Por Patricio Lovato
Como una Entidad espiritual constante en la evolución
de la sociedad por más de dos milenios se encuentra la Iglesia, especialmente
la Católica, con una presencia universalmente activa en el transcurso de la
historia de los pueblos, ya sea integrada a la expansión y decadencia de
imperios, en la formación de nuevos estados y repúblicas, o en los
descubrimientos y conquistas de nuevos territorios, delineando geografías
políticas, estableciendo fisonomías sociales en una permanente acción multiforme.
Siendo así, el tema es amplio y profundo, complejo. En
la línea del tiempo esta Entidad espiritual confronta, se fusiona, antagoniza.
Los poderes políticos que la acompañan asumen, confrontan y antagonizan su
acción. Su influjo cultural atraviesa todos los comportamientos: si en la
educación, en la conformación de mentes, en las costumbres, en la estructuración
de bases morales. Si en las artes en lo arquitectónico, pictórico, escultórico.
Incluso en la configuración de legislaciones. Tenemos como una “familiaridad”
con el catolicismo.
Pero la Iglesia a más de ser esa Entidad espiritual
constante llevada por el tiempo y sus espacios de influencia, es una sociedad
estructurada, tiene una historia y métodos propios de enseñanza y una
organización sustentada en jerarquías complejas, gobiernos, órdenes y
ordenanzas, que también se han modificado desde la relativamente sencilla iglesia
primitiva hasta la actual. Siendo el Papa la cabeza suprema, el que tiene la
primacía de jurisdicción sobre la misma.
En síntesis la Iglesia Católica, se fundamenta en su
creación por Jesucristo, unicidad de la persona y dos naturalezas: la humana y
la divina, y doce hombres herederos de su doctrina, uno de ellos Pedro, que es
designado primado y desde entonces, son los Papas los representantes máximos y
encargados de conducir los destinos de
esta Entidad y aleccionar a sus fieles seguidores. Todo en contexto.
Pero por qué tratar este tema siendo laicos, desde una
Institución laica como la Universidad Eloy Alfaro de Manabí, para así hacerlo no
se puede ni debe prescindirse del principio de universalidad, que eso, es la
esencia de la Universidad.
Este libro póstumo de don Luis Mario Chávez
Arcentales: Los Papas, es un largo recorrido compilatorio acerca de la vida y
obra de cada uno de los pontífices que presidieron la Iglesia Católica desde su
formación, con la premisa de la fe, han de aceptarse los evangelios citados por
el autor y que legitiman su origen: “Tú eres el Cristo, el hijo de Dios vivo.
Jesús respondió: Bendito seas Simón, hijo de Jonás, porque esto no lo revelaron
los hombres, sino mi Padre en los cielos.
Y en verdad os digo que tú eres Pedro, o sobre esta roca construiré mi
iglesia, y las puertas del infierno no la vencerán. Te daré las llaves del
reino celestial, cualquier cosa que ates en la tierra, será atada en el cielo,
y cualquier cosa que desates en la Tierra, será desatada en el cielo.”
No así para el caso de los Concilios, sean del
Vaticano o de Florencia donde se resalta la tesis de que la autoridad espiritual
debe tener precedencia sobre el poder temporal con pena de excomunión, el autor
marca una distancia con la imposición, a la que califica de muy poco cristiana,
por ser contraria a las enseñanzas de Jesucristo y más bien se inclina hacia
una libertad de conciencia, de pensamiento y actitudes.
Hombre ilustre e ilustrado, don Luis Mario Chávez,
dejó una prolífica obra de investigación en varias ciencias, principalmente la
Paleontología, y para lo relacionado con el género de las biografías, qué mejor
que las vidas y obras de quienes han de conducir un poder expansivo y determinante
para el mundo occidental, recorrer archivos, colecciones antiguas (Gallaud,
Mansi, Lupus, Labbe, entre otras) documentos fidedignos, autores (Henrión,
Sarracini, otros) y obras, muchas de ellas en otros idiomas y con su traducción,
forman parte de este compendio de historia rica en contrastes, sostenido por
derechos y prerrogativas de los Papas, entre los que se destacan la
“infalibilidad del Papa” en asuntos de la fe y las costumbres, la historia de
la elección de los Pontífices en términos generales y de cada uno en su
postulación y ascenso, nos deja elementos que aclaran los actos llevados ya sea
por los votantes o por los finalmente ungidos en la lucha por el poder.
Pero la verdadera fascinación de ver pasar nombres y
hombres por el Papado, es la historia que los atraviesa, el entorno que
debieron consolidar, sufrir, cambiar o destruir. Desde San Pedro “que vivió
hasta el año 66 después de JC”. Este compendio llega hasta Juan XXIII, nombrado
Papa entre 1958 hasta 1963, quedan, unos, elevados a la categoría de santos,
mártires otros, tiranos, sabios, eruditos, codiciosos, promiscuos, en un amplio
abanico, que más que “santos padres” se convierten en humanos inyectados de
gran poder.
También ha de verse a los Papas y su acción desde otra
perspectiva: en la Antigüedad, la caída del Imperio romano, su caminar recio y
fulminante durante la Edad Media con descubrimientos y bulas papales de por
medio, o de las guerras de los Cruzados, pasar revoluciones culturales como El
Renacimiento, la misma Revolución Francesa, la Revolución Industrial, las
Guerras Mundiales. Los inventos, como la radio que guardan la esencia del
mensaje, pero no la forma de difundirlo.
Los Cismas internos que dejaron entre varios cambios
sustanciales, otra iglesia Protestante mediante Lutero o Calvino.
Cubren así este compendio amplio y suficiente como
para entender esta gran fuerza elevada a Entidad espiritual que gobierna
muchedumbres en el orbe.
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