La Editorial Mar Abierto en la universidad ecuatoriana
Ubaldo Gil
La Casa Editorial Mar Abierto fundada en enero del
2000 es hoy una realidad para las culturas y la universidad ecuatoriana, la
única editorial universitaria de Manabí y de la Costa ecuatoriana, y de las
contadas dentro de todo el país. Hoy tenemos un catálogo promedio de 150
libros, que ha ido cubriendo todas las áreas del conocimiento y abierto
colecciones de Historia, Medicina, Comunicación, Filosofía, Educación, Comercio
Exterior, Literatura, Política, Derecho, Folklore, Investigación, incluso
tenemos la Serie Vicerrectorado Académico y hemos proyectado tres nuevas marcas
Alma Máter, dedicada a temas exclusivos de Educación Superiora; la marca
TintAcida, dedicada a temas alternativos y coyunturales, pero sobre todo
abierto para adolescentes y jóvenes que empiezan a fraguarse en el mundo de la
escritura y la Academia y también tenemos la marca Juan Marinero dedicada a
literatura infantil. Nuestro sello ahora empieza a exportar su proceso técnico
y de conocimiento dentro y fuera del país, lo cual empezó cuando la Real
Academia de la Lengua Española, escogió veinte libros de nuestro sello para el
Proyecto Corpus para el Español del Siglo XXI, lo cual significa que veinte de
nuestros libros fueron considerados como un aporte al desarrollo y evolución
del español de este siglo.
Todo esto no hubiera sido posible sin el apoyo
incondicional y la visión universitaria de nuestro rector Medardo Mora
Solórzano, acompañado y comprendido por Leonardo Moreira con quien desde la
adolescencia estamos en la gestación, fomento y desarrollo de la cultura, la
creación literaria y periodística, y los procesos universitarios. Hace
aproximadamente treinta y cinco años veníamos al Festival de la Flor de
Septiembre de Portoviejo, donde nos inspiramos para crear el grupo de teatro “La
Trinchera” junto al profesor y maestro Gonzalo Bolívar Andrade Arévalo, quien
nos inyectó principios ideológicos que hasta ahora no hemos perdido, para
entonces Manta era una caleta de pescadores y todo el quehacer cultural estaba
en la capital manabita. Veníamos a formarnos con la amalgama de propuestas que
se fraguaban aquí o que venían de otras partes del país o el mundo. En esos
años también empezó a gestarse nuestra universidad Laica Eloy Alfaro de
Manabí que pronto cumple veintiocho años. Manta y especialmente la ULEAM,
tuvieron también en el inicio el aporte de la gestión cultural de Horacio
Hidrovo Peñaherrera, poeta y narrador manabita, aunque para mi generación fue
determinante en nuestra vida la presencia del maestro Bolívar Andrade y el
escritor Miguel Donoso Pareja. Y es por eso, por gratitud cultural y humana que
como Editorial Mar Abierto, hicimos la gestión para financiar, promocionar
dentro y fuera del país, publicar y pagar Derecho de Autor a Horacio Hidrovo
Peñaherrera, Fernando Macías Pinargote, Tatiana Hidrovo y ahora Gino Martini
Robles, con estas dos novelas históricas que son un monumento vivo a la memoria
de Eloy Alfaro Delgado en su tiempo. Son la certeza que los ecuatorianos, pero
especialmente los manabitas tenemos todavía que aprender mucho de la gesta
heroica de Eloy Alfaro Delgado porque apenas nos hemos quedado con la piel de
los acontecimientos y no hemos desentrañado, y por tanto vivido, el sacrificio
y heroísmo diario y de años del mártir y liberal radical de cepa, a quien
muchos pretenden hoy convertirlo en un socialista despojándolo de su esencia de
revolucionario auténtico y no de escritorio, pero sobre todo un hombre que
entendió con arte, técnica y ciencia, lo que es la democracia y la libertad de
expresión y tuvo claridad en la unidad nacional y en el destino común de la
patria.
Fieles, conscientes, depositarios del legado del liberal Eloy Alfaro Delgado, nuestra institución no pierde su norte y sus principios en el ámbito en el que ejerce su misión y su visión universitaria, como nuestro Patrono sabemos que a la gloria se llega perdiendo muchas batallas o en el mejor de los casos afirmando una identidad de historia, tradición y culturas. Somos una universidad, no somos la sucursal de un partido político, ni estamos al vaivén de los intereses o coyunturas de un gobierno de turno, respondemos a la constitución y sus leyes, nos adherimos al Plan Nacional de Desarrollo y la concepción del Buen Vivir, pero también pedimos que se respete y reconozca todo el trabajo cultural, académico y creativo que hemos hechos durante nuestra trayectoria. No pueden reducirnos a evaluaciones tecnócratas, hechas exclusivamente para evidenciar lo que no tenemos y desconocer todo lo bueno, muy bueno y excelente que hemos realizado, mucho de lo cual ha sido reconocido por la opinión pública de altos intelectuales y escritores desde hace más de diez años. Tampoco escodemos nuestros errores administrativos y académicos.
