lunes, 26 de diciembre de 2011

Al otro lado del charco

Ilustración de José Márquez



Por Jorge Zambrano Mendoza*

(Fragmento)

Cuando cruzamos el charco-
«EL TRABAJO ES UNA PARODIA QUE ATENTA CONTRA MI MORAL: y mi independencia, ¡eso es lo que he hecho en esta vida, yo Baltazar Carrión.
¡Imitar el trabajo!, desde pequeño trabajé en diferentes oficios: pescador, soldador, profesor, inspector, constructor, taxista: era un tronco duro de roer. < Voy labrando mi vida con los hachazos de mi cordura.

Cuando volaba con destino a España muchos íbamos tras ese sueño español, como el sueño Americano buscando nuevos horizontes al otro lado del mar.
A propósito abrí la ventanilla del avión para contemplar el océano, llevaba tres horas de vuelo desde la salida:

«Esa es la Guaira, estamos sobrevolando por Catia Lamar es aquí donde viví hace muchos años » le Dije a Matilde emocionado: abajo pude divisar el mar por toda la amplia ribera hasta Camburichico cuajado de una espuma blanca abundante por toda la amplia orilla de la playa, un poco más hacia adentro, cambiaban en una perfecta acuarela de penetrantes colores un azul marino ,verde, celeste y gris: el océano atlántico bajo mis pies , un barco mercante se divisaba diminuto como simple hoja llevada por los vaivenes de las olas en un ir y venir continuo como la vida - ¡Caracas! - exclamé - tierra de bondad y de maldad donde transformaron mi vida, fui bueno y malo, guerrero de mi hogar, luché, peleé, maldije algunas veces, como si la vida tuviera la culpa de todo, hasta me resentí con la literatura y todo lo que tenía que ver con el arte, en otras ocasiones platique con Dios dándome aliento en la tierra y yo, ahora nuevamente me había pillado el destino con otra ruta lejos de mi familia.


Era el año 2000, en el mes de diciembre, en el pueblo todo era novedad, habían llegado personas de diferentes países del mundo, entre ellos chinos, argelinos marroquíes, paquistaníes, de Mauritania, también de los países del este, rumanos, búlgaros, ucranianos, lituanos y de Sudamérica ecuatorianos, peruanos, argentinos ,paraguayos ,uruguayos bolivianos ,chilenos y brasileños. Era como si se hubieran dado cita a un encuentro para solucionar el desempleo del mundo, dado que el boom estaba en pleno apogeo. En el paseo Germanía se iban agrupando a las seis de la mañana uno a uno, formaban diferentes cuadrillas de hombres, ya sea para trabajos en la agricultura, con la naranja o en la construcción. Por toda la Comunidad Valenciana, los bares estaban abiertos al público, como siempre el Bar Alameda, que frecuentaba día tras día, me encontraba con las mismas personas ,entre ellos estaba Pedro, un viejo jubilado de Ciudad Real, que había emigrado treinta y cinco años atrás y estaba radicado en el pueblo de Oliva ,era un hombre bajito ,no pasaba de un metro cincuenta y cinco y bastante regordete, rubio, de parpados caídos ,ojos verdes ,siempre venía de frac, impecable en el peinado y en los zapatos .Tenía aire de intelectual cargaba un libro y el empastado parecía que se deshacía de viejo. Por curiosidad le pregunté acerca del libro, me dijo -es un libro de poesía y relatos- soy el autor - te invito a un cigarro- a que no has fumado un cigarrillo de esto-, le pregunté si estaba cargado, por supuesto que no, dijo un Camel.

*mantense, emigrante, sus recorridos por la narrativa están inéditos, hasta hoy que publicamos un extracto de su novela.

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