necesitamos en este momento- para trazar la senda del aprendizaje de la
Metodología de la investigación científica en el contexto universitario; por un
lado abordando el tema en sentido epistemológico, y por el otro lado en sentido
pragmático para la elaboración de trabajos de grado. Y aquí resalto el apartado
El proceso de investigación científica: su diseño. Una de las pautas para optar
por el título profesional. De manera sistemática y rigurosa el autor lo lleva
de la mano al futuro graduado para que no se le convierta en una actividad
estresante; para que aborde con absoluta confianza estos procedimientos.
Si coincidimos con cierto autor, cuando afirma que la ciencia no nos
lleva a un conocimiento perfecto, pero sí el más adecuado, entonces podemos
concluir que el presente texto nos va a servir para encontrar ese conocimiento
que tanto necesitamos.
Enhorabuena nuevamente Freddy, por tu publicación que nos va a
permitir, con los pasos que precisas aquí, tener una nueva visión. La visión de
la investigación científica. Tú sabes muy bien que impulsar la investigación
científica debe ser una de nuestras prioridades. Y lo plasmaste
sistemáticamente en este libro.
Texto leído el viernes 6 de julio tras
la presentación del libro Hay chismes que parecen cuentos pero hay cuentos que
no son chismes, realizado en la Urna Norte del Palacio de Cristal, en el marco
de la 7ma Feria Internacional del libro, Expolibro 2012, en la ciudad de
Guayaquil.
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