jueves, 7 de noviembre de 2013

Presentación de la novela Piel adentro



Por Víctor Arias Aroca

Con su navaja, lo único que le queda de los viejos tiempos, el gato negro va tejiendo sus signos en el piso, en las paredes de la jaula, en el laberinto de su mente y nos conduce no a esta sino a la otra historia, la de su vida, la de sus sueños, sus locuras y la navaja pierde filo y el hombre pierde la paciencia porque ni siquiera la navaja se quiere meter piel adentro en el momento del escape, y no queda otra  que lanzarla lejos, muy lejos por la ventana de la celda, lo más lejos posible.

Y así es el ideal, formas oníricas de escape, de salidas, hacia formas más perfectas. El gato negro lo sabe y aquí está el gato negro, el shamán gitano y el hombre, que son prisioneros de sus sueños, de la vida, de la nada. Y lo único cierto de la vida en prisión es la incertidumbre. Lo firme de la vida debería ser no alcanzar, no querer, estar siempre insatisfechos. El equilibrio, la fingida felicidad, el conformismo deberían enfermarnos. Esa es la filosofía del gato negro.

Atrás quedó el tiempo en que quisieron secuestrar al dueño de un canal de Televisión, entonces a uno lo envuelve la magia de la literatura y a pesar de que uno termina por no entender la complicada sicología de los tres prisioneros, en eterna fuga desde el fracaso del secuestro, ellos viajan, pero su viaje está limitado a las paredes de la celda, desde que fueron encerrados, viajan entre ellos por las carreteras de la inconsciencia que produce el encierro. Y el encierro es el miedo, el mismo miedo que al gato negro le producían las iglesias desde niño.
Víctor Arias tuvo a cargo la presentación de la novela Piel adentro, del autor Marco Rodríguez Ruiz.
 Y así pasa el tiempo engañando a la vida, engañando a la muerte, porque para colmo de males, el gato negro es un poeta y los poetas son insoportables a pesar de que escriben lindo: “O más bien eres el mismo indígena que quema, al animal que llevamos piel adentro, pero en última instancia desistes, por temor a los dioses, lo liberas y finalmente lo abrazas como hermano.” Y en esos versos que se quedarán en la celda para siempre porque para ellos no habrá escapatoria, va quedando esculpido el milagro de sentir y de pensar.

Quizá para ahorrarles tiempo, motivarlos a la lectura, sin impedirles el raro privilegio de leer esta obra, en las páginas 111 y 112 acaso, pudiera constar en resumen el pensamiento del gato negro que todos llevamos piel adentro, es que la vida, opacadora de los buenos, de los nobles, maltratadora de los débiles, de los pequeños, de los inermes, esclavizadora de los pobres, estranguladora de los feos, si, la vida, que no está hecha sino para los farsantes.

Como todo buen poeta el gato negro es mal hablado y mal hablado y todo es un misterio, pero sus amigos el Shamán gitano y el hombre son un misterio superior todavía. Un misterio que sólo el acucioso lector podría descifrar.

Pero el momento cumbre, el acontecimiento en que el lector desciende del país de la magia y regresa al país de la verdad, es el instante en que hace su ingreso triunfal en la celda el propio juez, pero no en calidad de juzgador sino en calidad de reo de la justicia, acusado no se sabe bien si de haber seducido a una jovencita o haber asesinado en sueños a su madre, pero son cosas del juez que el gato negro le va sacando una a una en el montaje de su propio tribunal penal y aplicándole el debido proceso de los malditos, lo pone en el banquillo de los acusados, lo hace abjurar hasta de haber nacido, no le da tregua, lo somete a un interrogatorio, lo hace vomitar sus verdades, los entremeses de las sentencias, si lo coimaron, si lo presionaron, ahora yo soy tu juez, le dice, cuál quieres que sea tu pena.

 Y por ahí se va la novela hasta el desenlace porque este no es, esta es la historia dentro de la celda, afuera la ciudad y la nación de la verdad que más parece la nación de la mentira, sienten el estremecimiento de un país en que los jueces se van presos a hacerles compañía a los que sentenciaron y por ahí también sigo coincidiendo con Miguel Donoso, incorregible, quien decía que al escritor le importa un pito la puta patria que lo que cuenta es lo que se cuenta y esta novela está bien contada.

Eso que a momentos da ganas de estrellarla contra el piso, que uno no entiende nada, porque el autor juega con uno, como el gato negro con la mariposa a la que fue matando lentamente porque el gato negro la convirtió en su hija en su cerebro y la guardó en sus manos hasta que sus alas dejaron de moverse, entonces el autor, sapo y astuto, se mueve entre la poesía y el teatro que son auxiliares de la obra. También el cine, por eso hace alusión expresa a cincuenta películas desde el crepúsculo de los Dioses y Papillón, pasando por Ana Karenina y Carne Trémula, hasta el Exorcista y el Tambor de Hojalata,  y sigue jugando con uno hasta que no deja de moverse y sigue leyendo y la novela se le va metiendo piel adentro.

Una vez más la Editorial Mar Abierto nos ha convocado a un evento importante en el desarrollo del pensamiento que persigue la Universidad, a través de sus publicaciones, a través de la edición de la obra de los autores nacionales que están vivos, que continúan el proceso de la creación, que a través de ejercicio lúdico de las palabras, nos inducen a un mundo verdadero, y nos conducen a desmaterializar la realidad para volverla más asimilable, más profana, como profana es la forma en que han manejado el Ecuador, los señores que trataron a la cultura como la cocinera y eso que la cocinera muchas veces les dio algo más que la comida.
Marco Rodríguez Ruiz agradeció en nombre de todos los escritores la asistencia del público presente y a la editorial Mar Abierto por cristalizar la publicación de varios libros.
 Me ha dado mucho gusto presentar esta novela, escrita por Marco Rodríguez Ruiz, por que ha sido escrita con la dedicación propia de un hombre de talento y la pasión hasta un poco profana de un hombre de derecho dado a las letras. No existe obra sin pasión ni seres humanos sin pasiones. Marco Antonio Rodríguez, a quien Marco Rodríguez Ruiz conoce bien, sostiene: “Nada sabemos de nuestras pasiones, excepto que nacen con nosotros, nuestro ser las crea, las transforma y predispone y mueren con nosotros. Más poderosas que nuestro carácter, nuestros hábitos o nuestras ideas, ni siquiera son nuestras, no las poseemos, nos poseen”.

Ahora los invito a leer el libro,  introducirse en el universo mágico de la novela o pueden irse a sus casas a acariciar su gato negro.

Texto leído en el acto de presentación del libro Piel adentro, desarrollado el martes 29 de octubre del 2013 en el paraninfo Alfonso Aguilar Ruilova.



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