martes, 10 de abril de 2007

Teoría del juego de Fernando Macías Pinargote


La Editorial Mar Abierto de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí anuncia a la colectividad ecuatoriana, y lectores de este espacio, la próxima publicación del poemario Teoría del juego del escritor manabita Fernando Macías Pinargote. La obra forma parte de la colección literaria Almuerzo Desnudo y reafirma el apoyo de Mar Abierto por difundir la obra de sus autores nacionales y sobre todo provinciales.
Fernando Macías Pinargote es periodista, poeta y catedrático universitario. Editorialista de El Diario de Portoviejo. Ha publicado El bus de las 5 (poesía, 1975) y La Primera pantalla, crónica del nacimiento de la televisión en el Ecuador (periodismo, 2003). Promotor cultural del Consejo Provincial de Manabí. Profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad Eloy Alfaro de Manabí.
De su obra el poeta guayaquileño Fernando Cazón Vera ha dicho: “No hay duda que la parábola y la paradoja entran como componentes sustantivos en la creación de estos versos de "Teoría del juego", que su autor, Fernando Macías, ha rescatado pacientemente, con responsabilidad y sentido de autocrítica, luego de su larga creación lírica cumplida a lo largo de tres décadas, esto es de 1977 al 2006. Y no se puede hablar necesariamente de una evolución sino más bien de una transición, en solución de continuidad, que ha ido determinando que el poeta se vaya dando respuestas a preguntas que ha ido planteando en sus primeros textos.
Por supuesto tan largo tiempo de producción implica, a más de muy variadas sensaciones ante las contingencias de la vida, una cobertura temática que lleva al lector a las circunstancias más diversas y a las soluciones o tentativas más sorprendentes. Y es que en un juego de efectos muy bien logrados en muchos poemas (sobre todo en los de menor número de versos) se ha introducido la aparente contradicción de la que el hombre ha de ser testigo en el largo juego de las circunstancias que se suceden y que, por supuesto, se manifiestan, a manera de síntesis, en la construcción de cada texto.
Es indudable que el hombre va madurando y que en estos pasos que damos a veces en el vacío o hacia ninguna parte, vamos retomando, a la manera de un espiral, temas y obsesiones que persisten pero cada vez dándole un nuevo sentido. Por supuesto, haciendo uso del viejo principio que dice que "el estilo es el hombre" o de la afirmación nerudiana en el sentido de que "todo poeta escribe a lo largo de su vida un solo libro", lo variable, lo vano y ondeante, que Barba Jaboc anotara en su "Canción de la vida profunda", tomando como epígrafe una frase de Montaigne, se arma la paradoja del creador que siendo siempre igual a sí mismo adquiere cada vez mayores posibilidades formales para decir lo suyo y, también y sobre todo, nuevos convencimientos y propuestas para apostar al futuro.
Arrastra, pues, en estos versos Fernando Macías una juventud por ese vigor que ha ido enriqueciendo con las cargas vitales que ha ido recibiendo al paso de relojes y calendarios. Y ya en la edad de la madurez puede unir la fuerza no perdida y el devenir no sospechado para ir diciendo lo suyo con más claridad y con mayores recursos mágicos.”

FANTASÍA
Si es posible regresar en el tiempo
significa que de cada persona
existen miles de yo:
el yo de niño,
el yo del odio,
el yo que amó,
el yo que se hirió en el accidente.
Por lo tanto
existen miles de dimensiones,
un mundo entre miles de mundos diferentes,
una conciencia aparentemente presente
entrelazada con miles de conciencias
aparentemente pasadas y futuras
que nos cansaremos de recorrer
¿cuándo?
Fernando Macías

LA ALMOHADA
El amor más perfecto que he tenido
no se llama Silvia Luz,
no se llama Liz Amada,
no se llama ni María, ni Patricia,
ni Rossana.
El amor más perfecto que he tenido
se llama sólo almohada
y tiene lana.
Fernando Macías

CASO
Hay ocasiones -casi siempre-
que el sentimiento
puede más que la razón.
Cuando ello ocurre
me atengo a los reparos
de la inteligencia.
Pero a veces -muchas veces-
la razón tiene razón
y hay que aceptarla.
Entonces
el corazón me llama a cuentas.
Fernando Macías

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