Ocho niñas del elenco junior del Centro de Danza Montedearte abrieron sus faldas floreadas, bailaron una Polca Porteña que emocionó a Wilman Ordóñez, autor del libro Alza que te han visto, obra en dos tomos que esa noche (20 de mayo) lanzaba en la Sala de Conciertos de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (Uleam).
Después, dos parejas de la Compañía de Danzas Costeñas Retrovador, dirigida por Ordóñez, presentaron un conjunto de pasacalles litoralenses, de esos que hablan del campesino que trabaja duro y que guarda tiempo para el romance, para la alegría. Y como en buena fiesta montubia no faltó un mano a mano. Montedearte, dirigido por Jessy Sánchez y Carlos Delgado, en sus intervenciones intermitentes interpretó Amorfino no seas loco, baile manabita cuya letra y música se debe al chonense don Manuel de Jesús Álvarez. También bailaron Moño (conocido también como Agárrate). Finalizaron con la coreografía Campiña Manabita.
Retrovador representó sobre las tablas al montubio galante, a la china coqueta, a esa relación que parecería del toro que enviste a la vaca, lo hicieron con esa jota del Guayas; Corre que te pincho. Se despidieron con Alza que te han visto, baile de Guayaquil, de Los Ríos y la de la región entera. Erótico, persecutorio y de versos controversiales: Alza alza que te han visto, no te han visto visto nada, dicen dicen que te han visto la enagua enagua bordada.
El cantante Juan José Jaramillo interpretó un popurrí con los pasillos Romance de mi Destino, Como te adora el sol y Pesares.
Después, dos parejas de la Compañía de Danzas Costeñas Retrovador, dirigida por Ordóñez, presentaron un conjunto de pasacalles litoralenses, de esos que hablan del campesino que trabaja duro y que guarda tiempo para el romance, para la alegría. Y como en buena fiesta montubia no faltó un mano a mano. Montedearte, dirigido por Jessy Sánchez y Carlos Delgado, en sus intervenciones intermitentes interpretó Amorfino no seas loco, baile manabita cuya letra y música se debe al chonense don Manuel de Jesús Álvarez. También bailaron Moño (conocido también como Agárrate). Finalizaron con la coreografía Campiña Manabita.
Retrovador representó sobre las tablas al montubio galante, a la china coqueta, a esa relación que parecería del toro que enviste a la vaca, lo hicieron con esa jota del Guayas; Corre que te pincho. Se despidieron con Alza que te han visto, baile de Guayaquil, de Los Ríos y la de la región entera. Erótico, persecutorio y de versos controversiales: Alza alza que te han visto, no te han visto visto nada, dicen dicen que te han visto la enagua enagua bordada.
El cantante Juan José Jaramillo interpretó un popurrí con los pasillos Romance de mi Destino, Como te adora el sol y Pesares.
La memoria
Después de los artistas subió al escenario Joselías Sánchez. Los bailes lo habían puesto contento, le habían despertado la memoria; el recuerdo de su tía Sunsia cantando el Alza que te han visto en el recinto Bijagual de Calderón, el charrasqueado de la guitarra, el guarapo circulando de vaso en vaso, los cuentos del tío tigre y el tío conejo. Evocó eso y más en la presentación que hizo del libro Alza que te han visto, obra publicada con los sellos de las editoriales Mar Abierto (Manta) y Eskeletra (Quito).
“Cuando leo esta obra en dos tomos como que se me realiza un sueño. Vengo predicando la necesidad de estructurar una cosmogonía costeña que recupere la patria el Ecuador, naciendo desde las playas hasta el litoral costeño, hacia los montes andinos. Necesaria etnografía para reafirmar nuestra identidad cultural que, sin desestructurar la nacionalidad ecuatoriana inexistente, le recupere a la plurinacionalidad para reconocernos como una diversidad en la unidad ecuatoriana (...). Cuando se recorren los caminos que traza Wilman Ordóñez Iturralde como que esos sueños se vuelven reales. Alza que te han visto, historia social de la música y los bailes tradicionales montubios, es una obra infinita para la cosmogonía costeña”, expresó Sánchez.
Después de los artistas subió al escenario Joselías Sánchez. Los bailes lo habían puesto contento, le habían despertado la memoria; el recuerdo de su tía Sunsia cantando el Alza que te han visto en el recinto Bijagual de Calderón, el charrasqueado de la guitarra, el guarapo circulando de vaso en vaso, los cuentos del tío tigre y el tío conejo. Evocó eso y más en la presentación que hizo del libro Alza que te han visto, obra publicada con los sellos de las editoriales Mar Abierto (Manta) y Eskeletra (Quito).
