A las 19h00 del pasado 22 de octubre, el Centro Benjamín Carrión de la ciudad de Quito, fue el escenario para que 17 puñaladas no son nada (antología personal de poesía y relato) de Pedro Gil, se presentara a la comunidad quiteña. Hasta este espacio cultural más de una veintena de asistentes, conformado por escritores, periodistas y editores, se dieron cita.
Ubaldo Gil, Director de Editorial Mar Abierto, fue el encargado de inaugurar el acto, donde destacó la trayectoria de Pedro y todo el proceso que conllevó la publicación de esta antología personal que reúne todos sus poemarios y ofrece una muestra de próximas publicaciones (El príncipe de los canallas y Clínico). Además anunció al público que Mar Abierto publicará en los próximos meses un libro biográfico de Pedro, escrito por la poeta manabita Damia Mendoza. Pero sobre todo Gil resaltó el trabajo que un editor debe mantener al momento de seleccionar y reconocer una obra bien sustentada, porque el editor es quien invierte y apuesta por un autor, pero esta apuesta debe ser lograda con un verdadero sentido crítico donde la valoración literaria esté ante todo.
Xavier Oquendo destacando la obra de Pedro Gil.
Posteriormente Ramiro Arias, Director de Editorial Eskeletra, argumentó la importancia de la poesía en Ecuador desde representantes significativos como Pedro Gil, y sobre todo la labor del editor como el responsable de hacer que un autor (en este caso poeta) logre una adecuada proyección de su obra. En este aspecto también se refirió a poetas quiteños (sobre todo a quienes han sido parte de su sello editorial).
Xavier Oquendo, escritor capitalino, en su análisis en torno a 17 puñaladas no son nada, aseguró que: “(Pedro Gil) ha sido considerado marginal por una crítica poco exhaustiva. Su obra, sin embargo, es el único discurso serio de la poesía social en esta generación. Construye su voz poética tomando el yo como referente y personaje. Expresa el prosaísmo desgarbado de la realidad a través de las más crudas y poderosas metáforas”. Oquendo (y esto por su amplia experiencia como crítico y también editor) aseguró que Pedro Gil es el peor enemigo de Pedro Gil, porque su poética funciona desde la parte autocrítica y castigadora. Su análisis sentenció, en la parte final, que “se trata de una voz inusual en la poesía actual del Ecuador”.
Pedro Gil leyendo varios de sus poemas.
Finalmente Pedro Gil, rememoró y compartió con el público la historia de sus peores días de juventud en esta misma ciudad que ahora lo acoge (al igual que otras del país) como el poeta triunfador. Revaloró su poesía y volvió a refutar el término de “maldito”, porque para él sigue siendo un estigma en su vida y obra. Recurriendo a su humor negro y sarcástico invitó a los presentes (poetas y amigos) a revalorar la poesía ante todo, a dejar a un lado el interés por ser famosos y luego escritores, a evitar la simple figureteada con escritores de reconocimiento internacional (esto a propósito de la estadía de Leopoldo María Panero en Guayaquil) y ante todo trabajar, porque para él la poesía es un trabajo que urge mucha dedicación.
Su intervención la concluyó con la lectura de algunos de sus poemas, entre los que sobresalió Breve biografía:
He recibido bravos hurras y aplausos
por sudar y escribir El Poema.
Gracias, muchas gracias.
amigos parias.
Amigos con carros. Muy amables amigos académicos.
Aquí tengo mi talento. El Poema.
El que salí a buscar
desde la entrepierna de mi madre.
¿qué hago con él? ¿se los doy? ¿lo quieren?
¿me lo como? ¿qué hago?
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