Por: Patricio Lovato
Manta, 23 de diciembre del 2014
Transformar una realidad que vaya
más allá de la condición personal, más bien que integre a toda la comunidad
regional, del país y busque encuentros con el mundo, deja ver un proceso largo
y que debe tomar generaciones de un trabajo incesante. Esa realidad fue asumida
en un inicio por el joven Ubaldo Gil Flores, nacido en Manta en el año 1965,
cuando si acaso esta ciudad crecía en obras portuarias, flota pesquera e
infraestructura industrial, aunque su condición de aldea de pescadores era
visible, para él, a partir de la educación, y dentro de este amplio espectro,
la cultura, el arte, principalmente el camino que conduce a ellas, la lectura.
Ubaldo Gil junto a sus colaboradores Alexis Cuzme y Carla Mendoza. |
Cuando el poder se desentiende de
los grupos sociales y no le interesan sus derechos básicos, tan solo su fuerza
de trabajo, es factible que los niños y jóvenes se echen a perder, en especial
cuando nacen en barrios pobres. Pocas posibilidades quedan para que algunos se
echen a ganar, y más que intuyan, se convenzan que los libros son el aliado perfecto
para conocer, incluso entretenerse para encontrar nuevos horizontes que amplíen
la visión, prácticamente se autoformen básicamente y tomen como complemento la
educación formal de escuela, colegio y universidad.
Ubaldo Gil (1965-2013). |
De esta condición y con esta
práctica creció Ubaldo Gil, arrimándose pronto a los pocos intelectuales que
merodeaban por la ciudad y ubicando las obras que recomendaban, las que lo
llevaban a nuevas lecturas y de estas a perfilar su personalidad que decantó en
la obsesión por transmitir lo que leía, lo que alimentaba su conocimiento para
ampliar el sentido de la realidad que ahora debía transmitirlo como docente a
sus alumnos del colegio.
Ubaldo junto a su última publicación "Amor más allá de Madrid". |
Sus horizontes se ampliaron desde
la universidad, lugar al que llegó ya con una clara misión de establecer una
editorial. Repetía constantemente: lo que se investiga y se escribe, y no se
publica, no existe. Para hacerle mucho bien a él personalmente y luego a la
ciudad en un grupo de jóvenes, llegó a Manta, mediante un convenio suscrito
entre el Banco Central del Ecuador con su División de Cultura y la Universidad
Laica Eloy Alfaro de Manabí (ULEAM) en 1992, llegó el escritor guayaquileño
Miguel Donoso Pareja, promotor con mucho éxito de talleres literarios para
jóvenes autores, ya sea en México DF o en ciudades como Guayaquil o Quito.
Durante cinco años participó en prácticas de revisión de textos de los
participantes donde se privilegió la creatividad personal y la maduración del
proceso de formación de escritores, con lo que su rumbo, que ya era sólido, se
reafirmó en el amor a la literatura, en todas las variantes como poesía,
cuento, novela, ensayo. Tal es caso que fue protagonista en el diario El
Mercurio, en el análisis crítico de todas las obras que se presentaban en el
Festival de Teatro de Manta, organizado por el grupo La Trinchera, del que fue
su creador.
Ubaldo junto a su hermano Pedro durante una entrevista radial en Quito. |
La necesidad de más conocimiento
científico especializado lo llevó a Madrid y Málaga a estudiar Comunicación,
Filología y Semiótica, fue a partir de ahí que prácticamente todos sus
instrumentos intelectuales, se pusieron al servicio de la causa de transformar
primero su medio. Ya la idea de la editorial había madurado dentro de un
proyecto estratégico, desde donde, amparado en una frase: ideas complejas,
pasos concretos, soluciones simples, pudo convertir en realidad un sueño
personal, aunque creado para visibilizar autores locales y nacionales que
tenían disponibles obras de gran valor, también se promocionaron valores
jóvenes dentro de los géneros literarios que se desenvolvieran, para todos
ellos, y mediante un trabajo diario, al que en lo personal hay que calificarlo
de infatigable, logró posicionar primero una revista libro denominado
Cyberalfaro, repleta de contenidos y temas que trataban aspectos inéditos que
iban desde el cantón, por la provincia
de Manabí, hasta estudios del país y temas universales que contextualizaran el
mundo, con esta práctica se dio paso al desarrollo de una marca: Editorial Mar
Abierto, posicionada en el mercado
nacional y en proyección en las ferias internacionales, donde participó, sea en
la de Bogotá o en la de Guadalajara, la idea multiplicarla, en base a
colecciones que se abrían permanentemente dada la creatividad de los autores:
sea en literatura, historia, política, filosofía, educación, sociología, todas
las ciencias que vincularan directamente el conocimiento universitario con su
aplicación en beneficio de la comunidad a la que se debe, así como de otros
sellos editoriales. Es en este punto donde hay que destacar la importante
participación de la autoridad universitaria de la ULEAM, a la hora de ejecutar
este proyecto dotándolo de recursos financieros.
Su quehacer de docente y
escritor, se veían superados permanentemente con las ocupaciones y el tiempo
que le dedicaba a las tareas de editor. Cada detalle por mínimo que fuese era
evaluado íntegramente dentro del proceso de edición. Trátese de la corrección
de textos, la diagramación o el diseño gráfico, eran vistos minuciosamente y
proclamados como un acto de estricta responsabilidad y ética para con su equipo
de trabajo. Pero no todo terminaba ahí. Desde su incesante accionar quedaba
tiempo para pensar en que todas las universidades deberían desarrollar sus
propios procesos editoriales, y para ello apoyarse en red, surge así una serie
de conexiones con varios colegas suyos, directores de sellos editoriales
maduros, con los que emprende en la fundación de la Red de Editoriales
Universitarias y Politécnicas del Ecuador (REUPDE) para como agrupación, a más
de compartir experiencias y objetivos comunes,
expandirse a otras geografías relacionadas con el quehacer editorial
como la Asociación de Editoriales Universitarias de América Latina y el Caribe
(EULAC).
Ubaldo compartiendo un almuerzo con editores universitarios. |
Ver crecer y vigorizarse, a Mar Abierto y REUPDE, ponerse al día en las
tareas editoriales fueron su vértigo de trabajo diario, el tiempo que le
quedaba al día, lo destinaba a la promoción como salida lógica de las
publicaciones. Su trato personal y a fondo con los distintos autores, las
participaciones en ferias, los foros en las presentaciones de libros, las promociones
y anuncios, tanto en redes como en medios impresos, hablados o de imagen,
coparon sus estrategias, así como su proyecto de las librerías, redondean la
idea inicial de un hombre dispuesto a
cambiar la realidad de su entorno inmediato, de posicionar una nueva
editorial en un lugar periférico del país como Manabí, para tenerla como
ejemplo de que si se trata de perseverancia, acá existe eso para el trabajo, si
se trata de talento, acá existe el suficiente para dar cabida e impulsar
autores, finalmente si se trata de difundir el conocimiento universitario, la
entidad regente dispone de una editorial estructurada en ese proceso.
Ubaldo Gil murió temprano
(Guayaquil 2013), fue la única manera de que quedaran sus tareas inconclusas, a
pesar de eso su legado es ejemplar: dio mucho más de lo que le dieron quienes
tienen la obligación, por estar en el poder, de educar, de leer, de escribir,
de publicar, para revertir el abandono, para que la ignorancia no nos niegue.
Lápida en memoria de Ubaldo Gil en el cementerio Jardines del Recuerdo. |
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