Por: Ubaldo Gil Flores
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Como todos los años junio es un mes para recordar, reflexionar y replantearse la gesta heroica del 5 de Junio de 1895, fecha de la Revolución Liberal, liderada por el “mayor ecuatoriano de todos los tiempos”, a quien más que general de las derrotas debemos considerarlo el estadista y el mártir, lo primero por su capacidad de visionario para entender lo que era y es la modernización de un estado laico, es decir, libre de las artimañas del clero católico que ahora incluso no quiere perder sus canonjías y sus beneficios frente al estado ecuatoriano en claro abuso de la sensibilidad de una población pobre y miserable a la que prefieren mantenerla así para explotar su inocencia y sentido religioso (ojo: escribo de las superestructuras de estas institución, no del sacerdote o feligrés que a sus modos son santos y realmente viven la palabra de Cristo) del modo más despiadado.
Por otro lado Alfaro es un mártir por cuanto sabía que al morir de modo tan horrendo dejaba asentado un legado histórico que quedaría en la conciencia nacional para atormentar a quienes -grupos de poder político liberales o conservadores, aunque ahora se llamen izquierdistas de vaya a saber uno qué- impiden el desarrollo auténtico de la patria. Y ya sabemos hasta la saciedad que el nuestro es un país rico, como lo decía el sabio Humbolt, Ecuador es un mendigo sentado en un banco de oro.
Esta fecha también es un motivo de discursos trasnochados, de retórica de cocina, de oportunistas de última hora y sobre todo de cínicos a tiempo completo, si no cómo entender que gentes de la partidocracia tradicional ahora fingen como alfaristas y se unen al gobierno de turno en actos de verdadera vergüenza que harían sonrojar hasta a Judas. Porque todo dogma es respetable siempre que el que lo pregone sea coherente y consecuente con sus principios, y de hecho no creo que en términos llanos ningún principio sea de propósito nefasto.
Cotidianidad y pensamiento político
El investigador Germán Ferrero Medina invitado especial al Paraninfo de la ULEAM para disertar sobre este tema, nos trajo varios datos y una interpretación histórica que para muchos resultó trascendente en la comprensión de las historias de Ecuador y Colombia, por un lado plantea que desde 1830 cuando dejamos de ser la Gran Colombia y un solo país, al contrario de lo que hemos o podíamos imaginar toda nuestra historia ha sido un constante punto de reveses: mientras en Colombia mandan la tendencia liberal en Ecuador manda el poder conservador, y viceversa, y así hasta nuestros días, por tanto el conflicto que ahora tenemos con Colombia no es gratuito responde a leyes históricas que hay que estudiar para transformarlas.
Para Ferrero el actual presidente Uribe trata de desmontar la Asamblea Constituyente de 1991 de su país, y en cambio en estos momentos en Ecuador se trata de hacer una constitución de corte liberal o de “socialismo del siglo XXI”. Es decir o bien por fuerzas internas o externas somos como dos trenes que van en sentido contrario, pero esto a nivel de cúpulas de poder, el pueblo llano o el ciudadano bien entendido sabe que solo la educación, una religión bien aplicada y honesta con los principios cristianos, así como el afán de modernizarnos es lo que a la larga puede permitir reencontrarnos como hermanos que en el fondo somos, y desde luego para solucionar guerras civiles no declaradas y encontrar un proyecto no solo de paz y armonía entre nuestros países si no también en la región de América del Sur.
El liberalismo radical
Respecto al liberalismo radical practicado y bien concebido por Alfaro es necesario señalar que desde 1939 el patriota Alfonso Mora Bowen en un hermoso libro dedicado a descifrar las claves de nuestra historia después de la muerte de Alfaro y señalar con razonamientos válidos y orientadores incluso hoy, citando a Velasco Ibarra apunta a la confusión política ya desde ese año, cuando dice: “todo saltimbanqui de la política y de las ideas que quiere medrar y tener éxitos vanidosos se llama en el Ecuador de Hoy, izquierdista, y según los días y el humor, se especifica como liberal, como socialista o como comunista; y algunos tan ridículos que se llaman liberales-socialistas-comunistas.”
Pero el mismo Mora Bowen, refiriéndose a Velasco Ibarra sentencia de modo contundente una frase lapidaria hasta hoy: “Este fenómeno que con tanto acierto anota uno de nuestros políticos -en quien también se podría puntualizar igual confusionismo- no es el resultado del acaso, si no la influencia necesaria de un medio pervertido por el clericalismo, fundado en la máxima de divide et impera…”
Esto analizado en 1939. Cualquier parecido con la realidad presente es pura coincidencia. Pero lo último que podemos perder es la esperanza y para ello la primera salida es estudiar los procesos históricos, políticos, económicos, educativos, de nuestro país y para ello tienen un responsabilidad enorme la partidocracia tradicional que no podemos condenarla a la desaparición, y también los nuevos movimientos, hacer lo contrario, es decir, no formar a sus bases y dirigentes es ya caer por el propio peso en la ignominia y el sofisma.
Portada del libro Vida cotidiana, viajes y política en Antioquia y Caldas (memorias de Justiniano Macía Vélez) de Germán Ferro Medina.
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