martes, 17 de julio de 2012

La revelación del conocimiento




Por Freddy Soledispa Lucas

Se vuelve cada día más apremiante perseguir el conocimiento desapasionado de la realidad del mundo, sin embargo, las crisis manifiestas, reiteradas, a escala planetaria, hacen dudar de la veracidad de los cuerpos científicos explicativos, los cuestionamientos señalados a la verdad científica son reiterados y constantes. Entonces, de allí, surge una pregunta importante, ¿hasta qué punto los niveles de conocimientos sean estos filosóficos, epistemológicos o científicos muestran una confiabilidad valedera?

Desde tiempos bastante lejanos el hombre ha intentado, en forma incesante, una búsqueda permanente para configurar conocimientos que le sean útiles, con la finalidad de ir mejorando sus condiciones de vida, en la medida en que su mundo se le vuelve,o tal vez lo vuelve, cada vez más complejo. Al conseguirse la capacidad de sistematizar y replicar los descubrimientos científicos, el pensamiento científico ha ido avanzando inexorablemente, cuya actitud ha permitido enseñorearse sobre naturaleza y someterla a su dominio, tal cual, en su debido momento, lo manifestó Francis Bacon.

Pero tales intentos exitosos empiezan con la admirable civilización Griega, hace aproximadamente 2000 años, cuyos máximos logros se sintetizan bajo el inmenso e influyente pensamiento platónico y aristotélico. La característica fundamental se fundaba en conseguir la rigurosidad científica a través del método, aplicado a la investigación científica, y cuyo objetivo era conseguir la descripción más aproximada de la realidad, explicando sus fenómenos acaecidos y proponiendo soluciones a los diversos problemas sociales políticos, económicos, físicos, biológicos, etc., de la manera más favorable, para propiciar mejores niveles de felicidad y bienestar a los seres humanos. Así se iba garantizando el establecimiento de firmes cuerpos científicos.




A través de saltos cortos, y en otras ocasiones bastante largos se han conseguido nuevas conquistas de la ciencia que resultan maravillosas, como las alcanzadas por René Descartes, Isaac Newton, que gracias a sus notables descubrimientos, la humanidad avanzó, a paso de gigantes, en el desarrollo del conocimiento. Así, hasta llegar a tiempos bastante actuales, en la que debido a otras mentes incomparables, como la de Alberto Einstein, revolucionaron las concepciones científicas del mundo, y la forma de hacer ciencia.





Este libro titulado El pensamiento crítico y la investigación científica examina, en forma breve, las principales corrientes del pensamiento partiendo desde su dimensión filosófica, epistemológica y científica, y generadas en estos dos milenios últimos, procurando  entender y presentar de una manera juiciosa sus bondades en el avance para la comprensión de este mundo. Así, se recoge las variadas interpretaciones de las escuelas filosóficas de antes y después de Platón y Aristóteles, en donde se presentan sus principales aportes y logros al conjunto de la ciencia. Seguidamente se comenta lo acontecido entre el fin de la filosofía griega y principios de la revolución científica del siglo XVII, cuya fase es de escasa relevancia para el incremento del acervo científica. Y es a partir de allí, que se inicia un despertar y una curiosidad científica impresionante que a través de rupturas paradigmáticas, en términos de Thomas Kuhn, no ha parado, hasta nuestros días, en la obtención de nuevos logros científicos. Los grandes descubrimientos científicos se han sucedido ininterrumpidamente, lo que ha hecho surgir una enorme multiplicidad de campos del saber o ramas científicas, que tratan de entender cada fracción o parcela de la realidad.




Aquí ha jugado un papel trascendental la investigación científica, la misma que apoyada estrechamente por el método científico se ha presentado como la forma más segura y confiable de realizar y hacer el quehacer científico. De allí que para dirigirse hacia la búsqueda del conocimiento el camino más adecuado se ha materializado por la sociedad establecida entre la investigación y el método científico, y en cuyas páginas de este libro se destaca e ilustra con varios ejemplos. Lo que en su momento han hecho Aristóteles, Galileo, Bacon, Descartes, Newton, Leibniz, Einstein, Popper, Kuhn y toda una pléyade de celebrados científicos y filósofos, de distintas épocas de la historia de la humanidad.

Las diversas interpretaciones del mundo que han surgido a luz de las diferentes posiciones filosóficas que han abrazado los más grandes científicos e investigadores, que con gran pesar, hay que decirlo, no han logrado configurar el ideal de habitar en el mejor de los mundos posible, tal cual lo pensaba Leibniz, pues como bien señalaba Carlos Marx, los filósofos no han hecho otra cosa que interpretar al mundo cuando lo que trata es de transformarlo. Es decir, respetando a la naturaleza, ponerlo al servicio y provecho de todos, y no de determinadas personas o ciertos países. Esto se señala debido a que a pesar de los prodigiosos descubrimientos que se han hecho, el mundo no ha encontrado una senda firme que conlleve a alcanzar el bienestar y la felicidad de todos sus habitantes.

Leydy Cevallos, Pedro Andrade, Ronald Intriago y Freddy Soledispa.



En fin, el libro pretende motivar el interés por la ciencia y la investigación científica, de tal forma que aquellos que sientan inclinación por involucrase en tareas sobre la ciencia tengan en él a un valioso apoyo para materializar sus fines.

Antes de concluir, quiero manifestar que este modesto trabajo recibió el apoyo del Departamento de Investigación de la ULEAM, dirigido por la economista Elvira rodríguez, así como de sus principales autoridades como es el caso del Doctor Medardo Mora Rector, del Licenciado Leonardo Moreira Vicerrector y del Licenciado Ubaldo Gil, Director de la editorial Mar Abierto, quienes sin su generoso apoyo, esta obra muy difícilmente habría llegado a feliz término. A todos ellos muchas gracias por su apoyo.

Texto leído el viernes 6 de julio tras la presentación del libro Hay chismes que parecen cuentos pero hay cuentos que no son chismes, realizado en la Urna Norte del Palacio de Cristal, en el marco de la 7ma Feria Internacional del libro, Expolibro 2012, en la ciudad de Guayaquil.

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