lunes, 16 de julio de 2012

La Iglesia, una sociedad estructurada




Por Patricio Lovato

Como una Entidad espiritual constante en la evolución de la sociedad por más de dos milenios se encuentra la Iglesia, especialmente la Católica, con una presencia universalmente activa en el transcurso de la historia de los pueblos, ya sea integrada a la expansión y decadencia de imperios, en la formación de nuevos estados y repúblicas, o en los descubrimientos y conquistas de nuevos territorios, delineando geografías políticas, estableciendo fisonomías sociales en una permanente acción multiforme.

Siendo así, el tema es amplio y profundo, complejo. En la línea del tiempo esta Entidad espiritual confronta, se fusiona, antagoniza. Los poderes políticos que la acompañan asumen, confrontan y antagonizan su acción. Su influjo cultural atraviesa todos los comportamientos: si en la educación, en la conformación de mentes, en las costumbres, en la estructuración de bases morales. Si en las artes en lo arquitectónico, pictórico, escultórico. Incluso en la configuración de legislaciones. Tenemos como una “familiaridad” con el catolicismo.

Pero la Iglesia a más de ser esa Entidad espiritual constante llevada por el tiempo y sus espacios de influencia, es una sociedad estructurada, tiene una historia y métodos propios de enseñanza y una organización sustentada en jerarquías complejas, gobiernos, órdenes y ordenanzas, que también se han modificado desde la relativamente sencilla iglesia primitiva hasta la actual. Siendo el Papa la cabeza suprema, el que tiene la primacía de jurisdicción sobre la misma.





En síntesis la Iglesia Católica, se fundamenta en su creación por Jesucristo, unicidad de la persona y dos naturalezas: la humana y la divina, y doce hombres herederos de su doctrina, uno de ellos Pedro, que es designado primado y desde entonces, son los Papas los representantes máximos y encargados de conducir los destinos  de esta Entidad y aleccionar a sus fieles seguidores. Todo en contexto.

Pero por qué tratar este tema siendo laicos, desde una Institución laica como la Universidad Eloy Alfaro de Manabí, para así hacerlo no se puede ni debe prescindirse del principio de universalidad, que eso, es la esencia de la Universidad.

Este libro póstumo de don Luis Mario Chávez Arcentales: Los Papas, es un largo recorrido compilatorio acerca de la vida y obra de cada uno de los pontífices que presidieron la Iglesia Católica desde su formación, con la premisa de la fe, han de aceptarse los evangelios citados por el autor y que legitiman su origen: “Tú eres el Cristo, el hijo de Dios vivo. Jesús respondió: Bendito seas Simón, hijo de Jonás, porque esto no lo revelaron los hombres, sino mi Padre en los cielos.  Y en verdad os digo que tú eres Pedro, o sobre esta roca construiré mi iglesia, y las puertas del infierno no la vencerán. Te daré las llaves del reino celestial, cualquier cosa que ates en la tierra, será atada en el cielo, y cualquier cosa que desates en la Tierra, será desatada en el cielo.”

No así para el caso de los Concilios, sean del Vaticano o de Florencia donde se resalta la tesis de que la autoridad espiritual debe tener precedencia sobre el poder temporal con pena de excomunión, el autor marca una distancia con la imposición, a la que califica de muy poco cristiana, por ser contraria a las enseñanzas de Jesucristo y más bien se inclina hacia una libertad de conciencia, de pensamiento y actitudes.




Hombre ilustre e ilustrado, don Luis Mario Chávez, dejó una prolífica obra de investigación en varias ciencias, principalmente la Paleontología, y para lo relacionado con el género de las biografías, qué mejor que las vidas y obras de quienes han de conducir un poder expansivo y determinante para el mundo occidental, recorrer archivos, colecciones antiguas (Gallaud, Mansi, Lupus, Labbe, entre otras) documentos fidedignos, autores (Henrión, Sarracini, otros) y obras, muchas de ellas en otros idiomas y con su traducción, forman parte de este compendio de historia rica en contrastes, sostenido por derechos y prerrogativas de los Papas, entre los que se destacan la “infalibilidad del Papa” en asuntos de la fe y las costumbres, la historia de la elección de los Pontífices en términos generales y de cada uno en su postulación y ascenso, nos deja elementos que aclaran los actos llevados ya sea por los votantes o por los finalmente ungidos en la lucha por el poder. 

Pero la verdadera fascinación de ver pasar nombres y hombres por el Papado, es la historia que los atraviesa, el entorno que debieron consolidar, sufrir, cambiar o destruir. Desde San Pedro “que vivió hasta el año 66 después de JC”. Este compendio llega hasta Juan XXIII, nombrado Papa entre 1958 hasta 1963, quedan, unos, elevados a la categoría de santos, mártires otros, tiranos, sabios, eruditos, codiciosos, promiscuos, en un amplio abanico, que más que “santos padres” se convierten en humanos inyectados de gran poder.

También ha de verse a los Papas y su acción desde otra perspectiva: en la Antigüedad, la caída del Imperio romano, su caminar recio y fulminante durante la Edad Media con descubrimientos y bulas papales de por medio, o de las guerras de los Cruzados, pasar revoluciones culturales como El Renacimiento, la misma Revolución Francesa, la Revolución Industrial, las Guerras Mundiales. Los inventos, como la radio que guardan la esencia del mensaje, pero no la forma de difundirlo.

Los Cismas internos que dejaron entre varios cambios sustanciales, otra iglesia Protestante mediante Lutero o Calvino.

Cubren así este compendio amplio y suficiente como para entender esta gran fuerza elevada a Entidad espiritual que gobierna muchedumbres en el orbe.

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