Fieles, conscientes, depositarios del legado del liberal Eloy Alfaro Delgado, nuestra institución no pierde su norte y sus principios en el ámbito en el que ejerce su misión y su visión universitaria, como nuestro Patrono sabemos que a la gloria se llega perdiendo muchas batallas o en el mejor de los casos afirmando una identidad de historia, tradición y culturas. Somos una universidad, no somos la sucursal de un partido político, ni estamos al vaivén de los intereses o coyunturas de un gobierno de turno, respondemos a la constitución y sus leyes, nos adherimos al Plan Nacional de Desarrollo y la concepción del Buen Vivir, pero también pedimos que se respete y reconozca todo el trabajo cultural, académico y creativo que hemos hechos durante nuestra trayectoria. No pueden reducirnos a evaluaciones tecnócratas, hechas exclusivamente para evidenciar lo que no tenemos y desconocer todo lo bueno, muy bueno y excelente que hemos realizado, mucho de lo cual ha sido reconocido por la opinión pública de altos intelectuales y escritores desde hace más de diez años. Tampoco escodemos nuestros errores administrativos y académicos.
Nuestra universidad estuvo en el sistema Latindex
con su revista libro Cyberlfaro, texto académico, investigativo y creativo
desde el 2 007, mucho antes que la mayoría de la universidades
ecuatorianas. Recién cuando formamos la
Red de Editoriales Universitarias de Ecuador en el 2 010, otras universidades
empezaron a tomar conciencia de lo que es una editorial universitaria y lo que
son las revistas indexadas, pero su experiencia no pasa de tres o cuatro años,
y lastimosamente por inconvenientes administrativos no publicamos en el 2 012 (justo
el año que toman de referencia para las evaluación) y salimos del sistema
de Latindex, lo cual no significa que no tengamos trayectoria y evidencias de
sobra. Pero el consejo de Educación Superior, el Ceaases y la Senescyt solo
quieren ver y medir y evaluar una parte del conjunto y no la experiencia y los
logros que nos acreditan en la opinión pública calificada de académicos y
escritores.
Con infraestructura descomunal, con poder político
y económico envidiable tampoco se hacen procesos eficientes y de calidad, o se
progresa y evoluciona en la gestión porque hay que tener la paciencia del
educador para formar equipos, evitar el interés político y privilegiar los
objetivos de Estado: diseñar, organizar, elaborar y ejecutar planes
estratégicos, la prueba de ello es el Ministerio de Cultura, que hasta la fecha
con tantos recursos no logra concretar proyectos sobre el libro y la lectura,
programas culturales de mediano y largo plazo, no tiene la menor idea de lo que
es una feria de libros en el contexto internacional, adonde deben ir catálogos
y autores-marcas de las mejores editoriales públicas y privadas del país, para
poder cambiar la matriz productiva por lo menos en la industria cultural y se
exporten los mejores talentos del arte, la cultura y la Academia, pero además
que haya políticas editoriales consistentes para introducir en otros mercados
nuestros productos artísticos y nuestros libros. Esto demanda no solo haber
creado un ministerio, demanda talento humano, experiencia, haber desarrollado
editoriales y articulación de un pensamiento estratégico que permita por fases
ir penetrando en las grandes ligas editoriales de Iberoamérica con traducciones
y coediciones.
Un instante del evento organizado en el Museo de Portoviejo y Archivo Histórico el miércoles 30 de octubre del 2013. |
La Editorial Mar Abierto siguió el modelo de empresas
japonesas, que de modo general creen que estas deben crearse, formarse y
educarse en un promedio de dieciocho años, lo mismo que una persona. Al
contrario de las tendencias criollas donde queremos formar empresas y a los dos
años volverlas rentables, lo cual solo se logra en la política o con acciones
no necesariamente legales y éticas. En el antiguo CONUEP hasta el CONESUP (
Consejo nacional de Educación Superior) se contemplaba la creación de empresas
destinadas a la producción de bienes y servicios educativos y académicos, y
basados en esas licencias de la legislación universitaria formamos la Editorial
Mar Abierto que hasta la fecha sigue siendo una organización de hecho y no de Derecho,
porque tenemos movimientos propios de la empresa privada, y con la actual
legislación universitaria seremos una Empresa Pública, con lo cual anhelamos
crear todas las condiciones necesarias para que este proyecto editorial sea
sustentable, ya que por lo regular proyectos de esta naturaleza son coartados
por quienes no comprenden o viven los principios y fines universitarios.
