viernes, 8 de octubre de 2010

Pedro Gil “tallador de poesía en carne propia”

De Izq. Francisco Santana, Ubaldo Gil, Jorge Velasco Mackenzie y Pedro Gil

El Poeta mantense Pedro Gil estuvo en Barricaña (Guayaquil), entre los tragos, patacones, inciensos, lectores y panas. Llegó la noche del 6 de octubre para hacer presencia en el lanzamiento de su antología personal 17 Puñaladas no son nada; libro publicado por la editorial Mar Abierto de la Uleam.
Jorge Velasco Mackenzie en el análisis de esta obra rememoró una conversación con un poeta coterráneo de Pedro, “alguna vez Hugo Mayo me confesó que la mejor definición de la poesía que se le había ocurrido era ésta: Poesía , ese tallar en carne viva. Leyendo con paciencia 17 puñaladas no son nada (…) creo que de alguna forma él también es un tallador de poesía, pero con una sola diferencia, ser tallador en carne propia.
Velasco Mackenzie destacó que esta antología tiene aristas cortantes contra el lector desprevenido “venal para mí”. Soltó varias interrogantes sobre la selección personal de los poemas y relatos del libro: “Cómo se hacen las antologías personales?, ¿Quién las ejecuta? , ¿El autor?, ¿Pidió ayuda el poeta Pedro Gil para escoger sus puñaladas?, ¿Y si esas que él creyó profundas no lo son, solo rasguños leves y curables?
La antología 17 Puñaladas no son nada reúne poemas de los libros Paren la guerra que yo no juego, Delirium Tremens, Con unas arrugas en la sangre, Los Poetas Duros no Lloran, Sano Juicio. Esta obra incluye además algunos textos de lo que serán los libros Clínico (poesía) y El Príncipe de los Canallas (relato).

Ubaldo Gil, director de Mar Abierto, resaltó que por lo general Pedro Gil nunca asiste a los eventos de lanzamiento de sus obras, y mucho menos sobrio. Comentó además sobre el trabajo incesante de la editorial que desde Manabí impulsó la creación de la Red de Editoriales Universitarias de Ecuador (REUDE), de la cual es su presidente.
Francisco Santana no quiso ahondar sobre lo ya expuesto por su maestro VelascoMackenzie, acotó que Pedro Gil volvió a la vida desordenada para “regalarnos más poesía y debemos exigirle que nos dé más (…), Esperamos el Príncipe de los Canallas. Pedro no te vayas, demórate algo, si esta noche no tienes que tomarte tres whiskies para que el final demore, entonces toma agua”.
Alguien puso sobre la mesa una cerveza y un cuba libre para el poeta, alguien los retiró. Pedro, autografió libros mientras cantaba Jhonny Vargas, el músico que confesó estar ansioso por escuchar los versos y relatos mediante el software para ciegos Jaws. Pedro no leyó sus puñaladas, Pedro estuvo en Barricaña.

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