“Cuando leo esta obra en dos tomos como que se me realiza un sueño. Vengo predicando la necesidad de estructurar una cosmogonía costeña que recupere la patria el Ecuador, naciendo desde las playas hasta el litoral costeño, hacia los montes andinos. Necesaria etnografía para reafirmar nuestra identidad cultural que, sin desestructurar la nacionalidad ecuatoriana inexistente, le recupere a la plurinacionalidad para reconocernos como una diversidad en la unidad ecuatoriana (...). Cuando se recorren los caminos que traza Wilman Ordóñez Iturralde como que esos sueños se vuelven reales. Alza que te han visto, historia social de la música y los bailes tradicionales montubios, es una obra infinita para la cosmogonía costeña”, expresó Sánchez.
Dedicatoria y gratitud
Ordóñez dedicó el evento a un cantor que todos los días después de las tres de la tarde se sienta a cantar y a contar historias en el Malecón Escénico de la playa El Murciélago. “Para Don Alfonso, para él que no sabe que le dedico esta noche y que pude grabarlo después de tanto tiempo, es ciego, tiene 71 años y quizá prontamente se nos vaya, es bueno que asumamos que en él se deposita y se custodia la memoria oral de la música . Sería terrible que no se logre hacer un documento, un testimonio necesario de lo que él cuenta y canta en el Malecón Escénico. Hoy me cantó tres chigualos, tres guarachas dos valses y cinco pasillos”.
Ordóñez agradeció al Dr. Medardo Mora Solórzano, rector de la Uleam, por el apoyo brindado a un guayaquileño. “Sin él no hubiese producido esto, sin él no podría estarles hablando de este testimonio. Gracias en nombre de Retrovador, de Guayaquil”. Además agradeció a Ubaldo Gil, editor de la Editorial Mar Abierto. “Ubaldo se convierte en el sistematizador de lo que yo escribo y de lo que yo pienso”. Ordóñez dejó sentada su gratitud también para su amigo, el poeta mantense Pedro Gil. Aprovechó la ocasión para felicitarlo porque recientemente la Uleam le realizó un homenaje a propósito de su cumpleaños.
El folclorista indicó que asumió el trabajo investigativo de los montubios para visibilizar a una cultura que por muchísimos años ha estado subsumida y bloqueada por los poderes dominantes, por una burguesía que no ha querido vindicarlos o reivindicarlos.
Ordóñez dedicó el evento a un cantor que todos los días después de las tres de la tarde se sienta a cantar y a contar historias en el Malecón Escénico de la playa El Murciélago. “Para Don Alfonso, para él que no sabe que le dedico esta noche y que pude grabarlo después de tanto tiempo, es ciego, tiene 71 años y quizá prontamente se nos vaya, es bueno que asumamos que en él se deposita y se custodia la memoria oral de la música . Sería terrible que no se logre hacer un documento, un testimonio necesario de lo que él cuenta y canta en el Malecón Escénico. Hoy me cantó tres chigualos, tres guarachas dos valses y cinco pasillos”.
Ordóñez agradeció al Dr. Medardo Mora Solórzano, rector de la Uleam, por el apoyo brindado a un guayaquileño. “Sin él no hubiese producido esto, sin él no podría estarles hablando de este testimonio. Gracias en nombre de Retrovador, de Guayaquil”. Además agradeció a Ubaldo Gil, editor de la Editorial Mar Abierto. “Ubaldo se convierte en el sistematizador de lo que yo escribo y de lo que yo pienso”. Ordóñez dejó sentada su gratitud también para su amigo, el poeta mantense Pedro Gil. Aprovechó la ocasión para felicitarlo porque recientemente la Uleam le realizó un homenaje a propósito de su cumpleaños.
El folclorista indicó que asumió el trabajo investigativo de los montubios para visibilizar a una cultura que por muchísimos años ha estado subsumida y bloqueada por los poderes dominantes, por una burguesía que no ha querido vindicarlos o reivindicarlos.
Medardo Mora clausuró el evento. Destacó que Ordóñez es un dilecto amigo de la universidad. “Este acto es apenas una minúscula reciprocidad por todo lo que él ha hecho. Yo calificaría esto como un documento histórico que va a sustentar aquello que a veces emotivamente venimos diciendo: que la cultura montubia no es un mito”.
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