miércoles, 11 de junio de 2008

El arte de escribir




Por: Ubaldo Gil Flores

Aprovecho la oportunidad para felicitar a la señora Ruth Cantos del Banco Central de Manta quien ha tenido la iniciativa de convocar a quienes escribimos o editamos libros en nuestra ciudad para compartir nuestra experiencia con los profesores y estudiantes de los colegios del puerto. Como todo mensaje, tesis o reflexión siempre tiene un destinatario clave, aunque todo escritor o artista aspira a que lo lean la mayor cantidad de lectores o receptores heterogéneos siempre el autor que está realmente atrapado por sus pasiones y por sus ganas profundas de comunicar su vida y la vida en los términos que él lo entiende, ahora me dirijo básicamente a los estudiantes que están ávidos también de escribir o de leer y quieren saber algo de nuestras experiencias.


EL ARTE DE ESCRIBIR

Empecemos por afirmar que escribir es sinónimo de leer, es decir, de acuerdo a las modernas teorías de la lectura toda persona cuando lee de modo disciplinado o informal pero siempre con placer y gusto, esta persona inconscientemente al mismo tiempo también está escribiendo. No podemos imaginar a un escritor si no tiene un amplio bagaje de cultura general y sobre todo años y hasta décadas de lecturas sobre todo de los grandes maestros de la literatura universal, latinoamericana y ecuatoriana. Por eso de modo sencillo pero profundo José Martí afirmaba que “Leer es caminar y escribir es ascender”, en cuanto a la lectura bien llevada o guiada esta frase nos dice implícitamente que el que no lee no camina, es decir, no desarrolla en la escala humana y en consecuencia no podrá escribir, entendiendo que escribir puede y debe ser obligación de todo estudiante o profesional de cualquier disciplina aunque no tome el oficio como profesión.
Vamos por parte. Si leer es sinónimo de escribir y viceversa, de modo básico todos podemos ser potenciales lectores y escritores, ahora bien, una cosa es leer o estudiar para tal o cual asignatura y otra cosa es leer por el sano placer de viajar a otros mundos, de conocer a personajes reales o imaginarios, de compartir las locuras y heroicidad de los personajes míticos, legendarios o de ficción donde realmente nuestra alma y nuestro espíritu se alimenta de otros mundos y vidas que la realidad ordinaria a veces no nos ofrece. Los seres humanos por naturaleza biológica, mental y espiritual necesitamos de la ficción, así como necesitamos de metáforas y alegorías para entender mejor el mundo y la existencia, el lenguaje cotidiano es limitado y extremadamente peligroso si no estudiamos su naturaleza y sus reglas y leyes, puesto que en la medida también que sepamos cómo funciona la gramática de nuestra lengua así también entenderemos cómo funciona nuestro modo de pensar, de imaginar, y hacia dónde vamos.
Ahora bien, el que estudia lo hace por aprender un tema determinado que si no tiene motivaciones auténticas se olvida a la vuelta de la esquina, en cambio el que lee por placer o por satisfacción y por voluntad propia ese ser humano poco a poco se convierte no solo en una persona culta si no también en un amante de la sabiduría que lo puede convertir en un ser humano sabio, y ya sabemos que toparnos en la existencia con un ser humano sabio es misión muy difícil y a veces hasta imposible en sociedades deprimidas y de urgencias económicas y necesidades básicas insatisfechas que tenemos que cumplir.
Por eso para leer y escribir lo recomendable es empezar en la adolescencia y la temprana juventud, porque como lo decía Gabriel García Márquez “loro viejo no aprende a hablar”, esto sin olvidar que toda norma tiene su excepción.

DIFERENCIA ENTRE ESCRIBIR BIEN Y EL ARTE VERDADERO

Es cierto que con esfuerzo, con voluntad férrea y con disciplina podemos desarrollar el hábito de la lectura y el mérito de escribir bien, es decir, escribir bien para una época o un tiempo determinado, y es que hay escritores que tienen fama así como la tiene cualquier artista musical de moda: por cinco, diez veinte años; sin embargo el verdadero escritor artista es eterno, no pasa de moda y conforme pasa el tiempo aumenta su fama y su influencia no solo en su cultura y país, sino también en el mundo. Hay un abismo insondable y que califico de terrible porque el espíritu y el cuerpo sufren escalofríos y entran en un mundo tenebroso y oscuro a través del cual se llega a la iluminación, a Dios en términos muy complejos, pero es ese puente invisible lo que diferencia al escritor llano o que escribe bien del que realmente es un artista de la palabra escrita.
Por lo menos esta es mi comprensión del oficio del Arte de escribir. En mis inicios de escritor, cuando leía un libro por noche, y también cuando me amanecía perfeccionando un párrafo o una línea, sufrí extremadamente física y espiritualmente, no puedo decir de ningún modo que para mí escribir ha resultado fácil, ha sido un trabajo tortuoso y lo sigue siendo porque busco, al menos cuando escribo literatura, la perfección en el ritmo, la intensidad, el argumento, la estructura dramática, en la sintaxis de los personajes y tantas cosas que tiene una obra de arte escrita, toda esta experiencia también me ha creado un modo de ser, es decir un perfil humano. Soy un hombre de crisis constantes en lo emocional y existencial, lo cual no significa que todo escritor que escribe o escritor artista deba pasar la misma experiencia, pero en mi caso es así, aunque con el tiempo uno aprende a controlar sus desequilibrios y a utilizar determinadas mañas para adaptarse a la realidad cotidiana puesto que la realidad de un artista escritor, siempre bajo mi juicio, es otra, es la que está inventando o creando no solo para él también para la humanidad.
Finalmente creo que escribir como arte es rebelarse consciente o no contra nuestro Creador, sabemos que somos limitados, frágiles y minucias en relación al espacio y tiempo cronológico del universo, sabemos que hay una perfección misteriosa y divina en el orden de las cosas con su propia lógica y sus propias leyes, el escritor y el artista quieren agregar algo a lo que Dios hizo, quieren dejar un testimonio en su paso por el mundo, pero ese testimonio apenas es un soplo, un suspiro, por tanto un fracaso bien premeditado. Todo escritor artista está condenado a un fracaso irremediable porque como ser humano solo sabrá quien es cuando abandone este mundo.

En la foto Ubaldo Gil (izquierda) junto a los escritores Luis Carlos Mussó y Miguel Donoso Pareja.

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