Por: Ubaldo Gil Flores
De cholos y montuvios
Tuve la oportunidad de conocer e intercambiar criterios con Don José Antonio Gómez Iturralde, junto a Willington Paredes, Wilman Ordóñez, Medardo Mora y otros intelectuales de la Costa ecuatoriana cuando nos propusimos luchar por la defensa de nuestras culturas, sobre todo en lo relacionado al ser montuvio y cholos en esta parte de la geografía ecuatoriana, lucha tenaz y constante por cuanto la modernización del país nos ha tomado sin señales de identidad claras, por tanto muchos teníamos o tenemos vergüenza de decir (nos) soy cholo o soy montuvio, lo cual significa muchas cosas desde el punto de vista antropológico, cultural, sociológico, histórico…
La lucha empezó contra la televisión ecuatoriana que en muchos de sus programas denigra al montuvio y al cholo, como seres Humanos y como culturas. Pero además hubo que ir depurando los conceptos y entender, por ejemplo, que si bien hay montuvios, no es lo mismo el de las cuenca del Guayas que el de Manabí y así en una serie de matices etnoculturales que hay que seguir desentrañando ante la arremetida de las tecnologías y la globalización, donde debemos estar inventándonos y creándonos constantemente sin dejar nuestras raíces básicas.
Gracias a estos intercambios por lo menos se logró que el montuvio y lo montuvio aparezcan en la nueva constitución claramente visibles, y es que entre otras cosas -y esto lo digo con certeza y con variadas pruebas y argumentos- siempre hay desde Quito el poder central, conscientes o no, un afán de superioridad cultural e intelectual (confunden el ser educado o tener buenos modales con el ser inteligente y creativo) o el propósito no declarado de impedir que nos desarrollemos en lo artístico y cultural, y obviamente como tienen las riendas del estado en sus manos lo pueden hacer.
Qué les va interesar que las autonomías se concreten…
A mi juicio de eso se trata este tema de querer que el Archivo Histórico del Guayas pase a manos del Banco Central (aunque hayan dado marcha a tras en este nefasto propósito) o también que en la desesperación el AHG quiera depender o estar supeditado al Municipio del Guayas, porque en ambos casos sería someter al trabajo investigativo y cultural a los vaivenes del juego político que es otra cosa y tiene fines y principios muy adversos o en contraposición a la libre investigación y divulgación de la cultura. Esto sin que dejemos de aceptar que el artista o investigador tiene derecho a un soporte ideológico pero jamás puede estar sometido o supeditado a un poder o gobierno de turno.
Los tiempos actuales nos han enseñado que frente al tortuguismo del estado y sus ocasionales inquilinos en el poder lo ideal es que el trabajador cultural tenga un espacio de manejo con fundaciones o corporaciones bien entendidas, es decir, la agilidad de la empresa privada y la libertad para actuar conforme los postulados de cada grupo académico o artístico.
De nacionalidades y otras ridiculeces
Pese a defender el ser cholos y montuvios jamás se nos ocurrió estar formulando “la nación montuvia o chola” como muchas etnias o grupos culturales pretenden ahora, tratando de desintegrar a un estado pequeño y al que le pueden hacer un daño irreparable por la confusión y frustración que pueden generar al interior de sus propias culturas.
Don José Antonio Gómez Iturralde
El perfil biográfico de Don José Antonio es el de un guayaquileño de cepa multifacético, prolífico como hombre de empresas y como historiador y administrador del trabajo cultural, tiene lo que considero el Don, y esto en una sociedad “bastarda” sin raíces claras, donde cualquier cínico se enriquece en la Cosa Pública o no se aceptan las jerarquías y se respetan las trayectorias personales y familiares, resulta una afrenta, mucho más para quienes toman la vida política, el trabajo de escritura o cultural como desfogue para resentimientos sociales que no es lo mismo estar sentido del funcionamiento de nuestra sociedad.
Por ello creo que ante este hecho los manabitas debemos replantearnos que nos unen más los lazos culturales e históricos con Guayas antes que con otras regiones del país, obviamente sin que olvidemos que los intereses de las cúpulas económicas cada cierto tiempo alimentan las divisiones entre nosotros mismos, lo cual resulta comprensible porque así mismo es todo desarrollo social y económico, es un tira y hala, se da hasta entre hermanos, y sobre todo cuando no hay un proyecto de desarrollo de país y de nación, es decir humano, que sea común y supere las inevitables asperezas de la naturaleza del Hombre.
Trabajo es trabajo
El Archivo Histórico del Guayas se fundó en 1971 por gestión de Julio Estrada Ycaza en la presidencia de Velasco Ibarra, primero con la intención de recoger la mayor cantidad posible no solo de la memoria de Guayaquil si no también de la Costa ecuatoriana, y desde luego del país, todo esto, dentro del contexto iberoamericano y mundial. En 1980 el Banco Central lo financia vía comodato y luego, en 1997, tras una década de percances lo administra la Fundación Miguel Aspiazu Carbo que preside Don José Antonio Gómez Iturralde quien para ese año es designado Director del Archivo.
Entre las “pocas” cosas o bienes materiales que tiene este Archivo y su fenomenal trabajo sobre la cultura, la historia, la economía, el folklore… constan 10.792 volúmenes en la biblioteca, 14.859 unidades de papeles manuscritos entre los cuales varios datan del siglo XVII, 2.687 folios con periódicos de más de 100 años, una sala con 5.700 fotos con imágenes de mediados del siglo XIX hasta la presente fecha; el mismo Archivo ha dictado seminarios de capacitación y asesoramiento a miles de docentes y se constituyen en una de las instituciones más serias en la documentación y orientación para comprender e interpretar nuestras culturas. La institución no es culpable si los tiras piedras y quemas llantas que han destruido a la educación ecuatoriana no asisten o no quieren ilustrarse, ni les interesan las propuestas de esta institución.
Manta, junio del 2008
En la foto, momento en que José Gómez Iturralde discutía, junto a un grupo de intelectuales manabitas, sobre la identidad chola y montubia de la Costa Ecuatoriana.
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