La publicación de los libros de Gino Martini Robles, sus
dos novelas El Códice, y Alfaro y Plaza (Pasión y Traición) tiene el ejemplo de
lo que es el trabajo editorial, el autor publicó la primera obra hace 5 años,
pero pasó inadvertida ante la opinión regional y nacional, por lo menos en los
grandes medios o medios académicos, cuando nos decidimos editar sus libros tuvo
un apoyo de todo tipo, desde el financiamiento, pagos de Derecho de Autor,
promoción nacional e internacional, y presencia en las grandes ferias
internacionales. Hacer todo esto demanda un equipo y una gestión a tiempo
completo. Esa es la labor de toda editorial y esa la labor que está haciendo la
Editorial Mar Abierto con autores manabitas, nacionales y algunos extranjeros,
porque estamos en procesos de traducción y coedición. En el caso del autor
Martini Robles, aspiramos que sus novelas se conviertan en libros de textos en
colegios y universidades, que su lectura sea masiva, y en esa gestión estamos.
Lo más cercano es que el próximo año sacaremos 25 000 ejemplares de la novela
El Códice del general, que circulará con El Telégrafo a razón de dos dólares y
una parte se lo socializará en las universidades manabitas, de acuerdo a las
alianzas que realicemos. Entonces el autor no es más que un elemento de la
larga cadena de los procesos editoriales y dependerá de su capacidad para
dejarse dirigir, el que llegue a la trascendencia y la gloria. Claro que
también hay la alternativa de la autoedición y gestión de producción,
impresión, promoción, etc. pero esa ya es otra aventura que cada uno puede
elegir en una sociedad democrática.
Hace pocos días de parte de la Senescyt
sabemos que los libros literarios en todos sus géneros sirven para la
evaluación y acreditación, siempre que pasen por procesos de una Casa
Editorial, consejos editoriales y normativas internacionales, y que hay que
tener cuidado con las monografías, las tesis, manuales, informes, porque un
libro es otra cosa, tiene otros componentes. Y demanda más trabajo académico y
creativo. Los órganos de control de la Educación Superior describen lo que es
una casa editorial y su importancia, lo hacen, nos felicitan a través de
múltiples oficios, pero nada de eso nos sirve o lo utilizan a la hora de la
evaluación y acreditación, por ello tenemos conciencia que estamos en el camino
correcto, porque actuamos como académicos y no como políticos y que nuestro
modelo de gestión organizacional que lleva trece años, en cinco años más
podrá dar grandes frutos de rentabilidad académica, social y económica. Y para
ello hay que prepararse ante nuevos desafíos.
Esta es la única realidad que conocemos y estamos
transformando desde nuestra universidad para beneficio ecuatoriano. Ya Carlos
Julio Arosemena en los años 70 del siglo anterior hablaba con ironía de la
necesidad de un tener un planificador de los planificadores, porque ciertamente no podemos perder el
presente por estar ilusionados con universidades que pueden ser extraordinarias
vistas en maquetas y explicadas en “power poind” pero que están lejos, muy
lejos de nuestro accionar y de los recursos y oportunidades con los que
contamos desde nuestras fundaciones y vida institucional. Cuando las cosas se
las hace desde arriba nunca funcionan bien y ocurren inesperados como lo del Yasuní.
Esto sin que desconozcamos que todo sistema tiene sus vacíos y fisuras
horrendas que hay que sanar y corregir de un modo constante. Por ello, con
estas obras de Gino Martini Robles dejamos constancia y evidencia que hacemos
un trabajo cultural, de historia, académico, de marketing, literario, de
comercio exterior, que beneficia a los ecuatorianos y de modo singular a los
manabitas, ya que nos hace replantear la vida, obra y el tiempo de Eloy Alfaro
Delgado, a quien no conocemos en profundidad y por tanto su proyecto de país
para los manabitas sigue siendo un desafío.
Portoviejo, Archivo Histórico, 30 de octubre del 2013.
Ubaldo Gil cuando intervino en el acto de presentación de los libros de Gino Martini, en Portoviejo. |
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